Editorial
En los editoriales de semanas anteriores de nuestro “Diario del Sureste” hemos sido solidarios con la preocupación mundial por el veloz avance de una pandemia que ha venido arrasando con miles de vidas, todas ellas agobiadas por el COVID-19, maligno virus que impulsó la contaminación mundial.
País tras país, continente tras continente, la indeseable presencia de este virus, vino imponiendo sus condiciones nocivas en todos los ambientes territoriales, afectando a millones de personas.
No ha habido excepciones por edad, posiciones políticas o sociales, fama o fortunas acumuladas. El flagelo ha golpeado por igual economías, familias, espacios, grupos sociales, creencias religiosas, etc.
Se pensó en algún momento que este temeroso azote tenía la capacidad para acabar con la presencia de la Humanidad sobre la Tierra, dada la cobertura maligna de su presencia fatídica mundial.
Hoy han trascendido las primeras noticias gratas sobre trabajos de investigación preventiva que van culminando, en tarea conjunta realizada en varios continentes, con pruebas para confirmar una vacuna efectiva contra el COVID-19.
Era de esperarse. Si en los primeros meses el virus arrasó fue debido a que tomó por sorpresa tanto a la población como a los gobernantes de todos los países del mundo. Esos tiempos registraron el alto volumen de fallecimientos, fatal destino de vidas humanas sacrificadas.
Es desde ahí, de la voluntad compartida de sobrevivir, que surgen las iniciativas para contener el flagelo. En diversas latitudes dieron inicio colegiado estudios sobre este mal, sus orígenes, su esparcimiento, su penetración en los núcleos poblacionales, la población, los espacios más seriamente golpeados, etc.
Una primera decisión de los gobiernos fue analizar y ajustar la que era su capacidad de respuesta ante la enfermedad. La capacidad de hospitales y centros de atención, el personal médico, los vehículos de traslado de enfermos, la cantidad y ubicación de medicamentos disponibles, etc. Estas medidas permitieron reducir o acotar en grandes números tanto nuevos contagios como la urgente atención a quienes ameritaban tratamientos.
En tanto, la ciencia y la tecnología conjuntaban en los países más avanzados a especialistas, productores de equipos médicos, investigadores, recursos técnicos y demás.
Fruto de esa tarea de acopio de disponibilidades de recursos médicos, técnicos y hospitalarios, es que con la respuesta a la pandemia se logró el control y la aplicación óptima de los recursos disponibles.
En tanto, en todos los países, los gobiernos y sus instituciones médicas, centros de investigación y laboratorios, unían fuerzas, voluntades y acuerdos en busca de recursos suficientes para la contención y el combate de la forma más directa y rápida posible a la creciente pandemia.
Es así que los científicos en sus centros de investigación, atendiendo la convocatoria social y gubernamental, se han venido integrando todos ellos a tareas preventivas o de combate directo. Los investigadores recibieron especialmente directrices para acelerar sus trabajos.
Ahora, se ha anunciado que en varios centros de investigación en Europa y América se está logrando la obtención de una vacuna que en el corto plazo podría generalizarse para uso poblacional.
Los científicos, los gobiernos, en estos momentos encaminan sus esfuerzos para actuar en el área de la prevención y contención. Ahora está privilegiada la atención a enfermos. Con la vacuna, se lograría una inmunización mundial y general ante el flagelo.
Con esta información se abren espacios a la esperanza.
La raza humana podrá reafirmar su presencia física en la Tierra, y quizá más adelante en otros mundos.
Hoy hay esperanzas de supervivencia ante el COVID-19.
La vacunación es un arma directa contra el virus invasor.
Hay nuevas expectativas para vivir y convivir sin restricciones, sin cuarentenas, sin aislamientos, sin temores y sin lágrimas.
Los investigadores y los científicos, con sus mentes lúcidas y en unidad de propósitos y acciones, abren de nuevo el camino hacia la libertad de convivencia entre familias y seres humanos en todo el mundo.