El Faisán

By on abril 29, 2021

El faisán es originario de Asia, en concreto de Borneo, Sumatra, Himalaya, sur y oeste de China y montes de Formosa (Taiwán), llegando al Viejo Continente a través de los griegos aproximadamente en el siglo V, A.C. Su nombre científico es “Phasianus Colchicu”.

Su nombre proviene de la palabra helénica paisanos, que deriva de Phasis, un río localizado en la Cólquida, región asiática ubicada en la ribera oeste del Mar Negro, desde donde probablemente habría entrado el faisán común a Europa. Esta raza carecía de anillo en el cuello, siendo los romanos quienes difundirían su caza y consumo por zonas de Italia, Francia, España o Inglaterra durante los siglos de la República y el Imperio. En la Edad Moderna (siglos XVI al XVIII) sería tratado como un alimento excepcional, exótico, digno de señores feudales y reyes en las cortes europeas.

A finales del siglo XIX una variedad con collar se introdujo en Norteamérica procedente de tierras europeas y, desde allí, llegó a España donde se mezcló con la especie sin plumaje blanco en el cuello, creando subespecies diferentes. A pesar de que son originarios de Asia, el faisán ha sido introducido en diferentes áreas por el hombre, pudiendo hallarse en cualquier parte del planeta donde abunde el bosque, siendo el territorio europeo el segundo lugar con mayor cantidad de ellos. En la República Mexicana habita en los bosques húmedos, desde el sur de Tamaulipas hasta Yucatán

Ave del orden de las gallináceas, del tamaño de un guajolote, de cola larga y ancha, alas cortas, y con un copete eréctil y redondeado de plumas rizadas, presenta un marcado dimorfismo sexual tanto en color del plumaje como en el tamaño. Se caracteriza por su hermoso y colorido plumaje, así como por su cola de gran tamaño. El macho de esta especie de ave exótica es más grande que la hembra, alcanzando los 90 centímetros de alto y un peso de 1 a 1.5 kilogramos, además que su color es mucho más resaltante que el de la hembra, que es mucho más pequeña que el macho, alcanzando una altura promedio de 60 centímetros y un peso entre 0.7 y 0.8 kilogramos.

El macho es negro, con el abdomen blanco, y tiene una protuberancia amarilla en el pico; la hembra es café oscura, con rayas blancas y negras en la cabeza. Las plumas características de este animal son muy exóticas, pueden variar en sus colores y son entre marrones y rojas, o ambas, con confusos márgenes blancos y rayas negras. Los rasgos más destacados del macho se encuentran en su barba de color rojo y sus plumas, que se encuentran ubicadas en el cuello y la cabeza de color verdeazuladas. Por otra parte, la hembra se presenta mucho más sencilla y menos resaltante, con plumas marcadas de manera sutil y una cola corta.

Existen numerosas subespecies que se distinguen en coloración y tamaño. Se reconocen 30 subespecies, distribuidas en cinco grupos. Se identifican por el plumaje del macho, principalmente por la presencia o ausencia de la lista blanca del cuello, el color del obispillo y la base de la cola y de las coberteras de las alas. Las poblaciones introducidas de nuestra época son el resultado de la mezcla de varias razas en diversas proporciones, difieren según los linajes usados para la introducción y la selección natural producida para adaptarse al clima y hábitat de la zona.

Los faisanes comunes son aves gregarias que fuera de la estación de cría se unen a bandadas transitorias. Aunque son capaces de volar cortas distancias, prefieren andar y correr. Si se les asusta, pueden alzar repentinamente el vuelo con un ruidoso batir de alas, emitiendo llamadas de alarma para alertar a sus congéneres. Su velocidad de vuelo es de solo 43 a 61 km/h cuando se desplazan, pero pueden llegar hasta los 90 km/h si están en peligro. Donde son cazados se muestran esquivos, una vez que asocian a los humanos con el peligro, y rápidamente se esconden al oír a las partidas de caza.

Los faisanes solo se alimentan en el suelo, pero duermen protegidos en los árboles por la noche. Se alimentan de una gran variedad de materia vegetal y animal, como frutos, semillas, hojas además de un gran espectro de invertebrados y pequeños vertebrados como culebras, lagartijas, pequeños mamíferos y ocasionalmente pequeñas aves. Los machos practican la poliginia y con frecuencia van acompañados de su harén de varias hembras. Los faisanes machos suelen tener entre 6 o 10 hembras, comenzando el periodo de celo a mediados del mes de marzo, durante el cual los machos pelean entre sí por la posesión y control de las hembras de la bandada.

Esta especie anida en el suelo entre abril y junio. La incubación es realizada solamente por la madre y tiene un tiempo de duración de 22 a 29 días. Suelen anidar en los márgenes de los bosques, prados o campos donde habitan. La puesta suele constar de diez huevos. La hembra pone un huevo cada dos días, terminando la puesta en el mes de mayo, teniendo lugar la primera eclosión en el mes de junio. Si la primera nidada es destruida por algún motivo, suele tener lugar una segunda puesta pero el número de huevos es significativamente menor que en la primera.

Sus pollos son nidífugos y permanecen junto a la hembra durante varias semanas. Una vez que los polluelos han abandonado el huevo, los pequeños faisanes son capaces de seguir a su madre y a los 20 días pueden encaramarse a los árboles. La primera muda tiene lugar después que los pequeños han cumplido los dos meses de vida, en el mes de septiembre, y, tras este cambio, los polluelos ostentan ya el plumaje de su sexo. Antes de que el animal haya cumplido su primer año, puede tener el plumaje y tamaño de toda su vida, así como también la capacidad para reproducirse.

Las amenazas a la especie  tienen como principal depredador al ser humano, ya sea por su carne, la caza por deporte, sus plumas, la pérdida de hábitat, la contaminación y la construcción de hidroeléctricas. En el ámbito natural también existe un número importante de animales que tienen al faisán dentro de su cadena alimenticia. Los principales depredadores de esta especie son los búhos, halcones y zorros. Algunos solamente se encargan de comerse los huevos.

El ser humano aprovecha esta ave para el consumo de su carne y sus huevos. Debido a la dificultad para poder criarlos (tal como se haría con los pollos), se considera una exquisitez gastronómica. Sus plumas se utilizan para ornamentación.

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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