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Huracán

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Editorial

Las fuerzas de la naturaleza, por lo normal benignas, suelen llevar consigo amenazas latentes que inesperadamente nos enfrentan a situaciones críticas en las cuales la magnitud de sus fuerzas desatadas irrumpe en la vida de los grupos sociales, causando perjuicios inimaginables.

Tal ha ocurrido hace algunos días en el paradisíaco puerto de Acapulco, en el hermano Estado de Guerrero, cuando el huracán “OTIS” arrasó con el territorio costero de ese Estado hermano, causando daños severos a viviendas, instalaciones portuarias, habitacionales, así como a toda la infraestructura del puerto.

En momentos en que se esperaba el acceso a miles de visitantes como turismo del período vacacional, decenas de miles de personas en tránsito o in situ, habitantes del puerto enfrentaron, aún lo hacen, los perjuicios y daños ocasionados por un huracán de esta magnitud.

Acapulco renacerá con mas bríos. De eso estamos ciertos. Pero, por ahora, hay que restaurar, limpiar, reordenar, rescatar instalaciones ya sea de alojamiento o de servicio, reparar equipamiento, caminos y transportes.

Acapulco hará honor al nombre de su estado: Guerrero. El espíritu del líder histórico nacional en las luchas por un país más justo e igualitario volverá a triunfar.

Guerrero y su población resurgirán. Y para apoyarlos, la solidaridad de los mexicanos y gobiernos nacional, estatales y municipales está en marcha.

A ese pueblo hermano le decimos:

¡Ánimo, hermanos guerrerenses! ¡El pueblo de Yucatán está con ustedes!

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