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Las glorias del mundo

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José Juan Cervera

A Eduardo Contreras Soto, por su amistad

La mirada arrogante de quien mira con desdén la experiencia acumulada por las generaciones precedentes se antoja pueril y superficial. El minuto de hoy es deudor del de ayer, aunque ya no sean visibles los moldes que lo formaron. El influjo creador del pasado, aun si lo opacan terminologías nuevas y modas livianas, germina en todos los ámbitos de la acción humana, impulsando el pensamiento que ella engendra. Basta descubrir puntos de afinidad esencial para enriquecer el diálogo que se consuma entre un tiempo y otro.

La dramaturgia es una modalidad de la expresión literaria que, en condiciones propicias, toma cuerpo en un escenario donde intervienen otras disciplinas artísticas; puede sobreponerse a sus circunstancias de origen, incluso cuando el gusto estético modifica sus criterios de apreciación inmediata. Con el cambio de época, su contenido arroja matices insospechados cuando se observa con la atención que reclama.

Hoy se conoce una parte de la obra del jalisciense Marcelino Dávalos (1871-1923) gracias a la labor editorial que la recupera y a los juicios con que algunos críticos abordan su legado, emitiéndolos unas veces con apresuramiento y otras con ponderación y equilibrio. La lectura directa de autores poco frecuentados deja ver que las opiniones eruditas pueden omitir o minimizar valores que, con aciertos y limitaciones, proveen a las piezas analizadas de la calidad precisa para hacerlas disfrutables, sobre todo cuando ponen a la vista señales que orientan la comprensión de su contexto histórico.

Una de las obras de Dávalos: Así pasan…, cuyo título remite a la conocida locución latina Sic transit gloria mundi (Así pasan las glorias del mundo) motivó que el crítico José Rojas Garcidueñas encontrara un ritmo propio y una agudeza psicológica sobresaliente en cada uno de sus tres actos, si bien considera que en su conjunto pierden unidad y coherencia al acoger dos temas que se restan fuerza entre sí. En cambio, Emilio Carballido pone en juego una percepción más fina para identificar los elementos sustanciales que la convierten en mucho más que una simple historia de amores frustrados, sobre todo por constituir un trazo sagaz de los abusos del régimen de Porfirio Díaz, si bien reflejados con cierto disimulo en la evocación del autoritarismo que pretendió fijar el Imperio de Maximiliano, y equilibrados en el impulso renovador que trajo consigo el gobierno de Juárez. Y éstas fueron algunas de las claves que tocaron la sensibilidad del público durante su estreno en 1908.

La obra es concisa y fluida en sus parlamentos; el trasfondo político que encierra no desvirtúa su composición artística. Su perspectiva diacrónica pone de relieve nociones como el urgente advenimiento de un teatro de raíz nacional, la veleidad de los aficionados a las representaciones escénicas y el papel de las celebridades que, tras alcanzar cumbres de aceptación en su medio social, ofrendan sus dotes exuberantes a la inevitable decadencia que el orden del mundo reserva en sus constantes giros.

Conviene leer otros textos de Marcelino Dávalos porque muestran signos de vitalidad que no todos los de su tiempo conservan; por ejemplo, El crimen de Marciano recrea una tradición popular referida a los acontecimientos de la Intervención francesa con una mezcla de astucia y patriotismo que marca el derrotero de las fuerzas en pugna; Águilas y estrellas mueve temperamentos y dilemas en un ambiente rústico: en ella son las mujeres quienes se muestran juiciosas al igual que un viejo jornalero agrícola, en contraste con los varones de la familia descrita en sus escenas; fueron estrenadas en 1909 y 1916, respectivamente, La revista Tramoya los reimprimió en una edición de 1999.

Eduardo Contreras Soto examina lúcidamente La Sirena Roja, una pieza que el dramaturgo incluyó en un libro de aliento narrativo publicado en 1915. Le atribuye un lenguaje simbolista en que plasma impresiones de una breve estancia en el entonces territorio de Quintana Roo, sitio de reclusión que recibió a muchos opositores de Porfirio Díaz. Dávalos se trasladó a este punto del sureste mexicano para ocupar un empleo con el que fue favorecido durante su juventud. En ella se advierte también la crítica política y la denuncia de la opresión social.

Es vasto el camino que se avizora al incursionar en el patrimonio escrito y en el repertorio escénico de México. Sus etapas históricas desbordan emoción, sorpresa y variedad llena de atractivos.

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