“LAS ARTES VISUALES”
Pintura
Justificación del término “Artes Visuales”
Hace ya más de seis meses, a partir del 20 de noviembre del 2014 –nueva era–, me reincorporé en mis apreciaciones sobre las artes y tópicos culturales en la nueva etapa virtual del “DIARIO DEL SURESTE” como colaborador. Antes escribía esporádicamente en revistas especializadas del extranjero –Cuba, Colombia, Venezuela y Argentina–, y uno que otro periódico nacional en sus suplementos culturales. El nacimiento de este nuevo medio me da la oportunidad de seguir haciendo artesanía con las letras todos los días.
Mi memoria se traslada al 2004. Nos reuníamos, en la librería “La Vía” de esta ciudad, un grupo de personas para charlar e iniciar la labor de difundir y participar de forma activa en la vida cultural de nuestro estado y, en particular, de nuestra ciudad capital, Mérida, la de Yucatán.
La invitación la recibí del artista Ernesto Elías Simón Sol y acudí puntual a la cita, a la cual también asistieron una compañera de inquietudes artísticas y culturales, Ariadne Gallardo Figueroa, así como un joven matrimonio de especialistas en música. El tiempo se cuela entre las volutas de los fumadores –no se prohibía fumar en lugares públicos– y el aroma del café. Hicimos un recuento de los sitios destinados a Galerías de Arte en la ciudad y una estadística de cuál es el rol que podemos tener los artistas plásticos en exposiciones anuales.
La literatura, y en especial la música y la cinematografía, tomaron un especial interés ya que contamos con especialistas en ambas materias.
Sintetizando, concluimos que deberíamos hacer un escrito semanal de nuestras expectativas, visitas culturales y artísticas, e iniciar publicando nuestros escritos en los medios en que cotidianamente trabajamos; alimentar nuestra página Web, programas de radio y correo electrónico, tanto de la agrupación como de cada uno de los integrantes iniciales de esta aventura cultural, y que sirviera la serie de artículos como base para un pequeño ensayo sobre el tema.
En virtud de que se me asignó el trabajo específico de las “Artes Visuales” –en ese año era Artista Plástico– iniciaré justificando dicho término.
Agrupar la pintura, la escultura, la arquitectura, el dibujo, etc., bajo la denominación única de “Artes Visuales”, es costumbre reciente y quizá impuesta por el reiterado apremio de la psicología, base de muchas investigaciones estéticas.
Es cierto que, después de haber considerado durante algún tiempo la risible clasificación lessinguiana de las artes en espaciales y temporales, existe actualmente la tendencia a restablecer una división de las mismas, tomando en consideración más bien el órgano sensorial que interviene más directamente en el acto de disfrute, que el medio en que el arte mismo se desarrolla.
Por otra parte, dada la amplitud que gradualmente van adquiriendo los conocimientos científicos, sus cambios, así como los de nuestras nociones de espacio y tiempo con su tendencia incluso a fusionarse e integrarse, sería inconcebible discurrir hoy acerca del arte exclusivamente, “espacial o temporal”.
He aquí por qué la distinción lessinguiana, que por una parte vuelve a ser aceptada, pierde, por otra, su validez.
Nadie ignora que la música se extiende y propaga también en una dimensión espacial, además de la cronológica (aspecto sobre el que he de insistir); a nadie se le oculta que tanto en la pintura, la escultura, e incluso en la arquitectura, interviene ineludiblemente, activa y presente, un componente temporal. Ni hablar de los recientes y vigorosos intentos de “dinamizar” la pintura y la escultura por medio de varios artificios, para dotar a esas artes, en otro tiempo “estáticas”, de la inestabilidad y la mutabilidad, sello de nuestra época dinámica e inquieta. Tuvimos una muestra en las esculturas que ornaban la Av. del Paseo de Montejo –causando una polémica entre nuestros expositores vernáculos y las autoridades de la cultura, por un fraude artístico y financiero– y los del Pasaje de la Revolución, en el centro histórico de nuestra ciudad, que son espacios actuales para creadores de escultura moderna y de gran formato.
No echemos en olvido al cinematógrafo, el cual tiene tantos puntos de contacto con las “Artes Visuales”, en el que el movimiento y el transcurrir del tiempo constituyen su más íntima y veraz naturaleza.
Nos ocuparemos en breve, con más pormenores, de la importancia del elemento temporal en la pintura y en la escultura; por el momento, mi interés primordial es el de justificar la agrupación en unos cuantos escritos de las tres principales formas artísticas, de las tres artes “mayores”, con el breve, y hoy necesario, apéndice del arte industrial.
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA.