Pedro Vargas en La Habana

By on agosto 4, 2022

Atisbando en los Recuerdos

Mirtha Martínez Casado y Pedro Vargas en La Habana en el año de 1958.

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA & JOSÉ RUIZ ELCORO

La transculturización artística de mediados del siglo anterior entre México y Cuba fue muy estrecha. Una de las personas que escribe con responsabilidad histórica de estos hechos es la periodista cubana Josefina Ortega, que trabaja y escribe para “D´Cubanos” con sencillez, pero apoyada en registros históricos que cuida minuciosamente la Industria de la Radio y Televisión Cubana. Lo anterior me consta por mis visitas a esta empresa, al Instituto Cubano de la Música cuando lo dirigía la pianista Alicia Perea,  o al Lic. Jesús Gómez Cairo cuando fue director del Centro de Investigación y Difusión de la Música Cubana “Odilio Urfé”, y posteriormente Director del Museo de la Música de Cuba. Junto con el investigador José Ruiz Elcoro le dieron la brillantez que hoy tiene.

Cuentan que de joven, el cantante mexicano Pedro Vargas soñaba con ser torero, hasta que un buen día un novillo le dio tan grande revolcón, que le quitó para siempre el deseo.

Cierta o no esta historia, el “Tenor de las Américas”, como se le llamó, pertenecía a esa clase de artista que nunca necesitó recurrir a poses ni a excesos para conquistar el favor del público.

Dueño de una voz privilegiada, Pedro Vargas «El Samurai de la Canción” se dedicó en particular a la canción amorosa, y cultivó el bolero con especial preferencia. En Cuba no sólo recibió el aplauso del público y la crítica, sino también, la acogida de nuestros mejores artistas que lo consideraron como uno de los grandes de la música popular del mundo de habla hispana.

Los que vivieron esos momentos inolvidables de esta hermosa relación son las grabaciones que el mexicano hizo a dúo, en el estudio dos de CMQ, con el querido “Bárbaro del Ritmo”, Benny Moré.

Benny Moré y Pedro Vargas, haciendo cabaret en La Habana. Archivos Elcoro y AHGA.

Años y años han pasado y los boleros “Solamente una vez”, de Agustín Lara; “La vida es un sueño”, de Arsenio Rodríguez y “Perdón” y “Obsesión”, de Pedro Flores, en las voces de esas dos grandes figuras, son considerados como joyas indiscutibles del cancionero cubaneo y mexicano.

Pedro Vargas con la bailarina cubana Sonia Calero. Archivo Elcoro y AHGA.

 

Pedro Vargas consideraba a Benny Moré como un genio de la música. Y así lo reconoció a un periodista: “Cuando grabamos juntos, como sé leer música, escribí la partitura suya y la mía, y le dije: Benny está es tu parte, y para mi sorpresa, respondió: “Maestro, yo no sé leer eso. Empiece usted que yo le sigo.”

“Y así se grabaron estos duetos que hicieron historia en el panorama musical latinoamericano.”

Ya en Ciudad de México – donde siguió los estudios de canto–, Pedro Vargas debutó profesionalmente en 1928, en la ópera “Cavallería Rusticana”. Por cierto, se dice que entre el público que en esa ocasión colmaba el Teatro Esperanza Iris, de nuestra capital azteca, se encontraba su futura esposa, con la que se casaría dos años después, y procreara cuatro hijos, ninguno cantante.

No tardó mucho el artista en abrazar definitivamente la música popular. Cuentan que a raíz de su éxito en la canción ranchera, su maestro de canto, Alejandro Cuevas, le retiró el saludo con el reproche de que México había perdido un gran cantante de ópera.

Pedro Vargas junto a Sol Pinelli en el programa radial “Estrellas en la Tarde”, a finales de la década de los años cincuenta en Cuba. Archivo AHGA.

Pedro Vargas comenzó a ser famoso en los años treinta. El favor del público por la canción “Flor de Liz” le dio el modelo para desarrollar lo que sería después su principal característica: el dominio de la media voz.

Intérprete predilecto de Agustín Lara, lo llevaron al éxito canciones suyas como “Mujer”, “Imposible”, “Señora tentación”, “El organillero” y “Solamente una vez”.

En 1936 realizó su primera gira sudamericana, que habría de lanzarlo a la popularidad continental.

Dicen que la canción “Mujer” lo hizo el hombre más popular de Brasil; y en Argentina, cuando estrenó “Porteñita”, de su propia inspiración, fue llevado en hombros por las calles de Buenos Aires.

En sus 60 años de vida artística, interpretó obras de casi todos los grandes compositores románticos de América Latina, desde José Alfredo Jiménez, hasta Frank Domínguez y Armando Manzanero.

Muchos fueron los homenajes que recibió en vida este grande de la música de Nuestra América, quien falleció en la Ciudad de México, el 30 de octubre de 1989.

Tenía 85 años y vocalizaba tres veces por semana. Con él se iba una de las leyendas de la canción Latinoamericana del siglo veinte.

Mucho contribuyó Pedro Vargas a internacionalizar las obras de nuestros compositores.

Número que grabara se convertía de inmediato en un éxito, a pesar de su forma inalterable de interpretar los boleros, lo que le valió el sobrenombre de “El Samurái de la Canción”.

Sus discos se vendían en grandes cantidades en todos los mercados del continente. Cantó casi siempre en español. Su voz se grabó desde el disco de 78 revoluciones por minuto, hasta el disco compacto de láser.

En el aniversario 25 de su vida artística, se le rindió un homenaje en la capital cubana, ciudad a la que mucho amó y le cantó “Habana de mi amor”, del autor cubano Armando Oréfiche. En ese homenaje por los 25 años de su debut como cantante, debía estar yo – contó el maestro del bolero, Luis Marquettí-, pero, los organizadores del acto no me avisaron. Al conocer el porqué de mi ausencia, el cantor mexicano dijo: Marquetti no puede faltar en este encuentro de autores cubanos”.

“Y él mismo mandó a buscarme. Fue así como esa noche pude departir con él y otros músicos en el hotel Presidente, del Vedado. Pedro siempre me consideró mucho, y por supuesto, admiraba y cantaba mis canciones.”

Pedro Vargas participó en numerosas películas. La primera, como actor, fue en 1936. Se tituló “Los chicos de la prensa”, donde cantó precisamente “Flores negras”, del cubano Sergio de Karlo, que se convirtió en importante éxito.

Frank Sinatra dijo de él. “No respira cuando canta”.

Apunte de Benny Moré y Pedro Vargas en la CMQ de La Habana

Poco antes de morir, con más de ocho décadas, el Tenor de las Américas confesó en una entrevista: “Mucha gente me pregunta cómo hago para estar como estoy y no marchitarme ni como hombre, ni como artista. Lo que sucede es que nací para cantar y esa es mi vida.”

Los cubanos no lo olvidan y en México ocupa un sitial especial en la música romántica.

La mirada de México en Cuba a través del busto de Pedro Vargas.

Fuentes

Pedro Vargas en La Habana | Sabías que (dcubanos.com)

Archivos Elcoro y AHGA

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