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Don Pancho González, un hombre alegre (IV)

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Don Pancho González, un hombre alegre (IV)  

Don “Pancho”, Francisco González Cauich, personaje clave del sano ambiente de los juegos de pelota de la Colonia Yucatán concluye la amena plática efectuada con Ariel López, recordando cuando dirigía a la porra que animaba a los peloteros de “Maderera del Trópico”. Ponía ambiente en los juegos de pelota, generando un sano ambiente, con matracas, campanas, cencerros y las voces, aplausos y los gritos de ánimo de los fanáticos del béisbol.

Cuando se le pregunta sobre la educación de sus hijos en la incipiente escuela secundaria dice con seriedad: Con el profesor Armando (Conde) tuve problemas. ¡No dejaba entrar a “Cape” –Manuel, el mayor de sus hijos– a la escuela que porque no pagaba! Eran $20.00 mensuales, creo. Fui a hablar con el profesor Porfirio (Matos) y se lavó las manos. ‘Es asunto de Conde’ me dijo. ‘Pero si voy a pagar,’ le respondí. En ese entonces tenía yo ciertos apuros económicos porque a mi hijo Silvio lo iban a operar aquí en Mérida, ya que el Dr. Ríos Mac Beth hacía como un mes que estaba en Zoh Laguna. Hablé con el ingeniero Felipe Rodríguez y él mandó buscar al Dr. Ríos, que operó a mi hijo junto con doña Rita Lazo. ¿Te acuerdas de Doña Rita? ¡Maaaare!, ¡tremenda enfermera!

Mi vida en la Colonia fue tranquila, muy tranquila, Capitán, comenta con la mirada fija y enfatizando sus palabras con el índice derecho levantado. A pesar de que mi trabajo tenía ciertos riesgos, ya que al trabajar en la fábrica uno corría muchos riesgos, había cierto peligro, a pesar de eso me fue muy bien. Allá me casé, nos casó el padre de Maryknoll, un delgado él, no recuerdo cómo se llamaba, ni en qué año, pero ya estaba grandecito “Cape” –Manuel- y Bety. Tengo ocho hijos, cuatro varones y cuatro mujeres, todos nacieron a allá, comenta con orgullo el que asiste religiosamente cada domingo a misa: Manuel, Silvio, Raúl, Fernando, Rosi, Lizbeth, Chepi (Josefa) y Bety.

El presente reportaje, que detalla una entrevista realizada en 2011, es en memoria de la familia González Torres, ya que don Panchito y doña Socorro Torres fallecieron recientemente

En el ’75, cuando cerró la empresa, me liquidaron y vine a trabajar acá a Mérida en la “Casa del Campesino”. Ganaba $80.00 a la semana, recuerdo que iba a comprar cajas de leche el “Capitán” Don Leonel. Ya estaba en silla de ruedas. Me daba $20.00 de propina que me servía para mis pasajes.

El mejor recuerdo que tengo de la Colonia es… Como te digo –responde luego de meditar unos segundos–, me gustó mucho la pelota, soy fanático de la pelota como hasta la fecha y también le doy gracias a Dios porque no fui “teporocho”. En pocas palabras, la Colonia Yucatán es mi segundo pueblo, allá me mataron el hambre, trabajé muy bien, todos me apreciaron, finaliza este alegre y platicador hombre, todo un Tipo que si le hubiera preguntado si volviera a nacer y le dieran a escoger un lugar para vivir seguramente me respondería: ¡Tipo, Tipo! ¡En la Colonia Yucatán, por supuesto! ¡Aahhhh y con mi porra!

L.C.C. VICENTE ARIEL LÓPEZ TEJERO

vicentelote63@gmail.com

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