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La revancha de la Naturaleza

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Editorial

Nunca como ahora la Humanidad había vivido situaciones alarmantes tan variadas como numerosas. Los seres humanos, en todos los continentes, hemos crecido y evolucionado en espacios duros, difíciles, peligrosos e inseguros.

De la vida en las cavernas a la actual convivencia en condominios verticales hay grandes diferencias, enormes. Podría pensarse que hemos llegado a la cúspide de nuestra convivencia terrestre en los algo más de dos mil años de la nueva era. No es así.

Si bien es cierto que nuestros rasgos y raíces hedonistas han impulsado la calidad de vida general, también lo es que en ese tránsito hemos abusado, como sociedad humana ambiciosa, de más y nuevos satisfactores. En dos milenios han surgido y desaparecido muchas generaciones. Cuando otra emerge, hereda bienes y males, virtudes y vicios, en el mismo costal recibido.

Nos hemos combatido y destruido constantemente. También lo hemos hecho con nuestro entorno.

Somos ahora una generación receptora que debe enfrentar el calentamiento global, y los peligros actuales de una naturaleza distorsionada, alterada.

En algo más de dos mil años hemos incrementado el calentamiento global, con influencias en el cambio de las corrientes marinas, los temblores periódicos, y daños irreparables a la flora y fauna.

Hablamos hoy en día de un período de huracanes como si fuera algo acostumbrado o común, sin reflexionar sobre los daños con consecuencias en la atmósfera de las pruebas de bombas nucleares. La calidad del aire desciende, las corrientes submarinas van cambiando, el manto freático se satura, los temblores de pequeña magnitud proliferan.

Se dan sequías prolongadas e inundaciones en varios continentes. Las temperaturas fluctúan y las inclemencias del tiempo se presentan sin aviso previo.

A la par, sequías prolongadas castigan las tierras labrantías.

Lo que es peor: asoman enfermedades de nueva presencia, como el COVID-19 que ha entrado sin pasaporte a todos los países del mundo.

La Naturaleza ha sido golpeada inmisericordemente y recibimos en respuesta daños inesperados.

Ahora tenemos la compañía indeseada y cada vez más extendida de una enfermedad generada por un virus mortal.

Numerosos avisos previos hemos recibido de la Naturaleza, mas hemos omitido escucharlos y atenderlos a tiempo.

La humanidad transcurre ahora entre un día a día de calidad descendente.

Tengámoslo en cuenta.

Actuemos.

Aún estamos a tiempo de reflexionar y corregir el rumbo equivocado.

Las opciones son sembrar nuevas semillas sanas o escribir nuestro futuro obituario.

EL PROBLEMA ES DE TODOS…

…LA SOLUCIÓN TAMBIÉN.

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