“Para sentirte, aprender y ser tú, enfocado hacia la
naturaleza y el cosmos, actuando desde el privilegio
democrático de ser maya; potenciando las etapas de la
gran misión humanista maya.”
Nuestros antepasados y abuelos, sabios mayas que supieron colocarnos a la vanguardia de la ciencia, nos mostraron el acceso a la verdadera sabiduría, aquella que proviene de nuestro interior y nos conecta con la Energía Universal, la cual nos lleva a trascender y llegar a ser sólo espíritu, indicándonos el camino hacia la Fuente de la Vida.
La llave para tal logro reside en el Calendario Sagrado Maya, denominado Tsolk’in. Para los mayas cada semana tiene 13 días, porque son 13 las posibles dimensiones de nuestro universo que nos impactan, una cada día, de forma cíclica. Así tenemos que cada día es lo que llamamos una Treceava que nos brinda una indicación particular que nos ayudará a lograr un mejor conocimiento de nosotros mismos.
Vemos al 260 (número del calendario maya denominado Tsolk’in) como el resultado de que las 13 dimensiones se repitan 20 veces. Las 13 repeticiones se llaman Tonos y son energías (galácticas) procedentes del Sol central de nuestra galaxia (Junab K’uj). Para cada una de esas 13 dimensiones del Sol central de nuestra galaxia tendremos 20 posiciones diferentes de nuestro Sol, que llamamos Sellos, que indican 20 energías (solares).
Tu K’in de nacimiento es tu Arquetipo de Percepción (patrón, molde en que fuiste creado como ser único e irrepetible) que te permite conocerte – al mismo tiempo – como energía y como vibración. Por vía de tu K’in puedes alcanzar conciencia de tu ser al coordinar tu forma de sentir y soñar con la realidad en que vives y que tú mismo estás co creando (tú y Junab K’uj). Un K’in se caracteriza por la combinación de dos energías: una galáctica proporcionada por el Tono, y otra energía que es solar, proporcionada por el Sello correspondiente. El Tsolk’in es una combinación de energía solar masculina y de energía galáctica femenina, por eso a esta última energía se le asocia con la Luna y – sintetizando – se suele decir que el Tsolk’in es una combinación de energía solar y de energía lunar, siendo más preciso decir lunar-galáctica.
Cada Tono está vinculado a un Dios particular cuya tonalidad o poder está asociada a la energía galáctica-lunar que le corresponde. Los 13 tonos galácticos-lunares están presentes en nuestras 13 articulaciones mayores y, al integrarse todos esos Tonos en nuestro cuerpo, se nos hace posible el poder del movimiento, que siempre es una forma simple de expresar al mismo Junab K’uj en su infinita totalidad.
Los mayas consideran cuatro razas para la humanidad: Raza Roja, Raza Blanca, Raza Azul y Raza Amarilla. Cada cual pertenece a una de ellas según el número del sello de su K’in de nacimiento. La raza indica la orientación cardinal por donde le entró la energía a tal K’in, confiriéndole a la persona que nace en él las características particulares que corresponden a esa orientación por donde entró la energía. Veamos: la Raza Roja (Este) se deriva de los sellos 1, 5, 9, 13, 17 y, lógicamente, la Raza Blanca (Norte) responde a los sellos 2, 6, 10, 14, 18, y así sucesivamente para las Razas Azul (Oeste) y Amarilla (Sur).
La secuencia de razas cubre un ciclo; La Primera Raza (Roja) es la de los Iniciadores (son personas que inician cosas y, por tanto, tienen vocación y poder como pensadores, tienen gran facilidad de imaginación, lo que los hace muy creativos); la Segunda Raza (Blanca) es la de los Refinadores (tienen facilidades para concretar cosas que fueron precisadas por los de la Raza Roja; van al grano, hacia el éxito en sus acciones); la Tercera Raza (Azul) es la de los Transformadores (son los que actúan sobre las cosas que fueron empezadas por la Raza Roja y concretadas por la Raza Blanca; ellos entonces transforman para mejorar dichas cosas, detienen todo y lo desarman para armarlo de nuevo de una forma mejorada, potencian lo preexistente); la cuarta (Amarilla) es la de los Maduradores (es la energía que integra las cosas concebidas, concretadas y perfeccionadas, capaz de suplir cualquier falta en dichas acciones, por eso es una energía polifacética, pero su gran fin es integrar para lograr formas nuevas más complejas.)
Conocer estos ciclos nos permite estar más conectados con la naturaleza y el cosmos en estos tiempos del renacimiento de nuestro Sol, evento que ocurre cada 5.125 años. La persona iniciada en Energética Maya Individual, EMI, (relación del ser humano con el universo, con base en la Cosmovisión Maya, centrada en la magia perfecta del manejo de los ciclos del tiempo que es el Tsolk’in, expresado en su número prolífero, el 260) puede calcular su K’in de nacimiento y así establecer (hay tablas para hacerlo) su Sello o tribu, su Raza o color y su Tono o poder (el SRT personal). Hablamos de informaciones que le permiten a la persona tener una orientación general en todas sus apreciaciones para cada presente de su vida; que le permiten avizorar futuros para poder concebir, diseñar, instrumentar y ejecutar acciones conscientes e intencionadas, emanadas de emociones y decisiones perfectamente conscientes que proyectan y concretan futuros.
También la energética Maya se usa para definir las características del Kin de cualquier día por vivirse, para saber qué motivaciones, emociones, decisiones y acciones es procedente promover, y cuáles frenar o desechar.
Nuestros niños de esta etapa Renacentista Maya, que se garantizará con la correcta educación maya ENIM, se convertirán – con base en sus aptitudes personales, inclinaciones, gustos y decisiones – en especialistas tempranos de algún perfil concreto de la Cultura Maya, disfrutando el derecho y el compromiso de impulsar dicho perfil para ponerlo en la avanzada de dicho proceso renacentista, felices y realizados con la creatividad y prosperidad integral que emanará de sus esencias mayas, cada día más valoradas y admiradas.
Aplicando la educación maya constitucional lograremos generaciones de niños y jóvenes mayas empoderados de sus deberes y derechos, que tengan paz en su corazón y puedan transmitirla a su entorno vital, y se conviertan en pequeños soles que iluminan, aman, calientan y dan vida a todo su alrededor.
Jaime Novelo González
20-mayo-2016