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Cuija Besucona

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Las lagartijas comprenden el grupo más numeroso de todos los reptiles en el mundo, con más 6 mil 500 especies. Existen algunas de estas que son compañeras nuestras en los hogares tanto de zonas urbanas como rurales, comúnmente llamadas “cuijas”. Su nombre científico es Hemidactylus frenatus, pero también son conocidos como geckos caseros, besuconas o cuijas, reptiles del grupo de las lagartijas.

La cuija besucona es una especie nativa del sureste asiático, habitando también en algunas islas del Pacífico y norte de África. Su origen se sitúa en China o Filipina, y se piensa que llegó a México a través de la Nao de China durante la época novohispana. La Nao partía de Acapulco a Filipinas, de ello que Guerrero sea de los estados que mayor población de cuijas presenta. Otras versiones aseguran que su introducción es reciente. Poco a poco la especie ha ampliado su distribución en varios estados como Chiapas, Colima, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Tamaulipas y Yucatán.

La cuija es una lagartija que pertenece al grupo de los geckos de la familia de los Phyllodactylus sp. En cantidad de geckos, México ocupa el segundo lugar, sólo después de Australia. La mayoría de los que se encuentran en nuestro país son endémicos, por lo que no se encuentran en ningún otro lugar.

Se distinguen de otros grupos por tener ojos y extremidades (patas) relativamente grandes, principalmente en la región de los dedos.  Miden aproximadamente 13 cm de longitud, la cola es ligeramente más larga que la longitud hocico cloaca. La pupila es verticalmente elíptica y tiene los bordes aserrados. La cabeza, garganta y el cuerpo se encuentran cubiertos por pequeñas escamas granulares, una hilera de tubérculos pequeños diferenciados de las escamas granulares están presentes en la región dorsolateral. El tímpano es pequeñito. Las escamas ventrales son lisas, imbricadas y mucho más grandes que las escamas dorsales granulares. Tienen una hilera de escamas subcaudales mediales alargadas. La superficie lateral y dorsal de la cola está cubierta con pequeñas escamas pequeñas y planas interrumpidas por verticilios agrandados. La coloración dorsal y ventral es blanco amarillento. Su esperanza de vida es de  aproximadamente 5 años.

Los geckos se distinguen por poseer cuerdas vocales, lo que les permite emitir sonidos para comunicar peligros, buscar compañeros o para marcar su territorio. El sonido que emite es similar al chasquido de un beso, de allí que le apodan la “besucona”. Otra de sus peculiaridades es que cuando se siente atacado se desprende de su cola como señal de defensa.

Se alimenta principalmente de insectos.  Es un depredador generalista que come prácticamente cualquier insecto o araña. También se alimenta de larvas de avispas, así como juveniles de otras especies de geckos y sus propias crías. Son controladores de poblaciones tales como mosquitos, cucarachas, hormigas, arañas, entre otros, los cuales están en los hogares y de ese modo evitan que las poblaciones de estos incrementen, siendo grandes aliadas nuestras, pues representan un “fumigador natural” de estos invertebrados que muchas veces se convierten en plagas.

Su actividad la realiza durante la noche, cuando su color se vuelve más claro. Es territorial y tiene una jerarquía social, aspectos estrechamente relacionados con la circulación y la distribución de los individuos. Los adultos pueden determinar la distribución de los jóvenes o de otras especies de geckos que cohabitan la misma zona. Utilizan sus características vocalizaciones generalmente durante interacciones agresivas y, entre machos, probablemente como parte de la defensa de un territorio.

Frecuentemente se congregan durante la noche sobre las paredes de edificios cerca de luz artificial para capturar insectos, ya que poseen la capacidad de escalar y permanecer sujetos a superficies lisas y verticales, por lo que las edificaciones con paredes verticales, luces y abundancia de insectos representan un hábitat excelente para el desplazamiento. De acuerdo con un estudio publicado por la revista American Scientist, el adhesivo de los dedos de la cuija la faculta para soportar miles de veces su propio peso. Inicialmente se pensaba que se enganchaban, pero ahora se sabe que la adhesión se debe a lo que los científicos llaman fuerza intermolecular de Van der Waals.

La Hemidactylus frenatus ha demostrado ser un competidor potencial con los geckos de tamaño similar y urbano. La capacidad de H. frenatus para reemplazar a las especies autóctonas a nivel local parece más pronunciada en las zonas urbanas. Se adapta muy bien a la depredación de las concentraciones de insectos que se reúnen a lo largo de la construcción de paredes cerca de la iluminación artificial, al parecer más de lo que la mayoría de las especies de geckos endémicas. También tiende a ser más agresivo y territorial contra los geckos endémicos.

La “besucona” se reproduce de manera continua a lo largo del año, produciendo dos huevos en cada puesta, y se ha adaptado a vivir en compañía del ser humano. Algunas personas tienen la idea de que la cuija es venenosa, ya sea a través de la mordida o del contacto cutáneo, lo cual es falso: no representan riesgo alguno para los seres humanos. La besucona, salamanquesa, cuija o chupete es inofensiva. No hacen daño, no son peligrosas, venenosas, ni causan enfermedades; de hecho, en algunos de los casos se le ha relacionado con la suerte.

Como ya vimos, estos animalitos cumplen con un papel ecológico muy eficiente, ya que son controladores de poblaciones, especialmente de insectos y algunos arácnidos. Por ello, cuídalas, NO LAS MATES.

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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