Inicio Portada Maltrato animal disfrazado de amor

Maltrato animal disfrazado de amor

0
0

Vamos a referirnos al proceso por el cual pretendemos humanizar a nuestros compañeros de vida, los animales, por lo cual empezaremos por definir qué es humanizar.

Humanización es la acción y efecto de humanizar. Humanización es el proceso mediante el cual algo es dotado de cualidades humanas. El objeto de humanización puede ser una cosa, un animal, una persona, un conjunto de personas o una institución.

Es frecuente escuchar la opinión de que vivimos en una comunidad violenta en la que a menudo se intenta resolver los problemas por la fuerza. Ante este problema nos podemos preguntar ¿por qué es importante el trato que se da a los animales?

Muchas veces el maltrato hacia los animales es el primer peldaño que sube una persona violenta y nos puede dar la voz de alarma para la prevención de futuros malos tratos en los distintos ámbitos de la sociedad.

Hoy en día, la legislación de la mayoría de los países civilizados alega que los animales pueden sentir dolor; por lo tanto, prohíben la crueldad con los animales, definida bajo el término de Maltrato.

En el diccionario de la Real Academia Española se define maltrato como “trato vejatorio que ocasiona daño o perjuicio”. En los diccionarios médicos se define como “violencia física o psíquica que se aplica a las personas”, dividiéndolo en distintos tipos según el maltrato o el maltratador.

Históricamente, el maltrato a los animales ha sido interpretado de forma independiente con respecto a otras formas de maltrato y no se contempla como una forma de violencia, siendo tratado con un componente de normalidad pasmosa.

Según estudios realizados en Estados Unidos, hay una correlación de un 90 por ciento entre el maltrato a los animales en la infancia y delitos contra la sociedad en la edad adulta, pudiendo ser la voz de alerta ante problemas tales como la violencia familiar.

La mayor parte de las personas que tienen mascotas consideran que son parte de su familia, por lo que muchas veces el perro o el gato acaba siendo el nexo de unión entre los habitantes de una misma vivienda. Muchos humanos tienden a olvidar que los animales de compañía son eso: animales con necesidades propias de su especie. Estas personas tratan a sus perros como bebés consentidos.

Muchas veces surge una nueva problemática, la de humanizar en exceso a las mascotas, que es un tipo de amor malentendido, ya que el animal tiene derecho a ser un animal, debe tener su propia vida.

Las razones de la humanización de los animales responden a un antropomorfismo, es decir, ubicar condiciones humanas donde no las hay. En algunas personas, esta humanización es llevada al extremo cuando se trata de sus mascotas, siendo múltiples las razones: soledad, necesidad de afecto, proyectos comunes en parejas, etcétera.

Algunos psicólogos consideran que el exceso de humanización animal se da durante el proceso de domesticación, cuando en muchas personas aparece la sensación de que pueden hablar el mismo idioma que sus mascotas y que emocionalmente hay una complementariedad que, en algunos casos, puede ir incluso más allá de su relación con los humanos.

 El amor por los animales hace que las personas los traten como seres humanos. Por eso se pueden ver restaurantes de lujo para perros, escuelas, fiestas de cumpleaños, clubes, peluquerías, almacenes de ropa y otros establecimientos dedicados a someter a los animales a actividades propias de las personas.

La humanización extrema de los animales no es beneficiosa ni necesaria, todo lo que pueda provocar un estrés al animal puede acabar en maltrato, el problema es enseñar a hacer cosas a las mascotas que no son naturales, ya que se les puede provocar un estado de estrés importante. No se habla de acciones cotidianas como enseñar a tu perro a sentarse, algo que puede ser necesario cuando sale a la calle, sino aquellas cosas que a nosotros nos pueden hacer mucha gracia pero que ellos no necesitan. Dicho de otra manera más directa: «Ningún perro necesita un impermeable para salir a la calle porque su pelaje ya está preparado para la lluvia; si se lo ponemos, que sea porque conocemos bien la raza y sabemos que aquello no le hará ningún daño ni le generará estrés.»

Humanizar a los animales hace que pierdan su identidad, que se sientan frustrados, ansiosos e inseguros. No se están teniendo en cuenta las necesidades del animal. Un fenómeno que tiende a ser más común es que el ser humano se ha enfocado en ser profesional y no en tener familia, por eso quieren llenar ese vacío con los animales. Pero los animales se sienten incompletos porque no son seres humanos y tienen otras necesidades físicas y psicológicas.

Los dueños les imponen reglas humanas irrespetuosas que van desde los peinados hasta el maquillaje, y que atentan contra la identidad del animal.

El debate ahora sobre el derecho de los animales consiste en averiguar quién vive más feliz: ¿El perro vagabundo que sigue libremente sus instintos, sin estar sometido a ninguna regla, o aquel que está en el sofá de una casa aislado del resto de sus congéneres? Un perro de la calle se comporta mejor que uno que vive dentro de la casa, tiene ese reto de sobrevivir, de buscar alimento y desarrolla todas sus capacidades. El perro que vive en la casa no tiene trabajo, no camina más de 15 minutos, no tiene propósito.

La crisis de los modelos familiares surge la creciente humanización de las mascotas. Los situamos en el rol de hijos o los utilizamos como equilibradores del afecto de vínculos disfuncionales entre la domesticación y el apego.

 Atribuirle características humanas nos ha llevado a cometer graves errores:

  • Pasear a un perro sano en una carriola es una acción antropométrica que daña la psique del perro pues éste no puede olfatear, sentir el suelo, caminar ni explorar su entorno como lo indica su naturaleza.
  • Si queremos alimentarlo con nuestra comida, olvidamos que él necesita nutrientes para sus huesos y su organismo que solo una comida preparada especial para perros y de alta calidad puede aportarle.
  • Ponerle vestimentas innecesarias que provocan en ellos estrés.
  • Cuando queremos que duerma en nuestra cama, nos olvidamos que quizá un día nosotros no estaremos y, ¿qué hará el animal entonces?

Antes de celebrar el cumpleaños de tu mascota, darle comida en la mesa, celebrar una boda canina o llevar al extremo los cuidados que le brindas, piensa si en realidad tu perro lo necesita.

Aunque tu mascota forma parte de tu familia, hay ciertos límites que debes marcarle, tratándolo con amor, pero como a un animal. Para hacer feliz a tu animal de compañía:

  • Acaricia a tu perro. Un trato amoroso es muy aconsejable para la salud de tu mascota.
  • Hazle hacer ejercicio.
  • Educa a tu perro. …
  • Premia su buen comportamiento.
  • Visitas al veterinario.
  • Alimentación.
  • Higiene del animal.

No se trata de negarle afecto sino de poner límites. Por su instinto, ellos se acostumbran a vivir en manada. Sin condicionar su naturaleza, enséñale que tú eres el alfa, adiéstralo, ejercítalo y dale cariño.

Dra. Carmen Báez Ruiz

 drabaez1@hotmail.es

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.