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Una Nueva Literatura Maya
Una Nueva Literatura Maya
“Durante el siglo XX brotaron, como de la nada,
la literatura hebrea y la euskera:
una, de un idioma muerto; y la otra, de uno prohibido (como el maya)”
Hermann Bellinghausen (La Jornada)
Tiene razón el periodista Hermann Bellinghausen cuando afirma que en Méjico está ocurriendo un fenómeno cultural único en el mundo: “el nacimiento de una nueva literatura o un puñado de literaturas locales de contenidos universales.” Sin embargo, el racismo estructural, promovido inconscientemente desde las instituciones gubernamentales y asumido como autodesprecio, alimenta el ninguneo de las élites culturales por la literatura en idiomas originarios.
En este escenario todos están de acuerdo: editores, críticos, autores, historiadores, prensa y lectores del lado de Occidente quienes, cuando mucho, miran de reojo poesías, relatos, ensayos o novelas de creadores “indígenas” (como prefieren llamarles para reafirmar su Yo occidental) y cuando sienten “vagidos” retornan de nuevo a la comodidad de la cosmovisión, sensibilidad y feeling de los escritores citadinos.
A pesar de que “ese despertar proteico” en el caso de Yucatán inicia en los años 80, se consolida en los 90 y alcanza niveles de reconocimiento a nivel internacional con presentaciones en foros extranjeros y edición de obras en otros países, la gran mayoría de la intelectualidad citadina, criolla y mestiza, en el fondo ignora lo que está experimentando el idioma maya en Yucatán, así como las obras memorables producidas.
Ni modo: ellos se pierden la enorme sensibilidad propia del pueblo maya yucateco.
Aunque hoy día, de hecho, se escriben la mayoría de los 68 idiomas mejicanos nativos con fines tanto literarios, educativos o de tradición oral como burocráticos, demagógicos o de proselitismo religioso, “la mezquindad (egoísmo) del Estado-Gobierno se niega a reconocer los derechos plenos de los pueblos indios, así como el carácter multicultural del país”.
Si la Intelectualidad y el propio Estado-Gobierno, con la información suficiente, se niegan a reconocer los derechos de sus pueblos originarios, qué podemos esperar de una población mayoritariamente mestiza (cruza de blancos y mayas) que está a años luz de “valorar, comprender y apoyar a sus pueblos nativos.” Exclusivamente “activistas y sectores específicos de la Academia visualizan allí algún futuro.”
Es más cómodo y fácil continuar con el encasillamiento de los pueblos “indígenas” como “pobres”, “incultos” y, lo peor, con “dialectos” que desaparecerán sepultados por Occidente. He allí el verdadero obstáculo para equiparar las literaturas originarias con las literaturas occidentales: considerar al náhuatl, zapoteco o maya no como “idiomas” iguales a los demás lenguajes en el mundo, sino únicamente como “dialectos” con menor nivel conceptual y estético.
Esto, aún cuando hoy día literaturas como la maya yucateca han alcanzado un desarrollo estético con reconocimiento internacional por parte de intelectuales de la lingüística de Occidente (Frischmann/Ligorred/Piggot), por encima de los propios escritores meridanos.
¡De ese tamaño, X´ pa!
edgar rodríguez cimé
edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx
Colectivo Cultural “Felipa Poot Tzuc”
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