Rocío Prieto Valdivia
En una esquina yace la muñeca vieja.
Sus ojos traviesos me ven con dulzura,
su carita sucia muestra una sonrisa.
Pobrecita: sus manitas están rotas,
sus piecitos sin zapatos,
sus gloriosas tardes olvidadas
en la dulce esquina de la casa.
Nuestras caritas juntas lloraron
las tristezas de la vida,
los traspiés del destino.
Hoy irás a mi nueva morada,
lavaré tu cara,
remendaré tus andrajos,
te pondré un lindo vestidito,
y jugará contigo una pequeña.
Prometo no olvidarte.
Prometo no llorar más.
Prometo que juntas estaremos,
amiguita de la infancia, hasta el final.