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Un Salario Digno

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Editorial

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Una excelente noticia para los millones de trabajadores mexicanos ha sido el anuncio del nuevo salario mínimo, más justo, a partir del primer día del próximo año 2019.

Una navidad alegre en lo noticioso, y no precisamente por la presencia del obeso Santa Claus, ha llegado hasta los millones de mexicanos que año con año, por estas fechas, vivían la tristeza de la incomprensión patronal/gubernamental cuando recibían el dato de que sería una migaja en su sobre de salario lo que debían esperar en el período anual siguiente.

No ha sido así en esta ocasión, en que un 16.2% se adicionará a su salario en el próximo año por venir, o sea, algo así como 14 pesos diarios que aliviarán su depauperada condición salarial.

Aún es insuficiente, reconozcámoslo. En este caso, lo relevante es que el viento democrático que ha ido recorriendo el país desde el día primero de julio anterior se hace notar porque va cubriendo en parte los rezagos de justicia social aún pendientes en nuestro México.

Y lo mejor es que este acuerdo ha surgido de dos fuerzas históricamente enfrentadas: los obreros organizados y el sector patronal con sus organismos representativos. Para ambos debe haber reconocimiento, porque en este caso se tienden puentes, no se amplían los espacios de división.

Eso es lo que México necesita ahora: unidad de propósitos y acciones.

A nadie beneficia un país dividido, separado por intereses grupales, sindicales o empresariales, en el que cada uno ve por sí mismo aún lesionando a los demás.

El llamado gubernamental va en el sentido de hallar una solución conjunta a los problemas heredados y esa voz se va escuchando, permea en las mentes y espíritus.

Una buena señal, como lo es este anuncio, marcará rumbos nuevos a la convivencia, pero también a la economía.

La mayor capacidad de compra impulsará a la industria, al comercio y a los servicios. Y si paralelamente se da un respiro a la producción, manteniendo sin alzas el sistema impositivo, podremos hablar de una consolidación económica en México que será base a una reactivación de nuestras capacidades para crear en el corto plazo mejores formas de vida y convivencia.

Si las fuerzas positivas continúan afirmándose, el paso a la siguiente fase de consolidación y avances está asegurada. Y eso es lo que llamamos una aurora de felicidad compartida en la justicia y la paz social.

Ya es tiempo de que a México y los mexicanos les vaya bien: sin corrupción, con visiones de progreso compartido, sin ventajismos censurables, sin abusos. Como dijera Benito Juárez a sus compañeros de ideas y de generación en una frase que compartimos ideológicamente: “Debemos vivir en una honrosa medianía que la ley y la justicia social garanticen.”

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