El día 18 de agosto de 2004, hace ya 12 años, acaeció el fallecimiento de un yucateco fuera de serie, de un líder político y social que, a su paso, con el fuerte carácter y la acumulada experiencia de largos años de servicio público, trazó y llevó a cabo obras trascendentes que, a pesar de la insidia y deturpación por parte de sus adversarios, están ahí presentes, cumpliendo los fines que el gobernante visionario definió y creó, para impulsar y abrir nuevas vías hacia el mundo, a un Yucatán rezagado por la antigua visión egoísta e interesada de unos cuantos.
Víctor Cervera Pacheco no nació en pañales de seda, ni estudió en escuelas de clases acomodadas. Mucho menos formó parte de élites económicas comprometidas con el gran capital. Fue un hombre sencillo y sin pretensiones elitistas.
De él pueden recordarse imágenes de activismo deportivo, de capacidad de gestión, de preocupación por los graves problemas económicos de la sociedad en la que le tocó formarse, crecer y desarrollarse.
De ahí su espíritu rebelde y combativo que fue parte de su formación y actuación. Un ejemplo: decenas de miles de jóvenes disfrutan actualmente de tarifas especiales y descuentos en transporte público, pero desconocen que el gestor y luchador por tal beneficio para la clase estudiantil fue un líder juvenil como él, que entendió desde esa época los problemas de las familias para los hijos estudiantes. Y para la diversión sana también logró descuentos en las salas de cine de esa época.
La diversificación económica, la protección a los campesinos mediante certificados de sus derechos agrarios, el apoyo a costumbres productivas de la milpa maya, el aprovechamiento de la mano de obra local en las maquiladoras, la diversificación agrícola, y los respaldos a la cultura histórica y tradicional, fueron característicos de su gobierno.
Invariablemente convivió y compartió con su equipo de trabajo experiencias de su vida pública, de lo que han dado testimonio escrito los periodistas que cotidianamente daban fe, durante sus giras, de la forma en que se conducía y actuaba para con sus gobernados. Hombre sencillo, estaba siempre fuera de rebuscamientos y formalidades innecesarias.
Dos de sus obras supremas son el Centro de Convenciones Siglo XXI, que construyó para atraer visitantes, y el Puerto de Altura en Progreso, esencial para abrir espacios y oportunidad a las crecientes exportaciones y al movimiento económico de los empresarios yucatecos y extranjeros, que ahora lo usan como punto de tránsito obligado para sus movimientos de mercancías.
Víctor Cervera Pacheco será, por muchos años más, tema de obligada referencia para la historia de Yucatán.
Su personalidad y la trascendencia de su obra han sido reconocidas por muchas generaciones de coetáneos nuestros, como lo serán por parte de las generaciones del porvenir.