La Educación Maya – X

By on agosto 4, 2022

Educación Maya

X

EL MAÍZ

La gramínea que dio a América el distintivo de poseer «la cultura del maíz» no podía dejar de ocupar su sitio en los mitos de la creación.

Su domesticación se considera el punto de partida de las civilizaciones mesoamericanas. La genética y la arqueología consignan su presencia en México desde hace 7,00040 años de donde viene hacia el área maya. Aquí es a mediados del cuarto milenio a.C. que Jeremy A. Sablof, sitúa los comienzos de su domesticación»41.

Los mitos mayas hacen provenir a nuestra graminea directamente de los dioses, o de variantes de una difundida leyenda que atribuye su descubrimiento a Chaac, quien, como antiguo dios del rayo, partió la piedra debajo de la cual estaba oculta la semilla del maíz.

Según el Popol-Vuh, antes de la formación del hombre, por supuesto que el maíz ya existía entre los dioses. Así lo encontramos como sustento de la familia de Hunahpú e Ixbalanqué que lo cultivaban en su milpa, y ya vimos como Paxil, sitio de Guatemala, fue el lugar a donde los dioses acudieron por las mazorcas para formar al hombre.

En el Chilam Balam de Chumayel, en un pasaje atribuible a la creación del maíz, Eric Thompson42, después de comentarlo como sumamente enigmático, dice que ahí se le denomina «Piedra de gracia» y «tun», sinónimo de jade, entre los mayas piedra sagrada por excelencia.

La creación del hombre maya con maíz, más que un mito es una hermosa metáfora, porque, en sentido recto, el maya adquiere su plenitud como ser humano al identificarse con el cultivo de esta planta, la cual dada su imposibilidad de autoreproducción, le exige una especie de amorosa simbiosis.

Thompson recoge respetuosas conductas y creencias del maya hacia esta planta, que son de gran fuerza educativa»43,

Entre los tzotziles de Chenalhó:

El pecado de las mujeres trae el hambre negra; ellas no tienen cuidado cuando muelen; trozos de alimento caen al suelo, los queman o los pisan. Los chiquitines ocasionan el hambre roja cuando tiran su maíz, cuando juegan con su tortilla en lugar de comérsela. Se dice que las sequías las ocasionan las peleas de borrachos que cambian maíz o frijoles por licor. Es un pecado cambiar su maíz, su vida, por trago.

Según una creencia lacandona, en el inframundo… en la categoría de malos entran los que se casan con mujeres de un grupo prohibido, los homosexuales, los asesinos y los que desperdician el alimento (maíz con toda seguridad).

Thompson también cita a un misionero franciscano, 250 años anterior a él, quien refirió de los mayas de las tierras altas:

Todo cuanto hacían y decían era en orden al maíz, que poco faltó para tenerlo por dios, y era, y es tanto el encanto y embeleso que tienen con las milpas que por ellas olvidan hijos y muger y otro cualquiera deleite, como si fuese la milpa su último fin y bienaventuranza.

Y añade Thompson que «es una estimación justa, aunque el buen fraile se equivocara en un aspecto, porque los mayas consideraban efectivamente un dios al maíz.» Sublimación del cultivo, diría un psicoanalista, que para nosotros se hizo conciencia colectiva, educación masiva.

El dios del maíz es representado por un hombre joven que lleva tocado de hojas de maíz en la cabeza, la cual termina en una mazorca. En los códices ha sido identificado como dios E, Hun Ye Nal, según Taube. En las fuentes escritas, se menciona una figura femenina que, para Mercedes de la Garza, sin duda, es deidad del maíz, «Ix Kanleox», «La señora del precioso capullo de hojas»,

En cuanto a la letra E, es la que corresponde a este dios de acuerdo con la clasificación que a principios del siglo XX hizo Paul Shellhas, quien identificó a las imágenes correspondientes a las deidades en los códices, y asignó letras a las principales a fin de facilitar los estudios.

Pero a pesar de lo importante de su significado. no es al dios del maíz al que se ha rendido el mayor de los cultos, sino a Chaac, dios B, dios del agua, cuya veneración aún se conserva en Yucatán.

Landa se refiere con amplitud a las ceremonias de los chaaques, quienes, como otros dioses principales, eran cuatro, uno por cada rumbo del cosmos con su color respectivo: rojo para el este, blanco para el norte, amarillo para el sur y negro para el oeste.

Según Mercedes de la Garza se encuentran en Izapa, correspondientes a los tiempos preclásicos, representaciones de este dios en imágenes que con cuerpo humano combinan a la serpiente y a la danta, ambos relacionados con el agua.

En los códices, Chaac es representado como un anciano con rasgos ofideos y una nariz ganchuda generalmente enroscada hacia abajo. En la ruta Puuc en Yucatán, los mascarones de Chaac se miran con frecuencia al frente de los edificios.

En todas las representaciones la deidad porta un hacha de piedra, símbolo del rayo, y en ocasiones un calabazo o una vasija que echan agua, pudiendo acompañarla alguna serpiente portadora del líquido.

El culto campesino a Chaac está relacionado con las ranitas negras llamadas uo, y con ciertas tortugas. Las primeras, que con su croar anuncian las lluvias, dan nombre a un mes del calendario yucateco: permanecen ocultas debajo de la tierra durante la sequía, en tanto que las segundas que desaparecen en esa época, se dice que lloran por la aflicción de los hombres ante la falta de agua, y que con sus lágrimas atraen la lluvia. «En pago, el pio milpero, cuando prende fuego a lo que será su milpa, primero grita a la tortuga para advertirla que se ponga a salvo».

Thompson, al hacer notar la presencia de estos animales dice: «Ambos son elementos del folklore y los misterios de la religión maya» y añade:

Sacerdote, noble y campesino se unen en la adoración de los chacs, convergencia de creencias comprensible, puesto que la sequía era una constante causa de angustia… La aparición de la tortuga y la rana en chubascos (Madrid, 17c) demuestra que los elementos de la religión popular habían conquistado un lugar en los libros jeroglíficos, que sólo la jerarquía manejaba.44

En el interés de las jerarquías por relaciones cordiales con los campesinos, estaba el cuidado de la estabilidad de los gobiernos que en mucho dependía de las buenas cosechas.

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40 García Cook, 1967:40-43.

41 Sabloff, 1999:53-71.

42 Thompson, 1986:346-348.

43 Thompson, 1986:346-348.

44 Thompson, 1986:315-316.

 

Candelaria Souza de Fernández

Continuará la próxima semana…

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