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Juan Ramón Bastarrachea Manzano, Escriba y Valor de la Cultura Yucateca

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Esta tarde está incompleta. Hace falta algo; como que desapareció un lapso de tiempo, y luego todo continuó sin prisas. Quizá hace falta inspiración, quizá un poco mas de conocimiento, de ciencia. De vitalidad.

Ha muerto Juan Ramón Bastarrachea Manzano.

Ha muerto un hombre que amó su cultura, que la vivió. El pasado y la cultura como elementos vitales.

Una vez, hace mucho tiempo, hable con él. Alguna que otra vez le saludé en las calles de la colonia México. Escuchaba el rozar metálico de sus alpargatas jaraneras contra el pavimento, sus alpargatas chillonas, luciendo el albo de su vestimenta de mestizo.

Me pareció siempre una persona sencilla, que sabía vivir con pocas cosas realmente valiosas. Algunas veces le vi en los bazares y puestos de comida regional y autóctona, por ejemplo “Punto y Coma” o con “Luis” en el bazar García Rejón; recorriendo las viejas comisarias meridanas; en Espita. Estaba siempre ahí, tomándole el pulso a nuestra vida cotidiana, viviendo. Viviendo los instantes que nos regala la vida.

Del antropólogo Juan Ramón Bastarrachea Manzano, dada la amplitud de su vida académica e investigación lingüística, antropológica y cultural, mencionaré algunos, muy pocos, aspectos que nos ha tocado observar.

Asistentes al Primer Seminario para el Estudio de la Cultura Maya, en la Ciudad de México, 1966. De izquierda a derecha: Mauricio Swadesh, Norman Mac Quown, David H. Kerley, Juan Ramón Bastarrachea Manzano y William Brito Sansores. Imagen obtenida del artículo “Historia y resultados del desciframiento de la escritura jeroglífica maya”, de George F. Stuart, p 37, en Revista Arqueología Mexicana Vol. VII, Núm. 48, Marzo - abril de 2001.
Asistentes al Primer Seminario para el Estudio de la Cultura Maya, en la Ciudad de México, 1966. De izquierda a derecha: Mauricio Swadesh, Norman Mac Quown, David H. Kerley, Juan Ramón Bastarrachea Manzano y William Brito Sansores. Imagen obtenida del artículo “Historia y resultados del desciframiento de la escritura jeroglífica maya”, de George F. Stuart, p 37, en Revista Arqueología Mexicana Vol. VII, Núm. 48, Marzo – abril de 2001.

Es quizá uno de los escasos investigadores que han incursionado en la labor de desentrañar la vida sexual de los antiguos mayas. Recordemos El sexo y sus implicaciones entre los mayas, ponencia presentada en el Tercer Congreso Internacional de Mayistas, en julio de 1995, en Chetumal, Quintana Roo.

El citado documento nos indica algunas de las muchas significaciones en la vida y la cultura del hombre maya, en el capítulo Representaciones simbólicas del cuerpo. El autor se refiere a que una vivienda material se llama ootoch, es decir un lugar en la cual vive un hombre solo. Pero si en él hay una mujer, con la que conforma y engendrará una familia, el concepto cambia a naj. Lo anterior solo es una perla para invitarlos a investigar y leer.

El antropólogo Bastarrachea Manzano colaboró con otros investigadores mayistas, o personas maya hablantes, para hacer diccionarios o metodologías para el aprendizaje de la lengua maya. Por ejemplo, el Diccionario básico maya-español español-maya, edición de 1992 de Maldonado Editores, en colaboración con Ermilo Yah Pech y Fidencio Briceño Chel, obra en la cual nos invitan los autores a entrar en contacto con el mundo de valores tangibles e intangibles, o el Diccionario Maya Cordemex.

En el año de 1975, la empresa paraestatal Cordemex inició el proyecto editorial de un diccionario de la lengua maya, con el propósito de dotar a los estudiosos de la cultura, la arqueología, la antropología del pueblo maya, de un instrumento para conocer y acercarse con sistema al idioma de los habitantes originales de la Península de Yucatán. También buscaba crear un vínculo de unión en el aún vigente proceso de fusión racial, social y cultural con la comunidad maya contemporánea.

El libro resumiría, tendría como referencia, todos los diccionarios escritos desde la conquista espiritual hasta nuestros días.

Se estableció entonces un equipo de especialistas encabezados por Alfredo Barrera Vásquez, e integrado por Juan Ramón Bastarrachea Manzano, William Brito Sansores, Refugio Vermont Salas, David Dzul Góngora. El grupo contó con el apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, especialmente de su delegación en el estado de Yucatán.

Feliciano Sánchez Chan y Juan Ramón Bastarrachea Manzano, durante su participación en la primera mesa redonda organizado en el edificio central de la Secretaría de Cultura y las Artes.
Feliciano Sánchez Chan y Juan Ramón Bastarrachea Manzano, durante su participación en la primera mesa redonda organizado en el edificio central de la Secretaría de Cultura y las Artes.

Durante más de cinco años, este equipo de trabajo condujo el proceso de elaboración del diccionario, a partir de todo el material disponible en el mundo, desde el siglo XVI hasta la época actual, sin omitir ninguna de las fuentes conocidas. También se incluyeron voces actuales derivadas de la evolución propia de una lengua viva como es la maya.

Recordemos aquel programa “Coox Kanic maya than, vamos a hablar lengua maya”, en que siempre hallaba escenarios acordes para dictar sus clases del idioma.

Un día lo veíamos en la cima de la pirámide de Acanceh, al pie de algún vestigio de Mayapán, en una plaza principal de alguna comunidad, etc. Una vez le encontré en Espita y le pregunté: “¿Que hace por aquí, Maestro?”

Me respondió: “Vengo porque me gusta estar cerca y convivir con las personas y nuestras tradiciones.” Al fondo, un grupo de jóvenes sembraba, en el centro de la plaza, una ceiba joven, recién cortada de los montes cercanos. Me confió: “Es bueno que los jóvenes participen en las tradiciones, para que ellos continúen con las fiestas y costumbres. Todo cuanto se hace, tiene un significado.” (Suplemento Nuestra Tierra de Diario del Sureste, p7, No. 44 del 11 de noviembre de 2000).

Era el convite previo a la fiesta tradicional. La ceiba joven que se erigía al centro de la comunidad era la guía para construir el ruedo. Los fenicios, el Popol Vuh, la cultura maya, el Mediterráneo y la floresta americana, conjuntando sus elementos simbólicos al oriente de Yucatán.

Luego todo transcurrió en la tarde; recorrido por las calles, invitando a los palqueros a participar en la fiesta. Hubo Baxal toro. Hubo voladores, tacos, música y tragos. El maestro Bastarrachea Manzano disfrutó una fiesta que pocos municipios, casi todos de Oriente, aún conservan: El convite.

Noviembre de 2000, el antropólogo Bastarrachea Manzano recorriendo las calles de Espita durante el convite. Archivo personal del autor.
Noviembre de 2000, el antropólogo Bastarrachea Manzano recorriendo las calles de Espita durante el convite. Archivo personal del autor.

En los últimos años, el antropólogo Bastarrachea Manzano se dio a la tarea de mantener el interés sobre la herbolaria maya, conociendo de primera mano, y acopiando los testimonios de los yerbateros y Ah Men.

El investigador siempre mantuvo una postura crítica sobre la situación actual de los mayas yucatecos. Una de sus preocupaciones era que no se les daba el lugar que les correspondía. Hace falta congruencia política y económica para que los mayas sean escuchados, porque no sólo se trata de vestir la ropa típica. La realidad es que se dice mucho y se hace poco con respecto a escuchar a los mayas; lo que hace falta es congruencia por conservar la lengua, porque sea escuchada, porque en verdad participen y sean tomadores de decisiones”, decía.

La pregunta que más nos apremia responder es cuál es el legado de Juan Ramón Bastarrachea Manzano para la tradición cultural de nuestro pueblo maya yucateco. Fue un testigo privilegiado, además de partícipe; hizo lo que estuvo en sus manos para compartir el conocimiento y enseñanza de la lengua maya. Enfatizó y dijo a quien quiso escuchar que nuestra lengua, como sistema de códigos y símbolos y su representación e interpretación filosófica e histórica, nuestro idioma maya yucateco es un ente vivo, como nuestra cultura, y que perdurará por siempre.

Ahí quedan sus libros.

Ahí queda su memoria que fructificará entre los que le conocimos.

Juan José Caamal Canul

Bibliografía Sucinta del Investigador Juan Ramón Bastarrachea Manzano

Bastarrachea Manzano (1975). Juan Ramón. Vocabulario del dialecto de Cobá. Quintana Roo. Ms.

Bastarrachea Manzano y Jorge Canto Rosado, Coords. (2003). Diccionario Maya Popular (Maya-Español, Español-Maya), ICI, Conaculta, Indemaya, Secretaría de Educación, INAH, Mérida, Yucatán.

Bastarrachea, Juan R., Fidencio Briceño y Ermilo Yah (1996). Diccionario Básico Español-Maya Maya-Español. Maldonado Editores.

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