Perspectiva
“Y si la banda en la que tocas comienza a interpretar tonadas diferentes,
te veré en el lado oscuro de la luna…”
Brain Damage, Pink Floyd
El 1° de marzo de 1973 en Estados Unidos, y el 24 del mismo mes en el Reino Unido, The Dark Side Of The Moon, el octavo álbum de estudio de la banda británica de rock Pink Floyd, fue lanzado a su venta. De aquellos días a la fecha, se han vendido más de 45 millones de copias, convirtiéndolo en uno de los álbumes mejor vendidos en la historia de la música (ocupa el cuarto lugar, detrás de Back in Black de AC/DC, Greatest Hits de Eagles, y Thriller de Michael Jackson). El disco contiene profundas críticas sociales sobre el dinero, la fama, y también aludía a la locura; de hecho, las líneas que inician esta aportación hacen referencia a un episodio en el que se vio involucrado su líder Syd Barrett (de quien sabemos habla Shine On You Crazy Diamond, un trabajo posterior de sus compañeros en la banda), cuando comenzaba a mostrar evidencias de la locura que luego lo obligó a la reclusión de por vida.
Para los amantes de la trivia, el ingeniero de sonido que trabajó con Pink Floyd en este disco era un tal Alan Parsons, que posteriormente formó su propia banda y le puso su nombre, y que además trabajó en un rol similar en el último disco de los Beatles (Abbey Road), nombre que tiene el estudio donde se grabó The Dark Side Of The Moon, cerrando el círculo adecuadamente.
Cuando estudiamos en el tercero de preparatoria la materia de Cosmografía, recuerdo vívidamente la explicación por la cual una cara de la Luna siempre estaba oculta a nosotros. La demostración nos la dio nuestro compañero Domingo, un tipazo a quien recuerdo con una perpetua sonrisa en el rostro: al girar la Tierra en la bóveda celeste, al mismo tiempo lo hace la Luna, presentándonos siempre la misma cara. Para demostrarlo, abrazó a dos compañeros por los hombros y les pidió que giraran por el salón; el resultado del experimento nos dejaba en claro lo que había expuesto: los dos compañeros nunca le vieron la nuca, sino siempre su sonriente rostro.
Aquellos de nosotros que creemos en los alienígenas, y en algunas teorías conspirativas, asumimos que en ese lado oscuro de la Luna hay construcciones y suficientes evidencias que probarían que no estamos solos en el Universo, y siempre nos preguntamos por qué la NASA no ha compartido con nosotros lo que sabe desde el Apolo 11, cuando Mike Collins voló alrededor de la Luna, esperando a Aldrin y a Armstrong. Aquellos de ustedes que sean curiosos, y deseen más información sobre este tema para alimentar sus filias o fobias, tan solo deben visitar YouTube para encontrar una infinidad de evidencia en video.
Pero mi intención no es escribir una nota cultural de un disco que es un ícono en la escena del Rock, que para eso el experto es mi cuate Ricardo Pat; tampoco es platicar con ustedes sobre extraterrestres y sobre lo que no nos cuenta la NASA sobre ellos (pero si les interesa, y me lo hacen saber, con gusto prepararemos notas sobre el tema, que también contamos con Víctor Villanueva, un experto que trabaja para NASA).
En realidad, esta nota es para informarles que una sonda espacial china, llamada Chang’e 4, alunizó ayer en la superficie de la cara oscura de la Luna, y ya ha comenzado a enviar imágenes. La primera que envió indica que no es tan oscura.
¿Qué otros secretos se revelarán mientras permanece sobre la superficie de nuestro satélite? ¿Lograremos conocer todo lo que está transmitiendo, o acaso los Chinos usarán el mismo criterio que los estadounidenses, reservándose la información?
Desde esta perspectiva, tal vez este es el momento perfecto para que, tal y como planteó el inmortal Arthur C. Clarke en su novela 3001, La Odisea Final, otros seres más evolucionados nos inviten de manera amable a dejar a un lado nuestra beligerancia y egoísmo, en aras de conquistar las estrellas, en beneficio de toda la Humanidad.
Pronto Chang’e 4 nos irá revelando los misterios.
Y entonces acaso sabremos…
S. Alvarado D.
Pues a mí sí me interesa saber que saben de extraterrestres y lo que la NASA nos oculta. Saludos.