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Payambé – Acto III, Escenas I a X

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Teatro Yucateco

Luis Rosado Vega

 

Payambé

ACTO TERCERO

 

Personajes:   ITZACÁN, Rey de Chichén.

PAYAMBÉ, Hijo del Rey.

KINYÁH, Sumo Sacerdote de Chichén.

AMAC-CHAPAT, Nacón o Gran Capitán de Chichén

ACANÍL, Hija del Rey de Tulúm.

ZUYÁ, Madre de ACANÍL

APULYÁH, Sumo Sacerdote de Tulúm.

Guerreros, sacerdotes, vestales, emisarios, cautivos,

gente del pueblo, etc.

 

Escena.

Templo de los guerreros de Chichén, luciendo en lo alto los estandartes. Abajo a un lado el trono del Rey. Gentes de la corte del Rey, comentando los sucesos.

 

 

ESCENA I

 

UNO: Se dice que la guerra ha sido terrible,

OTRO: Pero hay algo peor…

EL ANTERIOR: Si… si, la fuga

del hijo de Itzacán, fatal desgracia

con la princesa de Tulúm, que ha roto

sus votos de vestal la infortunada…

EL OTRO: Mas cumplió Payambé… pues fue a la guerra.

EL ANTERIOR: Pero antes ocultó a su amada.

EL OTRO: No importa, el Rey ya la ofreció a los dioses

en desagravio, y fuerza será hallarla….

 

 

ESCENA II

 

Dos heraldos se presentan anunciando con el toque de sus trompetas la llegada del REY; el cual viene lujosamente aderezado y con gran acompañamiento, teniendo a su lado al Sumo Sacerdote KINYÁH. EL REY ocupa su trono

 

CORO: Itzacán… gloria a ti porque eres grande.

Itzacán… gloria a ti porque eres fuerte.

que siempre la victoria te sonría,

que en tus colmenas nunca falten mieles,

que no falten los granos en tus trojes,

¡y que los dioses te acompañen siempre!…

KINYÁH EL SACERDOTE: Rey Itzacán, se dice que tu hueste ha triunfado.

venciendo a Navanché,

que degollado

su soberano fue…

SACERDOTE: ¿Mas por qué Rey egregio

tan triste se te ve….

EL REY: (Alzándose.) Sacerdote, una pena me mata… ¡el sacrilegio

que causó Payambé!

es cierto… sí, mi hijo combatió por su tierra,

mas en tanto esté en pie

el sacrilegio, hay algo que me aflige y aterra.

pues temo por Chichén…

SACERDOTE: ¡Oh, no temas, el cielo se mostrará propicio

si a la impura Acaníl en holocausto ofreces…

EL REY: Sí Kinyáh, el sacrificio

ya está dispuesto, sí.

Acaníl es buscada con todo afán, y pienso

que al fin se la hallará,

y en tanto que mis huestes llegan, que den comienzo

las ceremonias ya…

 

 

ESCENA III

 

Majestuosamente EL REY y el sacerdote KINYÁH, trepan a lo alto del templo y exclaman en actitud solemne:

 

EL REY Y KINYÁH: ¡Oh, dioses… sed propicios

a Chichén,

gracias os damos por haber triunfado

sobre el Rey Navanché,

mas ¡ay!, el sacrilegio

de Acaníl la vestal y Navanché,

¡como un aciago signo

sobre Chichén Itzá se alza también!

¡Aplacad vuestras iras justos dioses,

y salvad a Chichén!…

CORO: ¡Oh, dioses, apartad toda desgracia

de este pueblo y su Rey,

que todo influjo malo se disipe

como las sombras al amanecer!

EL REY Y KINYÁH: Que las danzas sagradas den comienzo…

VOCES (Afuera) ¡Ey… ey… ey!…

 

 

ESCENA IV

 

Entran a escena los guerreros (algunos), y los músicos indígenas con sus instrumentos. Bailan manejando sus armas, simulando cosas de guerra y profiriendo gritos de vez en cuando. Ya comenzado el baile EL REY baja y deteniéndose a media gradería, conjura así a los guerreros que interrumpen por un momento el baile:

 

EL REY: Guerreros itzalanos,

id a vuestro Rey.

pido que en mi pecho

vuestras armas clavéis,

si la ira de los dioses no logro detener;

yo os lo pido, valientes

guerreros de Chichén!…

SACERDOTE: (Desde lo alto.) No lo querrán los dioses

Itzacán, noble Rey,

Los sacrificios, pronto

su ira habrán de vencer.

Diez hermosas doncellas

con Acaníl también

irán al sacrificio,

ya están aquí las diez.

CORO: Sí, sí, los sacrificios

salvarán a Chichén…

 

EL REY concluye baja de las gradas y va a ocupar su trono. La danza sigue. De pronto se presenta alborozado un MENSAJERO

 

 

ESCENA V

 

MENSAJERO: Ya se acercan tus huestes poderoso Itzacán,

las conduce tu bravo Nacón Amac-Chapat

cayó Tulúm… a sangre y entre fuego cayó

la sangrienta cabeza de su Rey trae el Nacón:

fueron muertos sus jefes, talada la ciudad.

y cautivo su Sumo Sacerdote Apulyáh

Acaníl, la princesa al fin hallada fué,

viene con los cautivos, y la madre también.

Payambé también viene… Rey Itzacán, sabrás

que hizo grandes proezas como nunca jamás.

TODOS: Gracias, ¡oh, dioses, gracias!… Acaníl morirá,

¡la sangre de la repróba a Chichén salvará!

 

 

ESCENA VI

 

Se presentan dos SACERDOTES conduciendo a las DONCELLAS destinadas al sacrificio.

 

EL REY: Pasad, nobles vírgenes.

los dioses os llaman,

a vida mejor.

DONCELLAS: Muy triste es la muerte,

mas prontas estamos,

¡oh, Rey y Señor…

REY Y SACERDOTE: Los dioses os llaman,

sois las escogidas,

TODOS: ¡Salváis a Chichén!…

DONCELLAS: Morir cuando apenas

comienza la vida,

¡qué triste ha de ser!….

Ya más no veremos

los campos tan verdes,

la lumbre del sol;

adiós Chichén nuestro,

hermanos y padres

y amigos, adiós…

 

Se escucha a lo lejos rasgando el aire el son de los instrumentos bélicos que anuncian la proximidad de los ejércitos victoriosos. EL REY desde su trono y el sacerdote desde el templo escuchan emocionados. A manera de avanzada irrumpen en la escena algunos capitanes con las armas en alto.

 

 

ESCENA VII

 

LOS CAPITANES: Ya llegan, ya llegan las huestes triunfantes

de Chichén Itzá,

Salud itzalanos… salud sacerdote,

salud Itzacán!…

EL REY Y EL SACERDOTE: Sí, sí, son las trompas sonando a lo lejos,

y el ronco tunkul,

las huestes que llegan después de haber muerto

al Rey de Tulúm…

TODOS: Clamemos itzáes de júbilo y gozo,

bien haya Chichén.

CAPITANES: Oíd, son las trompas que gritan victoria,

bien haya Chichén!…

 

Desde este momento la orquesta irá en crescendo escuchándose cada vez más próxima las huestes hasta que éstas llegan con gran aparato bélico y fastuosidad, al son de una marcha épica, siendo este el momento de mayor emoción. Entrarán entonando la marcha, y conforme a este orden. Algunos soldados con las cuerdas de cautivos; entre estos en primera línea, ACANÍL, su madre ZULÁ y el SACERDOTE de Tulúm, APULYÁH. Después otro tropel de guerreros, todos con las armas en alto y desplegadas sus banderas. La marcha deberá oírse desde antes que entren a escena.

 

 

ESCENA VIII

 

CORO: (De los que llegan.) De los campos de guerra venimos,

nuestro brazo ni un punto cejó,

sin cesar hasta el fin combatimos,

nuestras flechas cubrieron el sol.

UNA VOZ: Itzacán que la gloria en ti sea,

otro Rey no hay más grande que tú,

¡te trajimos cual rica presea

la cabeza del Rey de Tulúm!…

Tus guerreros tenaces y bravos

combatieron sin tregua por ti,

te traemos cien cuerdas de esclavos,

y con ellos un rico botín.

EL REY: (Exaltado) Oh, guerreros, salud… vuestras voces

estén siempre contigo, Chichén!….

TODOS: ¡Oh, Chichén!, ¡Oh, Chichén, que los dioses

estén siempre contigo, Chichén!…

CORO DE LOS GUERREROS: De los campos de guerra venimos,

nuestro brazo ni un punto cejó,

sin cesar hasta el fin combatimos,

nuestras flechas cubrieron el sol.

 

Entra AMAC-CHAPAT, el Nacón, con todos sus arreos de gran capitán, llevando la cabeza de NAVANCHÉ el Rey de Tulúm, y adelantándose al Rey se la ofrece.

 

 

ESCENA IX

 

AMAC-CHAPAT: Salud… salud recibe este trofeo,

te corresponde, ¡oh, Rey!

ya no existen, señor tus enemigos,

acabó Navanché;

de Tulúm nada queda, reducido

¡todo a cenizas fue!

EL REY: Gracias Amac-Chapat, ese trofeo

pertenece a Chichén,

se clavará en el templo la cabeza

del triste Navanché…

ACANÍL: (Al ver la cabeza de su padre.) Oh, qué miro, mi padre degollado,

padre perdóname (Llena de angustia)

que crueldad… mas yo soy, ¡oh, padre mío

la culpable tal vez!…

AMAC-CHAPAT: Rey Itzacán… los dioses nos protegen,

¡he aquí a Acaníl también!…

EL REY, el SACERDOTE y el NACÓN: ¡Achuy-kak… Achuy-kak!, dios de la guerra

ven con nosotros, ven

recibe como ofrenda la cabeza

del desgraciado Rey….

Que así concluya siempre el que se alzare

contra el Rey de Chichén

Achuy-kak… Achuy-kak, dios de la guerra

¡ven con nosotros, ven!

ZULÁ, madre de ACANÍL: Rey Itzacán, yo soy la infortunada

viuda de Navanché,

destruido Tulúm, y exterminaste

a sus hijos también;

aplaca ya tu cólera y perdona

a Acaníl, ¡oh, gran Rey!…

SACERDOTE: Itzacán, no perdones… a los dioses

ofrecida ya fue…

EL REY: No, no hay perdón, el sacrilegio existe,

no, no perdonaré…

APULYÁH, el sacerdote cautivo de Tulúm: (Increpa a ZULÁ)

Sabed morir,

mujeres tulunenses,

no imploréis, no imploréis,

Rey Itzacán, Rey Itzacán,

inicuo tirano de Chichén,

concluye, estamos prestos al suplicio,

¡mándanos de una vez!…

EL REY, KINYÁH el sacerdote, y el Nacón AMAC-CHAPAT:

No hay perdón, no hay perdón, la ofrenda humana

siempre muy grata fue,

a los dioses y con ella se consigue

su favor obtener.

APULYÁH, el sacerdote cautivo, ACANÍL y ZULÁ: ¡Rey Itzacán… Rey Itzacán, los dioses

te harán alguna vez

sentir lo que sentimos… algún día

te vencerán también!…

EL REY: Conducid a Acaníl, con las doncellas

al pozo de una vez…

 

 

ESCENA X

 

Los que han de ejecutar la orden, se acercan a ACANÍL y a las diez doncellas, tratando de conducirlas al pozo sagrado. En este instante se presenta desolado el PRINCIPE PAYAMBÉ, ricamente trajeado de guerrero y con sus armas y abriéndose violentamente paso entre el gentío, llega ante EL REY su padre, impetrando gracia para la víctima.

 

PAYAMBÉ: Rey y señor detente… fui a la guerra

a combatir por ti.

hice a tus enemigos dar en tierra

y humillados morir;

 

Renombre y gloria he dado a tu corona,

todo lo hice por ti,

en cambio, padre, a mi Acaníl, perdona,

¡perdónala por mi!…

 

EL SACERDOTE: Rey Itzacán… recuerda, es de los dioses,

AMAC-CHAPAT: Rey Itzacán… no puedes perdonarla…

ACANÍL: Señor, señor, piedad para tu victima…

ZULÁ: Rey Itzacán, perdón para mi hija.

APULYÁH: Mujeres de Tulúm, no imploréis gracia…

PAYAMBÉ: ¡Padre, perdónala… yo te lo pido!…

EL REY: No, no perdonaré

llevadla, ya… llevadla… el sacrificio,

¡cúmplase de una vez!

¡lanzadla con las vírgenes al pozo sagrado de Chichén!…

 

Salen los conductores llevando por delante sobre los hombros el cadáver de ACANÍL Le seguirán las diez doncellas, detrás va saliendo la demás gente. Salen repitiendo el cuarteto (se entiende, el verso), de la marcha triunfal:

 

CORO: De los campos de guerra venimos,

nuestro brazo ni un punto cejó,

sin cesar hasta el fin combatimos,

nuestras flechas cubrieron el sol.

 

Quedan solos en escena, PAYAMBÉ, el Sacerdote KINYÁH en lo alto del templo y el Rey ITZACÁN, sombríamente erguido en su trono, de pie.

 

EL SACERDOTE: ¡Los dioses lo han querido!…

PAYAMBÉ: ¡Padre… padre! (Grito de angustia y derrumbándose sobre las gradas del trono.)

EL REY: ¡Payambé!… ¡Payambé!…

 

Telón

Fin de la obra.

 

Compilación de Fernando Muñoz Castillo

Continuará la próxima semana…

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