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Compartiendo Esperanza

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Entrega de despensas y juguetes en San Antonio Xluch

Nuevamente, los integrantes del Colectivo Metalmorfosis lograron ofrecer el tradicional desayuno para ancianitos y enfermos de San Antonio Xluch, en la capilla de San Antonio de Padua, una hermosa labor que es posible solamente por el respaldo de un increíble equipo de trabajo que en esta ocasión contó con Ileana Aguilar, Socorro Pat Pech, Carlos Vivas Robertos, Lucy Medina, Miguel Álvarez Echeverría, Carlos Suarez, Isabela Álvarez y Margarita Ventura, respaldados por algunas jóvenes asistentes. El único que faltó fue el Ing. Isaías Solís, quien andaba delicado de salud.

Los preparativos para esto se llevan a cabo desde semanas antes, contactando a los padrinos y madrinas. Por ejemplo, el ingeniero Solís consiguió el apoyo del Centro de Educación Integral Monarca, recibiendo de ellos cada año decenas de juguetes donados por sus alumnos. Se realiza una convocatoria, se comparten los contenidos, se informa con más detalles a nuevos interesados en participar, se va en busca de las donaciones, se define el menú para el desayuno, se clasifica todo, se arman los paquetes, etcétera.

El domingo 8 de enero, desde las 8 de la mañana, fueron llegando los primeros invitados, ancianitos y ancianitas que viven cerca de la capilla, ubicada frente al campo de béisbol, en la calle 70, la principal de esta colonia, que también colinda con el aeropuerto de la ciudad de Mérida.

Ya con todo el equipo presente, en diversos autos se va en busca de otros invitados que requieren transporte, algunos de hecho utilizan sillas de ruedas. La infantería femenina, como de costumbre, ya tenía listos los alimentos que aquella mañana disfrutarían nuestros invitados; el menú incluyó plátano, unos exquisitos tamales, panes bien sabrosos, ricas galletas, café con leche, arroz con leche, refresco y chocolates.

El domingo 8 de enero, integrantes del Colectivo Metalmorfosis participaron en la tradicional entrega de despensas y juguetes en San Antonio Xluch, una de las colonias más pobres de Mérida. En la capilla de San Antonio de Padua, los abuelitos disfrutaron de un rico desayuno, recibiendo cada uno una despensa y un muñeco de peluche, mientras a los chavitos les tocaron juguetes.

Me encantó hacerla de mesero, llevando platos y bebidas a las mesas, mientras los presentes celebraban principalmente reunirse de nuevo pues, a causa de la llegada de la pandemia, los apoyos, incluyendo el desayuno, se entregaron casa por casa los últimos dos años, respetando las reglas de prevención implementadas por la Secretaría de Salud del Estado.

Como cada año, el comité organizador dedica unas palabras de bienvenida y agradecimiento a los invitados, tocando turno a mi hermana Socorro y su hija Ileana, herederas de esta hermosa labor que suma casi ya tres décadas de realizarse. Ellas, a nombre de todo el equipo que se encarga de hacer posible el desayuno, la entrega de apoyos, recolección, etcétera, recordaron que simplemente continúan poniendo en práctica las enseñanzas de doña Elenita Pech (+): “No hay nada peor en el mundo que perder la esperanza, no podemos permitir que nuestra gente pierda la esperanza.

Ileana recordó que, siendo aún pequeña, comenzó a participar en esto, conoce a la mayoría, por lo que le resulta natural continuar la labor, incluso señalando que ahora su hija Isabela la acompaña y seguramente continuará participando en el futuro.

En mi turno, compartí con los presentes cómo inició esta actividad: cuando doña Elenita nos pidió a mi compadre Carlos Vivas y a mí ayudarla a conseguir para Navidad juguetes para sus alumnos del catecismo, lo que hicimos con gusto. Al siguiente año, todos los demás niños de catecismo querían juguetes, por lo que todo fue creciendo.

Resumí lo más breve posible la historia, porque sentí que era necesario informarles la forma en que incluso llegamos también a San Antonio Xluch III, repartiendo un poco de alegría a quienes han sido menos afortunados. Lo más importante fue que reconocí que aún yo, en mi calidad de ‘oveja negra de la familia’, quedé impactado ante aquella demanda, por lo que a partir de entonces ha existido un equipo base al que se han sumado muchos colaboradores a lo largo de los años.

El objetivo de esta labor es llevar un poco de alegría, de felicidad, de optimismo a personas del sur profundo de la capital de Yucatán, muchas de las cuales atraviesan por situaciones complicadas.

Por supuesto, han sido claves las madrinas y padrinos que tan generosamente se han ido sumando año con año, algunos participando una sola vez, otros por varios años. Los que se mantienen firmes desde el principio son el M.V.Z. Enrique Marín Pech, el Ing. Juan Francisco Pat Pech, Carlos Vivas Robertos, a quienes se sumaron después don Luis Alvarado Alonzo, director general de Diario del Sureste, nuestro subdirector Sergio Alvarado Díaz y, por supuesto, Salim Alcocer Lixa, el querido Tío Salim.

Me permití compartir que, apenas un día antes, hasta casa de Ariel López Tejero (otro de nuestros nuevos mecenas), Salime Alcocer, hija del Tío Salim (quien falleció apenas en diciembre de 2022), nos llevó una notable cantidad de despensas, señalando que ella y su familia estaban al tanto que su padre apoyaba cada año nuestra recolecta para los niños de San Antonio Xluch. Solicité un aplauso como homenaje a nuestro querido Tío, el cual fue emotivo, pues era una persona muy querida en esta colonia, pues fue ‘padrino de Primera Comunión’ de muchos niños y niñas, además que donaba juguetes y acudía a presentar su show, sin cobrar en ninguna ocasión un solo peso.

La parte más linda para mí fue abrazar, besar y apapachar a tantas personas de esa colonia, vecinos que nos aprecian no solo por ser hijos de doña Elenita Pech, sino porque saben que estamos comprometidos a continuar con esta labor y, al hacerlo, preservamos la memoria de nuestra querida madre.

Agradezco de corazón a Sergio Alvarado Díaz, don Luis Alvarado Alonzo, a mis amigos Padre Anderson, Señor García y Armando Beats del Colectivo Ceiba Flava, a Ariel López Tejero, Leticia González, a la maestra Lizbeth Pinto, Salime Alcocer y Mariana Alcocer, sus generosas aportaciones.

Gracias por ayudarnos a mantener viva la esperanza.

RICARDO PAT

riczeppelin@gmail.com

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