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México Insólito
Editorial
La Real Academia Española de la Lengua define “atónito, ta” como “Pasmado o espantado de un objeto o suceso raro.” El adjetivo describe perfectamente la sensación que los sucesos de esta última semana dejan en muchos de nosotros.
Observamos desde errores en los términos usados por la candidata oficial durante su discurso de arranque de campaña (corrupción es muy diferente a transformación), un grupo de narcotraficantes manifestándose en video para defender al presidente de las acusaciones de estar coludido con ellos que le han sido endilgadas desde hace varias semanas, cenotes siendo perforados por maquinaria a pesar de que jueces habían ordenado la suspensión de sus actividades, contaminando acuíferos y medio ambiente.
El remate lo tuvimos apenas hace unas horas, cuando atestiguamos un ataque a Palacio Nacional por manifestantes que tumbaron una puerta del inmueble, protestando así por los magros resultados de las investigaciones por los crímenes de Ayotzinapa y por el desdén con que dicen ser tratados ahora.
Duele decirlo, pero, ante la cantidad de eventos, ya hemos normalizado la violencia de todos los días, los muertos, las agresiones, los cobros de piso, los escándalos de las élites políticas, las numerosas manifestaciones de corrupción, de incumplimiento de la ley, la inseguridad.
Es condenable a todas luces permitir que esto sea “normal” cuando nunca lo ha sido, ni nunca debiera serlo.
Sin embargo, en medio de esta evidente descomposición social, estamos alcanzando niveles de violencia que no recordamos en varias décadas. Peor aún: la indolencia gubernamental en el ejercicio de la ley y su aplicación alimenta la intensidad de los ataques, abonando a la impunidad.
Algunos esperan el fin del sexenio, esperanzados en un cambio de dirección; otros quieren más de los resultados de los últimos cinco años, entre ellos el rosario de eventos descritos líneas arriba.
Asistimos atónitos al cada vez más efervescente México bronco que pensamos haber dejado atrás hace más de un siglo.
Cuán acertadas resultan las palabras que Mariano Grondona, periodista argentino, escribió hace más de tres décadas en uno de sus editoriales: “En un país donde todos son vivos, todos son tontos.”
¿Este es el México que deseamos para nosotros y nuestras familias?
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