“¡Fuera Peña!”, y el cuerpo se enchinaba cada vez
Los analistas de hoy y mañana se ocuparán de la crónica de la noche del pasado día 15 en el Centro de la capital. No es para menos. Pero, ¿por qué la población quiere que se vaya Peña Nieto?
A continuación, me ocuparé de comentar una de las principales razones de tal exigencia popular.
La causa de la protesta, entre otras, es el manejo tendencioso y execrable (severamente reprobable) del manejo de la economía del país, entre tantos desatinos del gobierno.
Comenzando con que el presupuesto del año 2017 privilegia a los empresarios trasnacionales a los que se beneficia con subsidios, a los que se reparte también canonjías y puesta públicos. Son los que pasan las facturas de los financiamientos de las campañas de los políticos. Fueron los primeros en señalar que “tal presupuesto estará bien distribuido para el próximo año.” No les importa en lo más mínimo que en el año 2017 haya recortes infrahumanos para el campo, las vías de comunicación y transportes, saneamiento, alimentación, educación y salud.
La deuda pública ha alcanzado con Peña Nieto el estratosférico monto de 9 billones de pesos en menos de tres años, casi 48% del PIB y del 50.4% para el año próximo, habiendo recibido al principio de su gestión la cantidad de 5.9 billones como deuda.
¿Y cómo se resuelve este conflicto de alta deuda y finanzas públicas por los suelos? La ortodoxia aconseja recortar hasta donde sea posible el gasto público. Y de esto se ocupó Videgaray con la anuencia de su jefe de estado.
Antes de irse, señalan algunos comunicadores, Videgaray dejó una disminución de 100 mil millones de pesos de asignación a Pemex por sólo este año. Una auténtica estocada a la herencia del cardenismo nacionalista.
Tómese en cuenta además que los precios del barril irán disminuyendo. No se conforman los gobiernos con haber sangrado la riqueza de la industria petrolera hasta dejar exhausto el yacimiento Cantarell y dejar el precio del petróleo a menos de la mitad de lo que estaba al inicio de este sexenio. Es verdad que están en juego en el problema factores externos, pero ha habido incapacidad del gobierno para encontrar las estrategias que eviten el empobrecimiento de la población, en vez de recortar los rubros vitales y fundamentales de la sobrevivencia: campo, salud, alimentación, empleo y educación, áreas que siempre han sido menospreciadas por la oligarquía. Y que luego no nos venga el Inegi con que los pobres están disminuyendo en el país, porque yo contestaré: “Cierto, se mueren de desnutrición y violencia”.
Teniendo ya en la mano los legisladores, el Consejo de la Judicatura Federal, los partidos y el Tepif el presupuesto del próximo año, observarán que sus partidas no quedarán intactas, sino que se elevarán en vez de que también se les recorte.
¡Pero qué tan indignante, insultante y escandalosa situación seguirá disfrutando toda esa gente, al igual que ex-presidentes, ex –funcionarios y políticos de excepción: elevados sueldos, pensiones y canonjías al igual que sus familiares y sirvientes!
Es una asignación de recursos que proceden de los recursos del pueblo. Todos ellos han sido parásitos y falsos líderes de barro que, en vez de propiciar el desarrollo del país, hacen lo contrario, por lo que el pueblo ya está hastiado: por incapacidad, negligencia e ignorancia. Estos “profesionales” son egresados de universidades “piojitos” donde no les enseñaron economía, sociología ni política. Quizá sólo aprendieron el mal arte de despojar los recursos de la sociedad. Ofrecen el desarrollo del país y sólo logran el crecimiento desorbitante de la deuda pública.
¿Y quiénes pagan los fracasos de los gobiernos? Acertaron, mis cuates: los trabajadores, quienes se aprietan cada día más y más los cinturones.
Prevemos con la crisis actual que los precios de los medios de vida se elevarán en grado sumo a partir del próximo año. Y tendremos, obviamente, más desempleo, desnutrición, obesidad, violencia, más niños trabajando, más violencia familiar. Habrá más robos, asaltos, crímenes y demás problemas propios de la vida moderna, del neoliberalismo, de la tecnología; y de la demagogia, de la mentira y la simulación por parte de los políticos.
Como colofón de esta colaboración, les diré que nos llegó un insultante cable desde Saltillo, Coahuila, sobre una revelación que el HuffPost México hace pública: que la administración de Peña Nieto tomó en secreto 240 mil millones de pesos del patrimonio de las empresas productoras del Estado bajo una maniobra que permite que esos recursos sean utilizados a discreción a la hora de rendir cuentas. Durante la gestión de FeCal también se hicieron retiros de las paraestatales para mantener a flote las finanzas públicas.
¿Y los legisladores, el Poder Judicial y los partidos, qué dijeron al respecto?
CALLARON, como los mariachis de José Alfredo.
Entre otras razones, así nos explicamos las causas que explican los improperios que el pueblo gritó la noche del 15 de septiembre en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Gilberto Balam Pereira