Sansón, el guerrero que nos ha cambiado la vida.

By on mayo 8, 2015

El domingo 12 de abril llegó la petición vía Facebook y whatsapp. Eran alrededor de las 6 de la tarde y se solicitaba trasladar a un perrito atropellado y que se quejaba de dolor. Como sucede en estos casos, el llamado provenía de ciudadanos que no podían estar impasibles ante el dolor de un ser vivo.

Así yacía Sansón al momento de ser reportado.

Así yacía Sansón al momento de ser reportado.

Nos ofrecimos para hacer el traslado, no sin antes contactar a Shadel García —rescatista independiente y con más experiencia en estos casos— para que nos dirigiera a la veterinaria que siempre atiende sus rescates. No hubo suerte: el veterinario estaba fuera de la ciudad ya que era el último domingo de las vacaciones de Pascua. Sin embargo, la vida y la formación scout nos han enseñado a tomar la iniciativa, más cuando hay una vida en peligro. Por cuenta propia localizamos a una clínica veterinaria que pudiera atender a esa hora y, después de alguna negociación, accedió a hacerlo.

Acudimos al predio que nos fue indicado y ahí conocimos a Jessi Muñoz, una chica que se ofreció a guarecerlo mientras llegaba la ayuda, ya que nadie merece estar tirado en medio de la calle sufriendo de dolor.

La primera noticia fue mala: el perrito parecía que no podía mover las patas traseras, si bien estaba despierto y adolorido, no había movilidad en las extremidades posteriores. Ahí el primer dilema: no hace falta ser médico o veterinario para saber que, si hay inmovilidad en las extremidades, lo más seguro es que haya una lesión de columna o médula espinal y, por lo tanto, el manejo es muy delicado. Desafortunadamente, no existe una atención de traslado animal para estos casos, no hay un número de emergencias al cual marcar para solicitar la atención especializada, como sucede con las ambulancias en las emergencias médicas humanas.

Con los pocos conocimientos (casi nulos), dispusimos que había que trasladarlo en la forma más rígida posible. Afortunadamente y por mi trabajo, siempre hay alguna lona publicitaria en el vehículo. Tomamos una y la dispusimos a manera de camilla para subir al can, de talla grande.

Sansón recibe la primera atención en El Arca de Noé.

Sansón recibe la primera atención en El Arca de Noé.

A estas alturas, y después de saber por lo que había pasado y sufrido, el peludo ya tenía un nombre: Sansón, émulo de aquel guerreo bíblico símbolo de la fuerza física y espiritual. El tiempo nos daría la razón en la elección del nombre.

Ya con Sansón en la parte trasera del carro, con mi esposa Lucy acudimos a la Clínica Veterinaria El Arca de Noé, donde el médico veterinario Noé Hernández nos atendió haciendo una valoración inicial a Sansón quien, a primera vista, presentaba un aparatoso corte en un costado que dejaba ver músculos y sangre. Sin embargo, eso no era lo más delicado. Después de una punción en la zona abdominal, el médico determinó que había un derrame interno; que, si bien era importante, podía esperar para estabilizar al cánido, y así intervenir a primera hora del día siguiente.

 Sansón tras la primera operación para parar el sangrado interno

Sansón tras la primera operación para parar el sangrado interno

Presentaba también una lesión en la columna, la que a primera impresión no parecía rota, lo cual daba cierta esperanza, además de que tenía sensibilidad en las patas. En palabras del médico: “Primero hay que salvarle la vida, hay que atender el derrame, si camina eso lo veremos después; si abrimos y vemos que hay órganos irreparables y vitales, tendremos que dormirlo”. Después supimos que era la décima vértebra la dañada, aunque sin médula espinal seccionada o comprometida en su totalidad.

El lunes 13, Sansón entro a quirófano por primera vez: había que reparar vejiga y colon perforados. La vejiga presentaba un coágulo a manera de tapón, lo que ayudó a contener parte de orina. Sin embargo esto nos llevó a hacernos varias preguntas: ¿cuántas horas habrían pasado para que el mismo organismo formara un coágulo? ¿Cuánto tiempo habría estado este amiguito tirado sin que nadie se condoliera de él? ¿Por qué hasta las 5 de la tarde alguien se apiadó de él? Nos falta, creo, revisar como sociedad algunos valores que tal vez estamos perdiendo.

Después de la cirugía había que esperar 72 horas de etapa crítica, ya que la perforación de colon podía derivar en una peritonitis o una infección severa, ya que el contenido intestinal se vacía en la caja abdominal. Sansón se quedaría en la cínica en observación constante. A estas alturas ya empezaban a llegar algunos donativos de gente que sabe que solo sumando se pueden sacar adelante casos como estos. Durante el período de gravedad, hubo que bañarlo de urgencia: la temperatura se elevó y había que controlarla. Tenía sondas, medicamentos vía intravenosa, etc., todos los cuidados que el caso ameritaba. Sansón no dejaba de levantar la cabeza, o mirarnos cada vez que se le visitaba. ¿Agradecimiento? No lo sé, aunque me queda la impresión que algunos humanos no reaccionarían así.

Nuestro amigo después del procedimiento para estabilizar la columna

Nuestro amigo después del procedimiento para estabilizar la columna

Con la ayuda médica, y muchas plegarias, pasaron las 72 horas. Ahora venía el segundo martirio para nuestro amigo: había que estabilizar la columna para poder atender el problema de inmovilidad. La técnica propuesta por el doctor fue abordar exteriormente con una especie de clavos y tornillos quirúrgicos, a fin de inmovilizar la parte dañada para que no tuviera tensiones o movimientos bruscos. Siempre hay un riesgo en toda intervención: si se punzaba la médula espinal, Sansón ya no podría mover las patas traseras nunca más.

Haciendo una acotación en este punto, este tipo de lesiones en la columna pueden ser valoradas mejor con una tomografía. Pero resulta que ningún tomógrafo para uso humano acepta animales para valoración. ¿Qué puede hacerse como sociedad y/o autoridades para poder atender estos requerimientos? En otras partes del mundo ya existen hospitales para atención animal.

A estas alturas, ya urgía un hogar que pudiera atender a Sansón, uno en el que la vocación y valoración de la vida fueran características importantes, ya que los cuidados no serían sencillos. Un ángel vino en auxilio de nuestro canino amigo: Isabel Lugo, una jovencita que junto con sus hermanos se propusieron ser el hogar temporal de nuestro guerrero.

Durante sus terapias laser y de rehabilitación.

Durante sus terapias laser y de rehabilitación.

El Señor de todas las criaturas arropó a Sansón, quien salió bien librado de la estabilización de la columna, y a los dos días se fue a su hogar temporal, donde lo atienden con mucho cariño. Hay que esperar un mes para que el hueso consolide, y entonces retirar los clavos y tornillos. Mientras tanto, recibe terapia láser dos veces por semana para ayudar a la médula y lesiones cutáneas, y posteriormente entrará a fisioterapia.

Hay buenas esperanzas para Sansón: tiene más sensibilidad en las patas traseras y eso es buena señal. Hay que cuidarle las escaras que le salen por estar acostado, pero come por sí solo, toma agua y ya ladra a quien reconoce. El camino aún es largo, al menos serán seis meses de terapia, pero ahí estaremos cada dos días para trasladarlo a la clínica.

Sin duda, Sansón ha tocado la vida de muchas personas: lo que parecía ser solo un traslado más ha sido adoptado como mi proyecto de vida de los próximos meses; la familia que lo tiene ha desbordado amor en él; muchas personas han aportado para sus curaciones y sus terapias (aún debemos en la veterinaria); otras han donado alimento, le han visitado, han orado. En fin, gracias infinitas a todos.

En su hogar temporal.

En su hogar temporal.

Si quieres apoyar a Sansón, puedes hacerlo donando a la tarjeta 4766 8401 5793 8197 de Saldazo Banamex y, además de hacerlo en el banco, puedes donar en cualquier tienda Oxxo sin cargo o comisión, desde cualquier lugar de la república. También puedes pedir informes por inbox a www.facebook.com/carlosvivasrobertos.

Sansón, nuestro guerrero, ya no es sólo un perro más de la calle: se ha convertido en el perro de muchos.

Al menos en esta ocasión la indiferencia no ha ganado.

Carlos M. Vivas Robertos.

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