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T’Ho La Mérida Ancestral – X

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Mérida

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III. PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO MUNICIPAL:

T’HÓ, LA MÉRIDA ANCESTRAL

Continúa…

 

  1. La Relación Sociedad-Naturaleza

 De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.

-Popol Vuh (trad. De Miguel Ángel Asturias, 1939).

La organización social de los mayas antiguos tenía una estrecha relación con las características del medio ambiente que los rodeaba y sostenía; los suelos, aguas, animales y plantas acompañaban al hombre en su andar cotidiano por los caminos blancos que señalaban astros y planetas: “identificación ecológica” del hombre con la tierra, la llamó alguna vez Alfredo Barrera Vásquez (1969). Los constantes movimientos de población, mencionados en los documentos más antiguos, el tiempo cíclico en las cuentas calendáricas o el culto al Sol, a los vientos, a la lluvia y a los fenómenos naturales en general, fueron impulso y sostén de la civilización maya.

Cristina Álvarez, en su Diccionario Etnolingüístico de la Lengua Maya de Yucatán (1984), escribió: “Para que el hombre pueda utilizar los recursos naturales que el medio ambiente le proporciona, es necesario que tenga el conocimiento claro y exacto de ellos, porque de éste dependen las actividades que deban realizarse”.

El patrón de asentamiento disperso que muestran la treintena de sitios arqueológicos de la mancha urbana de Mérida es punto de partida para entender la relación que los antiguos pobladores de T’Hó tuvieron con su entorno geográfico y ecológico. En el siglo XVI, Montejo el Mozo tomó en cuenta las características naturales para confirmar que T’Hó era el lugar adecuado para fundar la capital colonial de la zona. Recordaba Juan Francisco Molina Solís (1897) la observación del conquistador español: “era un sitio ameno, salubre, circundado de abundantes dehesas, refrescado por las brisas y el sueste”.

El urbanismo disperso de T’Hó tiene que ver con las características físicas y topográficas, también con el aprovechamiento que del medio hicieron los antiguos pobladores de la Provincia de Chakán. Precisamente este término maya se refiere al paisaje geográfico: “Chakán” en maya-yucateco es “sabana”. La traza de las ciudades prehispánicas estaba muy determinada por factores naturales como la presencia y accesibilidad del agua subterránea (Restall, 1997). La relación es muy evidente en el caso de T’Hó.

Pero descendamos ahora a la jungla de asfalto actual, principal centro de población del Mayab peninsular. A pesar del gran crecimiento urbano del siglo XX, Mérida sigue caracterizándose por sus zonas verdes, y no hace falta una panorámica aérea de la ciudad para observar, paseándose a pie, cómo la vegetación asoma intermitente pero densamente en el interior de los predios, en las calles y en las plazas.

La integración de aspectos ecológicos y arqueológicos ha empezado en los últimos años a ser una constante en las políticas nacionales de conservación tanto del Medio Ambiente como del Patrimonio Cultural. El Dr. Erwin Stephan-Otto (1993), director de Parque Ecológico de Xochimilco en México, D.F. -donde la recuperación de las áreas lacustres y chinamperas es el objetivo más importante-, observa desde su propia experiencia que

…el espacio construido en la ciudad es un concepto comparable al de sistema, pero a diferencia de este último, su análisis se inicia desde una perspectiva de lo humano, argumentándose con un discurso donde la unidad significa socialmente, los acontecimientos transmitidos desde el pasado, cuyas evidencias se convierten en los hitos de la historia.

La ciudad de Mérida tiene un potencial limitado desde la perspectiva interdisciplinaria. Las acciones iniciadas en 1994 en el Parque Recreativo de Oriente, con la restauración del sitio arqueológico de Chen Hó, integrado al área dedicada a jardín botánico, es una labor que merece especial atención y continuidad.

De igual manera, la valoración arqueológica en la Reserva Ecológica de Cuxtal, al sur de Mérida, aportará las directrices necesarias para proteger e integrar los espacios ancestrales que se encuentran en el área, a los programas del plan de manejo de la Reserva. Asimismo, los trabajos de arqueoastronomía en Dzibilchaltún ofrecen otra rica posibilidad en este sentido. La síntesis de concepciones en el uso de recursos naturales y culturales es una tarea que no debe postergarse. Un manejo adecuado de estos aspectos en el municipio de Mérida, tomando como centro la presencia de la ocupación maya antigua y sus etapas de desarrollo estudiados desde diferentes perspectivas disciplinarias, permitirá conocer mejor los factores humanos que determinan el deterioro o conservación de un ambiente o ecosistema determinado, y aprovechar el potencial que éste ofrece.

Ya señalamos que uno de los beneficios de darle a T’Hó la atención que merece es el enriquecimiento de la imagen citadina a partir de la recuperación de sus antiguos espacios. Adicionalmente, el estudio y conocimiento de las relaciones que aquellas poblaciones tuvieron con su medio ambiente puede contribuir a resolver formidables problemas urbanos del presente, como la contaminación del agua, y su uso y control, por ejemplo. El registro, limpieza, protección e integración de los cenotes, cuevas, pozos y aguadas del municipio es otra labor impostergable para que Mérida aproveche al máximo su potencial para ser una ciudad con una alta calidad de vida.

El estudio, salvamento y protección de los vestigios arqueológicos de Mérida nos permitirá conocer cómo sus más antiguos habitantes observaban a la naturaleza y modificaban su medio, para integrar en él su forma de vida y sus necesidades. El espacio urbano de Mérida crece aceleradamente y ese proceso irregular se refleja en los cambios del uso del suelo; de la misma manera los estratos culturales muestran, a partir del estudio arqueológico, su uso en los tiempos antiguos En los suelos poco profundos de T’Hó están enterrados los secretos de esa forma de vida, bajo el polvo quedan bloques de piedra caliza que los mayas arrancaron de la corteza de la tierra para construir sus casas, sus templos y sus palacios.

Pozos de más de 10 metros de profundidad, en algunos casos llenos de escombro, ocultan las corrientes del líquido que corre por debajo de la tierra y que en la antigüedad dio de beber y de comer (vía riego) a los lugareños. Los servicios de agua potable y drenaje están directamente relacionados con el crecimiento de la ciudad, y el deterioro ambiental en la actualidad constituye una problemática difícil y costosa. Las formas de captación de agua y los sistemas constructivos de la antigüedad, que a partir de la arqueología se pueden poner en evidencia, permitirán recuperar la antigua fisonomía de esas áreas de la ciudad, y podrían servir como experiencias para la mejora de los servicios que a partir de modernas tecnologías puedan llegar a impulsarse.

La Dra. Johanna Broda (1989), del instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, ha señalado que:

…los importantes contenidos de observación que abarcaba el culto prehispánico de la naturaleza no han recibido la debida atención… y en términos generales, la conceptualización de la naturaleza en una sociedad dada constituye la reelaboración en la conciencia social de las condiciones naturales.

En la periferia de Mérida, tanto el Parque Nacional de Dzibilchaltún como la Reserva Ecológica Cuxtal ofrecen magníficas opciones para integrar proyectos ecológicos y arqueológicos de beneficio social: el salvamento e integración de los sitios ubicados en la mancha urbana de Mérida, en sus comisarias, subcomisarias o exhaciendas, pondría en relieve en el contexto municipal y urbanístico, esa relación sociedad-naturaleza. Como observamos en el apartado anterior, el programa Patrimonio Arqueológico Municipal prevé la incorporación de las zonas arqueológicas a las políticas de protección del medio ambiente. La coordinación de las necesidades de un programa de salvamento arqueológico en Mérida con las del Programa Municipal de Desarrollo Urbano fortalecerá las acciones de ambos y es eje para la conservación del Patrimonio Cultural de Mérida.

Josep Ligorred Perramon

Continuará la próxima semana…

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