Lo que no sabías de Eligio Ancona – III

By on enero 28, 2021

III

EL CENTENARIO DEL NATALICIO DE DON ELIGIO ANCONA

Razones de la polémica

José Esquivel Pren (1975, T. VIII, p. 119) escribe en su enciclopedia Historia de la literatura en Yucatán que en 1936 se tuvo la intención de conmemorar el primer centenario del natalicio de Don Eligio Ancona, y que él “fue designado Secretario del Comité Organizador de dicho centenario”.

Sin embargo, toma posición al declarar con excesiva vehemencia:

Eligio Ancona Castillo.  Hijo de don Antonio Ma. Ancona y Cárdenas y de doña Fernanda del Castillo y Cárdenas, nació en la ciudad de Mérida el 30 de noviembre de 1835. Esta es la fecha que, acertadamente, consignan don Carlos R. Menéndez (“Noventa años de Historia de Yucatán”, p. 119) y don José Ma. Valdés Acosta (“A través de las Centurias”, T. II, p. 49)… En cambio, don Francisco Sosa (“Los contemporáneos, T.I, 1884…) afirma que nació Ancona “el día 10 de diciembre de 1836 […] pero, posteriormente, se encontró en los archivos parroquiales el acta de su bautismo y, con certificación de ella, la “Liga de Acción Social” en Mérida pudo poner en claro que el 30 de noviembre y el año de 1835 fueron el día y el año de nacimiento de don Eligio Ancona. Dicha acta de bautismo puede verse en el Folio 28 de libro 52 de “Bautizos”, del Archivo de la parroquia del Sagrario, de la Catedral de Mérida. Lo que parecía envuelto en vaga penumbra quedó decidido ante la evidencia de tal documento […] y que es el único firme y seguro.

Solamente que este argumento pierde credibilidad al ser investigado y analizado, primero porque existen incongruencias entre lo asentado por Valdés Acosta, lo encontrado en el acta mencionada, y el verdadero nombre del Eligio Ancona que conocemos. Esquivel Pren no sustenta con veracidad sus asertos.

Valdés Acosta señala el nacimiento el 30 de noviembre de 1835 de José Eligio, cuya madrina asienta que fue doña Antonia de Ancona, pero el acta de bautizo que menciona corresponde a Eligio Jesús, con la misma fecha y teniendo por madrina a doña Encarnación Ancona; por otro lado, el prócer yucateco y exgobernador que conocemos tuvo por nombre Eligio María, como era conocido y él mismo se hacía llamar. No se trata entonces de la misma persona.

Puede haber una explicación para estas confusiones. Sabemos que en esos tiempos si un niño moría al nacer o al poco tiempo de nacido, al siguiente hijo en nacer se le ponía el mismo nombre, o casi. Esta es la hipótesis que sustenta Uuc Kib Espadas Ancona, bisnieto de Eligio (2) y que he visto que sucede en mi propia familia, entre antepasados míos homónimos exactos, hermanos entre sí.

Luego entonces, con base en lo erróneamente asentado en A través de las centurias, la Liga de Acción Social solicitó en el Archivo del Arzobispado de Yucatán la Fe de Bautismo de José Eligio, recibió la de Eligio Jesús y con ella trató de evitar los homenajes del natalicio de Eligio María, asegurando que en todo caso se estarían celebrando 101 años, lo que hacía extemporáneos los festejos.

Una versión expurgada del escrito de Esquivel Pren acerca de don Eligio Ancona aparece en la página 637 del Tomo V de la Enciclopedia Yucatanense, versión en la que elimina Esquivel Pren (o el compilador de la enciclopedia) el asunto de las fechas polémicas. Por supuesto que coloca la fecha de noviembre de 1835, así que él (o el compilador) la dan por buena.

Hay que considerar también que otra de las fuentes utilizadas para avalar la fecha de 1835, Noventa años de Historia de Yucatán, de Carlos R. Menéndez (1937), no puede ser considerada fuente confiable en cuanto a la definición de la fecha discutida pues en la página 119 señalada por Esquivel Pren solamente indica, sin dar referencias: “El Lic. Ancona, además notable literato y periodista, había nacido en Mérida el 30 de noviembre de 1835”. Es extraño que teniendo como fuente en su bibliografía la Historia de Yucatán, de Ancona, en la que se consigna la fecha de 1836, haya preferido tomar por válida la de 1835. Pudiera ser que Menéndez haya tomado partido por la Liga de Acción Social y fuera también un opositor a los homenajes por el centenario; o, al revés, que Menéndez fuera opositor a los homenajes y que la Liga de Acción Social hubiese tomado partido por él. Esto sería lógico y congruente con Carlos R. Menéndez, pues era socio fundador de la Liga de Acción Social (3).

Otra razón por la que Carlos R. Menéndez pudiera haber tenido alguna animadversión contra los homenajes a Eligio Ancona la da él mismo cuando relata la historia de sus periódicos, pues refiere que cuando en 1915 llega Salvador Alvarado a Yucatán, éste toma su periódico, la Revista de Yucatán, que ya le había confiscado el General Toribio V. de los Santos, le cambia el nombre a La voz de la Revolución y lo pone bajo la dirección de Antonio Ancona Albertos, hijo de Eligio y a quien Menéndez declara su enemigo político y personal (4)”.

De Carlos R. Menéndez, opina Hernán Menéndez (1995, p. 197) que “Menéndez se convertiría en el factótum del proyecto editorial conservador, con más de cien obras de historia regional editadas en sus talleres, y cuyo menjunje de valiosas aportaciones y graves distorsiones fueron la fuente principal de la herencia oligárquica, señalada junto con la historia oficial, como las grandes responsables de la desinformación historiográfica en Yucatán”.

Se sabe también que Eligio Ancona se contaba entre los colaboradores del periódico El libre examen que se publicaba en Mérida entre 1879 y 1882. Este periódico se caracterizaba por su crítica fuerte y directa contra la religión católica y contra su jerarquía eclesiástica y por el encomio a las ideas liberales, el ateísmo y a la masonería. El propio don Eligio se reconocía ateo y se le ligaba con las logias masónicas (5). Su hijo Joaquín llegó a ser en 1927 (6) Venerable Maestro de la Logia “Yucatán” No. 4, perteneciente a la Gran Logia “La Oriental”, y posteriormente llegaría a ser Muy Respetable Gran Maestro de la Gran Logia Unida “La Oriental Peninsular” (7).

Con lo hasta aquí expuesto comienza a configurarse toda una intriga histórica, incubada con el único fin de evitar el homenaje que a un gran liberal, precisamente el “padre del liberalismo histórico”, como lo califica Hernán Menéndez (8), se le preparaba con gran fausto en la capital de la República.

Los conservadores y clericales no podían permitir que un ateo, liberal, republicano y masón fuera reconocido, y fueron capaces de argumentar de manera tan débil, que los festejos no fueron interrumpidos y, así, la antigua Calle de la Rosa del Distrito Federal ahora lleva el nombre de Eligio Ancona, a la casa en la que vivía cuando falleció le fue colocada placa conmemorativa, y un monumento se eleva en su nombre en la Rotonda de las Personas Ilustres de la misma capital.

No lo han perdonado, y por esto subsiste la ambigüedad artificial en la fecha de nacimiento. Por eso aún se conserva en el mismo monumento de la Rotonda la fecha errónea de 1835 y en tiempos más cercanos, el sábado 3 de abril de 1982, el Diario de Yucatán publicó en su sección “Hoy en la historia” con muy poco cuidado “En un día como hoy, en […] 1893, fallece en la ciudad de México, a la edad de 45 años (sic.), […] el prominente […] Lic. Eligio Ancona […] había nacido en Mérida el 30 de noviembre de 1835”.

Según esta nota y la edad de 45 años en que se señala que fallece Ancona, debió de haber nacido entonces en 1848. “Repite mil veces una mentira y se volverá verdad”, parece ser la consigna, o tal vez: “Si no puedes vencerlos, confúndelos”.

 

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(2) Espadas, Uuc Kib (1987): “Eligio Ancona, liberal íntegro”. Boletín de la Escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Yucatán. Mayo-junio, No. 84

(3) Ver la sección Orígenes, en la página http://www.ligadeaccionsocial.org/

(4) http://v6.yucatan.com.mx/especiales/75aniversario/nota2.asp

(5) http://fraternidad10.org/masoneria/masonesyucatecos.php

(6) Balam, Yuri, (1987). Etnografía de la masonería en Yucatán. El caso de la Gran Logia Unida “La Oriental Peninsular”:

(7) Según asienta Luis Salce y Rodríguez en su libro Apuntes para la historia de la masonería en México.

(8) Menéndez, H. (1995). Iglesia y poder. Mérida: Ed. Nuestra América.

Oscar A. García Solana

Continuará la próxima semana…

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