Cultura de la Vejez

By on septiembre 12, 2019

M.I. RAMÓN HUERTA SORÍS

DIRECTOR TÉCNICO EDARAYS

“La juventud no es una época de la vida, sino un estado mental; tampoco consiste en tener mejillas sonrosadas, labios rojos y piernas ágiles, sino que es cuestión de voluntad y una cualidad de la imaginación”.

“Cuando se abatan tus antenas, cuando las nieves del cinismo y el hielo del pesimismo cubran tu espíritu, entonces habrás envejecido, aunque sólo tengas 20 años. Pero mientras tus antenas sigan en alto, dispuestas a captar las ondas del optimismo, hay esperanzas de que mueras joven, aun cuando seas un octogenario.” – Samuel Ullman

La inquietud existencial fundamental del ser humano radica en la inminencia de la muerte. Por tal motivo, la vejez, al ser la etapa final de la existencia del hombre, asume una importancia social de carácter relevante.

Los formatos de acción social deberían garantizar que, en la vejez, lo vivido tenga un gran sentido para el desarrollo trascendental del ser humano. Sin embargo, en la práctica, resulta que el anciano está descuidado, menospreciado y obligado a un papel lastimosamente pasivo en lo referente a la educación de las nuevas generaciones en el arte de vivir.

Proponemos una revisión medular de los paradigmas sociales de la vejez y que esto se lleve a cabo como una acción cultural. Veamos:

En la infancia y la pubertad, cuando aparece la conciencia de identidad, se conforman las verdades personales sobre el papel del ser humano en el desarrollo universal de la vida. Nos apropiamos de conocimientos, capacidades y habilidades que nos facultan para una particular participación social.

En la edad adulta, la verdad personal define la práctica del aporte social de cada cual y, por tanto, es en esta etapa donde se concentra la mayoría de las experiencias personales, el más genuino tesoro en la sabiduría particular de cada hombre.

En la vejez se debería procesar el cúmulo de experiencias personales, con el fin de hacerlas heredables a las próximas generaciones.

En conclusión, el ciclo de la vida humana se pudiera enunciar como sigue:

“Nacimiento, capacitación específica e individual para ejecutar futuras acciones, práctica de vida social generadora de experiencias que dan paso a la sabiduría personal, procesamiento de tal sabiduría para legarla a las futuras generaciones, el legado propiamente dicho, y la muerte.”

Así, la acción de la sociedad sobre el individuo debe garantizar:

  • La comprensión personal del objetivo fundamental existencial, resumido en generar experiencia y legarla a las generaciones siguientes, dando así su aporte a la obra de la vida.
  • La instrucción necesaria a fin de que toda práctica de vida tenga un fundamento teórico previo, imprescindible para generar experiencias positivas.

El reinado de un paradigma cultural sobre la comunicación de su experiencia: “El hombre que no orienta su vida a generar experiencia y comunicarla, asume el riesgo de caer en desagradables niveles de mediocridad existencial.”

Para prevenir esta mediocridad existencial se requiere de una ciencia social revolucionaria que podría ser la “Pedagogía Popular de Estructuración” (PPE), capaz de sentar las bases para una amplia y profunda comunicación entre todos los seres humanos.

La PPE contempla educación y entrenamiento, pero su proyección social ha de estar bajo conceptualizaciones culturales.

El hombre es punta de lanza en la obra de la vida, y esta obra es, metodológicamente hablando, un sistema de acciones estructurado, coherente y armónico. Por tal motivo, toda conducta asistemática coloca al ser humano por debajo de su extraordinaria naturaleza.

La PPE facilitará al hombre común las premisas teóricas para ejercer una práctica de vida acorde con el enfoque de sistema, que lo llevará a hacer realidad el gran sentido existencial de la vejez.

La PPE dispondría del “Gran Ajedrez” como un instrumento especial para conceptualizar, enseñar, adiestrar y entrenar, respecto a la conducta humana con enfoque de sistema.

Ajedrez Social (AS) es un programa que promueve al Gran Ajedrez como un: “Sistema conceptualizador e instrumento para facilitar, desde edades tempranas, el control sobre los tonos mentales, requerido para orientar nuestras motivaciones hacia el mejoramiento humano y social, preparándonos para generar experiencias y luego legarlas.”

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