Cuando en el pasado reciente se decidió la restauración del teatro Daniel Ayala, se constató la calidad del trabajo de la Secretaría de Obras Públicas local y el empeño de los trabajadores en rescatar los perfiles populares que se deseaban para tal espacio público. El plan original era, al parecer, dedicarlo al teatro regional en forma exclusiva. Sin embargo, el volumen de solicitudes y la carencia de otros espacios motivaron que el propósito inicial variara para retornarlo, como era su vocación original, a usos multidisciplinarios.
Con un escenario apropiado, camerinos remozados, butacas más cómodas, una mejor isóptica y otros beneficios técnicos que se incorporaron, ya se cuenta con un espacio de uso popular, cómodo y de fácil acceso a los usuarios habituales.
Pero lo que a nuestro juicio constituye una de las mejores aportaciones a las instalaciones, es la apertura de una nueva salida de emergencia que facilitará, en el futuro, el desalojo en caso de peligro, protegiendo con ello la vida e integridad de los asistentes que, de forma ordenada, podrían ser retirados utilizando los accesos principales, como era con anterioridad, también por una salida de emergencia amplia ubicada en la parte posterior del inmueble, a un costado del escenario. La salida a que aludimos se encuentra en el lado sur, hacia el edificio del pasaje Picheta, en lo que es el fondo de dicho pasaje.
Las características de esta salida de emergencia permitirán un desalojo rápido. Sus dimensiones han considerado que se pueda hacer de ocho en fondo. El piso es antiderrapante, tiene iluminación adecuada y no requiere de complicados manejos para ubicar a las personas con rapidez en un espacio seguro y bien ventilado.
Esta mejora debe reconocerse. Hacía tiempo que se carecía de tal medio de protección en dicho teatro, que es uno de los más visitados por el tipo de espectáculos que ahí se presentan.
Luis Alvarado Alonzo