Desde Nicaragua
Ricardo Morales Velásquez, Managua, Nicaragua, 1950, cuenta con más de cuarenta años de carrera, ha trabajado por las artes plásticas en Nicaragua todo este tiempo. Fue director de la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rodrigo Peñalba durante seis años y profesor de la misma por más de treinta. En su trayectoria, ha expuesto colectivamente en países de Centroamérica, en el Caribe y en los Estados Unidos, y ha ganado premios nacionales e internacionales.
Actualmente, el Maestro Morales se encuentra trabajando en un nuevo reto, una nueva temática que, según expresa, está logrando lo que siempre había deseado.
“El tema que estoy desarrollando son las “Ciudades de Oro”. Estas me dan la facilidad de expresarme con mayor fuerza en mis trabajos en esta etapa actual; porque después de una etapa viene una, luego otra. Siempre he evolucionado con diferentes técnicas, temáticas, pero he tenido gran aceptación, lo que me hace que no decline, sino más bien que trabaje con mayor anhelo y más fuerza, para culminar los sueños y las ideas que van surgiendo en el camino, sin dejar que se mueran nunca. Yo nací para ser artista, de eso estoy seguro.”
“Cuando uno es joven dentro de la pintura, tiene grandes emociones, pero también derrotas dentro del ámbito artístico. Yo lo he vivido: de repente ofenden, o no gusta la obra. Esas anécdotas te dejan señalamientos internos: uno tiene que mejorarse a diario y decirse el próximo cuadro es el mejor”.
En exclusiva conversamos desde el Diario del Sureste, con el maestro Ricardo Morales, a continuación.
Compártanos alguna de sus teorías pictóricas.
Soy un pintor abstraccionista. Pienso que el artista primero debe ser un buen artesano, cuando te hablo de un buen artesano, es que domines un dibujo aceptable, un conocimiento del círculo cromático bastante acertado, que conozcas diferentes tipos de técnicas, eso también es lo artesanal. Esto ayuda a la hora de entrar a un tema personal, que a su vez ayudan a expresarse sobre lo que uno quiere enseñar.
¿Influencias en su obra?
Desde que comencé sentí que tenía que buscar algo con lo que tuviera una gran satisfacción al pintar; encontré a Rembrandt Harmenszoon Van Rijn, un holandés del siglo XVI que me cautivó, me cautivaron sus luces, me cautivó el claro oscuro que manejaba. Muchos dicen que yo tengo ese tipo de iluminación, porque también he venido siguiendo la luz, sigo la luz.
No soy un pintor plano, soy un pintor de volúmenes, no soy acromático, en las últimas obras. Antes sí me impresionaba el color producto de los grandes impresionistas. Pissarro, todos esos tuvieron influencia en mi vida, pero llega un momento en el que tenemos que ir definiendo qué es lo que se va a tomar, para expresar lo propio; entonces tal vez soy una mezcla de muchos pintores internacionales que me hicieron vivir mi momento. Todo pintor tiene una influencia, con una gran contaminación intelectual en la historia del Arte que es necesaria tener.
¿Qué admira de México?
Soy admirador de los muralistas mexicanos: Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Clemente Orozco. Me encantan las expresiones y la valentía de haber sacado el mural de los aposentos de Roma, de Grecia, y tomarse las calles; esa es la grandeza del muralismo mexicano.
Y pintar no solo para aquellas clases sociales de las épocas antiguas; ellos comenzaron a pintar para el rico, para el pobre, para el rico, para que se diera cuenta qué sucedía en México. Eran una especie de cronistas que a través del arte se expresaban a su pueblo.
¿Su mensaje para las futuras generaciones de artistas?
La juventud es el motor que mueve a la sociedad. Puedo recomendar que tienen que tener un mayor acopio de información; mayor disciplina para incursionar en esto que es tan delicado como son las artes plásticas.
Esto es muy lento, pero es mejor caminar lento y seguro para lograr mejores resultados. Ya no necesitamos ni libros, tenemos el Internet que nos traslada a ver lo que está pasando en el arte, en el mundo.
¿Cuál considera su aporte al arte en Nicaragua?
Mi mayor aporte ha sido la docencia. Entregué casi la mitad de mi vida a la docencia, casi cuarenta años de ser maestro. Logré obtener a través de mi dirección jóvenes talentosos que hoy gozan de prestigiosos premios; eso me enorgullece.
Los maestros no hacemos artistas, los artistas ya están, ya lo traen dentro, lo que hacemos es pulirlos. Esa es la gran importancia: que todos los jóvenes llevan un artista dentro, en cualquier disciplina, solo hay que golpearle para que ese artista salga.
RAFAEL QUINTANA