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Fobia social
El mundo puede no tener la obligación de cuidar de usted, pero usted está obligado a cuidar de sí mismo
R.J. Ringer

El miedo a la interacción social, al posible rechazo de los demás, puede ser tan intensa que se catalogaría como una fobia.
La fobia social se define como el miedo o ansiedad intensa que producen las interacciones sociales, especialmente a la sensación de rechazo que produce el estar expuesto al juicio de los demás, así como a la reacción que tengan las otras personas al percibir su nerviosismo en las situaciones sociales
Una persona con fobia social tiene un miedo terrible a enfrentar situaciones públicas como exponer, mantener una conversación o incluso comer o beber frente a otras personas. Las fobias sociales se presentan con igual frecuencia en varones y en mujeres, y pueden estar relacionadas con sostener una relación con el sexo opuesto.

Las fobias sociales se presentan por igual tanto en hombres como en mujeres.
En los niños la fobia social existe y puede experimentarse entre su mismo grupo de edad y en adultos, expresándose a través de llantos, rabietas, quedarse paralizados, aferrarse, encogerse o el fracaso de hablar en situaciones sociales.

Los infantes tampoco están exentos de padecer alguna fobia social.
El miedo y la ansiedad son incontrolables y se prefiere evitar cualquier situación pública; esto hace que la persona empiece a excluirse y deteriorar sus relaciones familiares, laborales y sociales.
[Foto Fobia4]

La ansiedad previa al suceso motivo de la fobia es una de las características que se observan con más frecuencia.
El miedo y los pensamientos negativos suelen estar presentes días o semanas antes del evento público, viviendo un lapso largo y constante de ansiedad.

Los adolescentes es el grupo de edad que más propenso está a padecer ciertos síntomas que pueden dar origen a una fobia social.
Este padecimiento suele aparecer en la adolescencia y su origen se enfoca en un pequeño grupo de amigos; la preocupación por encajar y ser aceptado es una de las características de esta etapa de desarrollo, y cualquier experiencia traumática puede ser vital para el desarrollo de la autoestima y la forma en como se toman las críticas externas.
Algunas de las fobias sociales son restringidas como, por ejemplo, la persona no tiene miedo de estar en situaciones sociales, únicamente de ser observado comiendo en público o realizando una actividad en específico.
No solo existe la preocupación por ser juzgado, sino que existe la ansiedad por cometer algún error y ofender a otras personas, originando una sensación de rechazo por parte de los demás.

Los ataques de pánico son las expresiones más extremas de una fobia social.
El miedo que la persona experimenta puede ser tan fuerte que le produzca malestares estomacales como náuseas, diarreas o vómitos, además de migrañas, úlceras estomacales, entre otras complicaciones crónicas. Algunos síntomas son visibles y esto hace que generen más vergüenza, como los temblores, la sudoración, el lagrimeo, el sonrojo o el tartamudeo.
La fobia en su estado más extremo puede estar acompañada de ataques de pánico durante los que la persona puede sufrir una parálisis, o incluso un ataque cardiaco.

La ansiedad generada puede ocasionar que la persona se vea afectada en sus tareas cotidianas, ocasionando con esto más estrés.
La ansiedad puede hacer que la persona experimente dificultad para concentrarse, afectando su rendimiento en la tarea y exponiéndola a una posible equivocación que le genere más estrés y alimente la ansiedad, empeorando con esto su condición.
El miedo o la evitación es constante y debe estar presente en un período de seis meses para ser llamada una fobia como tal, aunque en ocasiones se presenta con demasiada intensidad que su tratamiento debe ser inmediato. Es por eso que este padecimiento, como cualquier otro, debe ser diagnosticado por un profesional de la salud y evitar a toda costa el autodiagnóstico.
La fobia social, siendo clasificada como un trastorno de ansiedad, tiene un tratamiento positivo mediante psicoterapia y la toma de ansiolíticos, prescritos por un médico especializado. Tiene un buen pronóstico de recuperación y la persona puede rehabilitarse y tener una excelente calidad de vida.
«El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen» – Tagore.
Psic. Jimena Barrera Báez
Psicóloga Clínica/Arteterapeuta
Facebook: Psicóloga Jimena Baez
E-mail: jime_n@hotmail.com
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