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Continúa la oscuridad

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Editorial

En semanas anteriores, nuestro espacio editorial ha consistido en textos alusivos a la preocupante pandemia que avasalla al mundo desde hace meses.

El COVID-19 ha tomado por asalto los espacios informativos. No hay día de excepción en el que se omitan tiempos en noticieros, cabezas periodísticas y comparecencia de personas ante las cámaras y micrófonos de la televisión para trasmitirnos comentarios y puntos de vista sobre el tema que ocupa las mentes de las poblaciones en los cinco continentes: la penetración del virus en los núcleos sociales de todas las naciones.

Tan es así, que no hay sitio de nuestro atosigado planeta que no aporte referencias sobre esta amenaza real a las sociedades constituidas del mundo.

Qué más quisiéramos en esta ocasión que tener notas alentadoras para aliviar la tensión emocional de nuestros lectores. No es así.

La semana anterior reflejó el mismo panorama de las precedentes: avances del virus, esfuerzos por detenerlo, letalidad alcanzada…

No hay cambios sustanciales, ni datos trascendentes. La amenaza continúa, como aquel famoso texto de un cuento corto resumido brillantemente: “Y cuando despertó, la bestia aún estaba allí…”

Ha sido dura la batalla contra este virus mortal.

Ha sobrevivido a las prevenciones y combates.

Se ha mofado de gobiernos y especialistas médicos.

Continúa como invitado no deseado en decenas de miles de hogares.

Contribuye a la economía del comercio fúnebre en cementerios, crematorios, hospitales privados…

Su indeseable presencia ahora se da en el seno de las sociedades humanas organizadas.

Ahí está, imponiéndonos su virulencia amenazante día tras día.

Ahora sí, todos los países calificados como potencias mundiales deben reconocer su pequeñez ante este enemigo común.

No se percibe luz al final del túnel. Continúa la oscuridad.

La población se siente cautiva en sus propios domicilios, aunque la reclusión es aceptada ampliamente, para proteger la vida de nuestros congéneres y aún incontaminados ciudadanos.

No hay cambios sustanciales qué informar, ni en favor o en contra.

Esta triste historia continúa…

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