“Aquél que olvide será obligado a recordar…”
Nothingman, Pearl Jam
Siempre que finalizamos un año, nuestra naturaleza humana nos vuelve reflexivos, nos invita a revisar qué hicimos a lo largo del año. Siempre que observamos nuestro comportamiento, y poseemos el suficiente grado de autocrítica, podemos entonces identificar qué es lo que requerimos modificar para ser mejores.
Nuestro futuro depende no únicamente de nosotros sino también de los factores y del medio ambiente en el cual nos desarrollamos y, en la medida en que nos preparemos y los evaluemos, podremos usar en nuestro beneficio los resultados de nuestra introspección y observación, labrando nuestro futuro.
En nuestro país, el 2014 nos deja un sabor agridulce: mientras que, por un lado, nos permitimos soñar al lograrse los acuerdos para abrir a la inversión industrias que hasta estos momentos han estado cerradas y defendidas a ultranza por verdaderos fanáticos que viven cómodamente como políticos; por el otro lado, el grado de violencia que se vive en numerosas entidades de nuestro país (Guerrero, Michoacán, Tamaulipas son algunos ejemplos) nos hace evidente que la seguridad y la impunidad se encuentra en polos diametralmente opuestos.
Sin embargo, creo que el principal logro en este año ha sido que ahora estamos dispuestos a exigir cuentas a nuestros gobernantes, que sus escándalos ya no serán olvidados y que, por lo tanto, deberán prepararse para rendir explicaciones y cuentas claras. Nuestro país, con nosotros sus ciudadanos, no estamos dispuestos a que las cosas sigan como hasta la fecha. Esto reducirá el nivel de impunidad y, al mismo tiempo, hará evidente a todos quiénes son dignos de confianza, y quienes pertenecen en celdas.
Cuando observamos lo que sucede en nuestro estado, lo anteriormente expuesto pesa aún más: llevamos varios sexenios en los que no se aprecia inversión, pero los gastos han aumentado estratosféricamente, principalmente en salarios y gastos superfluos. Las sonrisas en las caras de los políticos, muchos de ellos advenedizos y sin otro afán que el de llenarse los bolsillos haciendo “como que trabajan”, son burlas a sus gobernados.
2015 es año de elecciones, y estoy seguro de que varios ciudadanos “cobraremos” esas burlas en las casillas de votación, esperando que –ahora sí– tengamos autoridades que sepan rendir cuentas y que tengan una idea de lo que se requiere para que crezcamos.
Deseo, como muchos de ustedes, para mis hijos un país y un estado en el que encuentren oportunidades de desarrollo, oportunidades de contribuir a mejorar nuestro entorno, donde la honradez y el crecimiento económico se lleven de la mano y sean consecuencia uno del otro.
Desde esta perspectiva, si bien el 2014 cierra con resultados ambivalentes, el 2015 se ve claro: las cosas necesariamente deben cambiar para todos, y más les vale a los políticos hacer las cosas de manera diferente, recordar que están para servirnos y que, de no hacerlo, exigiremos que lo hagan.
Feliz 2015 para todos…
Gerardo Saviola