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Aquellos Ilustres Maestros Del Café Peón Contreras

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Todos ellos compartieron con nosotros la mesa del café en los últimos años de la década de los cincuentas. No eran, en el sentido estricto, nuestros maestros en ese aromático recinto en donde se discutía de política local, nacional e internacional, de literatura, de periodismo, o de cultura en general, aunque sus voces enriquecían el acervo intelectual de aquellos sus jóvenes amigos que emprendíamos entonces la aventura de la vida, al escuchar y dialogar con ellos sus sabias disertaciones, opiniones, comentarios, o bien consejos que surgían informales en la deliciosa liturgia sibarita de la taza de café, parafraseando al poeta Duarte Moreno.

Allí siguen en nuestra visión de antaño, para los que fuimos testigos de su magistral presencia en las mesas del café Peón Contreras, las aureolas de esos caballeros de la mesa redonda de la intelectualidad yucateca de esos tiempos:

  • El Rector de Universidad de Yucatán, abogado Francisco Repetto Milán, sabio maestro de Filosofía que dirigiera los destinos de la casa de estudios por esos años
  • El Lic. Jaime Orosa Díaz, secretario general de la misma Universidad, abogado, maestro, escritor, político. Entre sus obras literarias importantes, aquella pieza teatral – “Se Vende Un Hombre” – en la que se reconstruía el drama del artero asesinato de Felipe Carrillo Puerto, que fue representada por jóvenes estudiantes actores, entre ellos el que esto escribe. Con sentido del humor, Orosa Díaz conversaba en aquellas amenas tertulias: un festival de teatro de ese tiempo había presentado su obra mencionada junto con otras, entre ellas “Se Alquila un cuarto” de Carlos Duarte Moreno hijo y “Después nada” de Carlos Ancira. Jocoso, con cara de interrogante sorpresa y accionando hombros, brazos y manos, don Jaime decía: “Se vende un hombre, se alquila un cuarto…y…después…nada”… ¡Qué es eso!”. Y claro, provocaba la risa de los tertuliantes.
  • Carlos Duarte Moreno escribía entre sorbo y sorbo de café, a lápiz y en papel periódico, su columna “Caminando por la Calles”, que poco después entregaba en el Diario del Sureste. O a vuela pluma un alusivo poema: “Mérida México, Veracruz y la Habana, de noche, por la mañana, a mediodía, en tertulia o aprisa según se pudo hacer, tomé con deliciosa liturgia sibarita, mi taza de café. Hoy encuentro tus raros ojos endemoniados, como dos tentaciones a mis viejos pecados, de llevar a mi sangre los genios del café, y en esta gula extraña y ansiosa que me invade, no sé lo que me pasa de pronto si me ves. Mujer, dame tus ojos, para que yo los beba sorbo a sorbo, en un atardecer.”

Qué bonito ‘sobretodo’ llevas puesto, decía don Carlos en una tarde de lluvia al artista plástico Armando García Franchi que, sin inmutarse y con humor, respondía encogiendo los hombros: “Será sobre nada”, haciendo referencia a su propia y extrema delgadez. García Franchi era también maestro de literatura en la Escuela Normal Rodolfo Menéndez de La Peña. Me consta su excelencia docente.

Concurrían también otras personalidades de la cultura y de la docencia. A veces el escultor Enrique Gottdiener Soto, que en ocasiones tenía en la mano alguna pequeña escultura de su creación que los presentes celebraban. Juan Duch Colell, poeta, escritor, y director entonces de la Escuela de Bellas Artes. De vez en cuando, por la tarde, el dramaturgo don Leopoldo Peniche Vallado. La profesora y escritora Nidia Esther Rosado, de tan gratos recuerdos, maestra de la Escuela Normal. La Lic. Antonia Jiménez Trava – Totó –, maestra de muchas generaciones en la Escuela de Derecho en la Universidad de Yucatán, y de Inglés en la Secundaria Cisneros. El abogado, escritor y director de teatro Alberto Cervera Espejo y, ocasionalmente en sus visitas a Mérida, D. Ermilo Abreu Gómez, el consagrado autor de “Canek”.

Abrevaban en esa fuente de Minerva jóvenes que desde entonces ya se distinguían por sus inquietudes literarias, políticas y culturales: José Adonay Cetina Sierra, Luis Felipe Peraza Lizarraga, Luis Alvarado Alonzo, Roberto Peniche Aguilar, Pedro Ojeda Ortiz, Luis H. Martín, Arturo Menéndez Paz, Luis Felipe Ortiz Martínez, Raúl Cáceres Carenzo, Carlos Duarte Moreno hijo, y otros que sería largo mencionar.

Convivir con tan singulares personajes fue para los miembros de mi generación, jóvenes de la Asociación Periodística Estudiantil Yucateca, oportunidad de aprendizajes que contribuyeron a nuestro mejor desarrollo personal, social, cultural, y a la consolidación de nuestras convicciones cívicas revolucionarias. Hoy 15 de mayo, Día del Maestro, los recordamos con gratitud.

Mérida, Yucatán, Mayo de 2015.

César Ramón González Rosado

Mail: crglezr36@yahoo.com.mx

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