6:00 p.m.
Presentes durante el soundcheck, parafraseando a AC/DC, los guerreros que estaban por rockear pulían los detalles previos a su enfrentamiento musical ante el monstruo de las mil cabezas, el público. Carlos Vivas, uno de los organizadores del evento, corre de arriba abajo en el escenario acomodando cables y sugiriendo posiciones, pidiendo a los ingenieros de sonido ajustes en el volumen; mientras tanto el otro organizador, Ricardo Pat, juega el rol dual de cantante y organizador. Erick Flota, aquél por quien el homenaje fue planeado, observa las actividades preliminares.
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Pocos minutos antes de las 7:00 p.m., Ricardo – caminando con evidente cansancio – se ausenta para cambiarse de camisa. Ha sido una jornada, corrijo, una semana, corrijo nuevamente, ha sido mucho tiempo, esfuerzo, dinero y todo su amor al rock lo que ha invertido en este evento. Se dirige a la Sala de la Cineteca Nacional. Él fungirá como moderador y, al finalizar, participará como cantante en el concierto.
8:30 p.m.
Se abren las puertas que permiten el acceso al vestíbulo interior del Teatro, una muy buena decisión de las autoridades de SEDECULTA, pues generalmente dejan a la gente esperando en el exterior, en condiciones muy incómodas.
En el vestíbulo interior, una galería de imágenes del evolucionar del rock en Yucatán nos recibe.
Infinidad de detalles en las fotos y en los textos, cada una cuenta una historia, cada una nos traslada en la historia y a nuestros propios recuerdos, cada una nos presenta a un pionero y su influencia.
Tras regodearnos en las imágenes, la incógnita en el ambiente resulta ser la ausencia de estos artistas de nuestros escenarios, condenados a subsistir actualmente sirviendo como músicos de acompañamiento únicamente, desperdiciando su talento, sin un verdadero apoyo ni de las autoridades ni de los que alguna vez fuimos sus fans.
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8:46 p.m.
Ya en el interior del Teatro, gente de todo tipo se encuentra en las lunetas. Abuelos, bisabuelos, biznietos, maduros, jóvenes, estereotipos y gente de todos los niveles, avecindados de allende fronteras y otros notoriamente yucatecos, fresas y rockers, todos conviviendo en paz (el Rock nos une a todos), esperando el inicio de lo que promete ser una velada memorable. Todos escuchamos la primera llamada.
8:54 p.m.
La segunda llamada nos avisa que el espectáculo está próximo a comenzar. Como Sabina nos ha instruido, “tomen sus localidades”.
9:00 p.m.
Con puntualidad inglesa, algo que amerita una felicitación especial a los organizadores puesto que la puntualidad es cualidad de reyes, la tercera llamada es seguida de la penumbra que antecede al levantamiento del telón. La voz de Mario Chacón nos da la bienvenida al evento y nos presenta al primer grupo que participa en el magno concierto: Flus Boox.
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El telón se levanta, junto con nuestra expectación, y nos encontramos con una banda madura, con mucho oficio, y dispuesta a darlo todo en el escenario. Liderada por Iván Martínez en el bajo, Mauricio Zoreda presta la voz y acompaña con la guitarra, dejando la guitarra principal a Sergio Gómez, y redondea –con una envidiable técnica y sincronización perfecta– el baterista Omar Castro.
La primera rola no aparece en el programa de mano, pero nos ayuda a tener una idea de lo bien que suenan y nos abre el apetito para las siguientes canciones que interpretarán.
Iceman, de Albert Collins, es interpretada y precede a la presentación que hace Iván Martínez de una canción escrita por Mike Manzur, Ciudad Funky.
Ciudad Funky nos permite apreciar la calidad en los teclados de otro de los invitados especiales a esta jornada, Marco Rodríguez, cuya interpretación de esta rola nos hace recordar a Jon Lord, inmortal tecladista de Deep Purple.
The house is rockin’ termina de hacer evidente que nos encontramos en presencia de buenos músicos, de un cantante con excelente tesitura vocal, y de un baterista con tamaños para mejores cosas.
La banda se despide con una estupenda interpretación de la rola L.A. Woman de The Doors.
Es difícil escribir, aplaudir y llevar el ritmo al mismo tiempo, pero Flus Boox (Trajes Negros, el significado provino del mismo Iván Martínez al presentar a la banda) siendo la banda telonera, la que abre los conciertos y que casi siempre es aquella que todos deseamos bajar del escenario para que se presente el evento principal, nos dejó a muchos con las ganas de verlos presentarse por su cuenta, y sin límite de tiempo.
Después de un breve intervalo para que se armaran los músicos de la banda que se presentó en segundo lugar, Viento Negro se presentó ante el público. Ganadores del concurso de Rock en tu Idioma en el 86, la banda integrada en esta ocasión por Luis Viera en las vocales, Fernando Ávila en la batería, Jorge Iturralde en la guitarra y liderados por Alex “Paxux” Escalante en el bajo, interpretó un tema de su autoría “Déjalos Gritar”.
Lo cierto es que el respetable gritó de todo al no iniciar la banda su intervención a tiempo, debido a que se comenzaron a presentar los primeros problemas con los amplificadores. Ricardo Pat entró al quite y con voz en off compró tiempo para que se finalizaran los ajustes. Poco después de que Ricardo entonara “ahí en la fuente había un chorrito…”, a lo que el público contestó con un sonoro “queremos rock”, el grupo arrancó con su intervención.
El Paxux domina el escenario con su vestuario muy ochentero y la actuación del grupo resulta muy discreta, debido a que el volumen de la guitarra no fue el mejor.
Antología Rock band entra al quite y anuncia al primero de sus invitados: ¡el Paxux Escalante! Alejandro nos platica que ha elegido una rola que para él es clásica, se trata de Satánico Plan, Volumen Brutal, de Barón Rojo.
Paxux invita a “su compadre que no es su compadre” Luis Viera a cantar los coros de la canción junto a él.
Los tonos vocales no se mezclaron idóneamente, pero se reconoce el esfuerzo a toda la banda.
Salen el Paxux y su pseudo-compadre y la banda invita al escenario a otro de sus invitados: Alfonso “Buda” Ontiveros.
Poseedor de un timbre de voz muy rockero, el “Buda” Ontiveros anuncia que interpretará una canción de finales de los 60s que compusiera e inmortalizara el Three Souls in My Mind, antecesor de lo que ahora es El Tri de Alex Lora. La rola se llama “Oye Cantinero” y nos transporta a esos días en los que las letras de las canciones en español nos decían tantas cosas.
El Buda se desenvuelve como pez en el agua, proveyendo la línea del bajo junto a Pedro Echeverría en la bataca e Iván Montiel en la guitarra.
“Es un honor cantar en este evento en el que participan tantos músicos que ocupan un lugar en la historia”, nos dice el Buda, y nos presenta a una de las “ricas del Rock”, La Pasha, quien acompañará a los que se encuentran en el escenario en la interpretación de otra rola del Three Souls in My Mind, Perro negro y callejero.
La presencia escénica de La Pasha es innegable, y se lleva una buena parte de los aplausos que le brindamos a la banda.
Rach Espinosa, otro artista invitado, prepara su guitarra y Ricardo Pat nos anuncia que “un concierto sin una canción de Iron Maiden no es concierto”: Antología Rock Band y Rach Espinosa interpretarán Transylvania.
Wow…
Las guitarras hacen un magnífico trabajo que desmerece un poquito por dos eventos que se dan simultáneamente: 1) el volumen de la guitarra de Rach es muy bajo y no se alcanzan a escuchar los riffs que adornan esta obra maestra del heavy metal, y 2) Pedro Echeverría se desconcentra y no logra la sincronía que se requería para llegarnos
Aplausos a los artistas y Rubén “Pelos” González, ex-baterista de Green Grocers sustituye en la batería a Pedro.
Se escuchan los primeros ataques a los tambores y escuchamos Moby Dick: ya estamos metidísimos en la parte heavy del concierto, abordamos el dirigible metálico que comanda Led Zeppelin.
Ricardo Pat entonces toma posesión del escenario y nos interpreta, como parte de este popurrí , Good Times, Bad Times, tomada de la ópera prima de la banda inglesa, e inmediatamente da paso a Whole Lotta Love. Estamos siendo bañados por buenas vibras musicales.
Baja el telón y se despide Antología Rock Band, recibiendo los aplausos, silbidos y general aprobación de los asistentes.
Una de las bandas que hemos estado esperando con mayor anticipación se prepara para entrar a escena. No han participado en una tocada, mucho menos en una del tamaño de la que está celebrándose, desde hace más de 33 años.
Pausa mientras se finiquitan los detalles y entonces, con toda la pompa y circunstancia que merecen, Ricardo Pat nos anuncia a los Green Grocers.
Rubén “Pelos” González, David “Puff” Carrillo y Luis “Canito” Pérez son recibidos como verdaderos héroes y muy pronto se desviven por agradar a la gente que asiste a esta noche que ya se ha vuelto mágica.
Canito hace gala de sus dotes artísticas colocando su bajo encima de su cabeza mientras interpreta The Letter, canción que inmortalizara el recientemente fallecido Joe Cocker. “My baby wrote me a letter” canta Canito, y Marcos Rodríguez acompaña perfectamente la rola.
El teatro se entrega a los Green Grocers…
La banda agradece los aplausos y Canito nos platica que es un honor estar en el homenaje de ese gran guitarrista, Erick Flota.
El Puff toca los ya inmortales acordes iniciales de Smoke on the Water, y la gritería en el recinto alcanza niveles apoteósicos.
Como verdaderos roqueros, con mucha presencia escénica, y con la experiencia que solo otorgan los años, los Green Grocers retoman el cariño del público después de varios lustros. También ellos merecen una velada que les sea dedicada.
Llega el momento estelar de la jornada, la familia y los allegados al maestro Erick Flota aglutinan las lunetas en las primeras filas, y el multi-mencionado y gran artista Erick Flota aparece vestido impecablemente de negro, con sombrero del mismo color.
Al frente de su nuevo proyecto, “Timeless”, Erick, Pepe Némer en el bajo y Pepe Blanco en la batería nos interpretan primeramente dos rolas propias, Dos Mundos (inspirada por el programa The Big Bang Theory, como nos indica Pepe Némer) y Shadows.
Erick domina la lira y Pepe Blanco es implacable en la ejecución de sus percusiones, mientras Pepe Némer canta y acompaña con el bajo.
El grupo anuncia que interpretará una rola de por allá de 1987, creada por la banda Sueños Indiscretos, titulada Recuerdos.
Los aluxes del rock hacen pagar el precio a Erick y descomponen su amplificador durante un buen rato, por lo que Pepe Némer tiene que comprar tiempo conviviendo con el público a través del micrófono. Reinician la canción y la finalizan sin mayores problemas.
Y es entonces, cuando Erick toma el micrófono, que nos anuncia que nos tiene una sorpresa, que esperaba que se diera el momento y que agradece a Dios por este momento con el público y con su familia: sus nietos Rafael y Elías acompañarán a Timeless en la interpretación de un rolón de George Harrison, perteneciente a The White Album de The Beatles, While My Guitar Gently Weeps.
Batallando en el ajuste inicial de los amplificadores de sus propias guitarras, Erick cede la batuta lírica de su guitarra en aras de mostrar las proezas de sus descendientes y los acompaña durante toda la canción, dejando la responsabilidad de las guitarras y de los solos a ellos, a los jóvenes que vienen atrás en este cambio generacional que atestiguamos. Rafael y Elías lo hicieron muy bien, y no negaron la cruz de su parroquia.
Pepe Blanco soporta la pieza y marca el ritmo, adornando los espacios que dejan los otros instrumentos.
Pepe Némer discretamente proporciona el compás guía, complementando perfectamente el esfuerzo de los demás.
Erick remata la canción de la manera que solo los maestros saben: con un solo limpio y cristalino.
Al finalizar su interpretación, Ricardo Pat convoca al escenario a Jorge Cervera, a Marcos Rodríguez y a Iván Martínez. Lleva en los brazos un reconocimiento para Erick que lee y le entrega.
Erick, visiblemente emocionado, no cabe en sí de gusto: ha sido una velada inolvidable para él y los suyos, como lo ha sido para todos los que hemos asistido.
Han transcurrido más de dos horas de un espectáculo que irá a los anales de la historia del rock en Yucatán.
Mike Barrera, otro monstruo de la música local, se apersona en el escenario para acompañar a Jorge Cervera en la batería, Marcos Rodríguez en los teclados, Ricardo Pat en el micrófono y a Erick Flota en la guitarra para interpretar el himno a la psicodelia: In-A-Gadda-Da-Vida, de Iron Butterfly.
In-A-Gadda-Da-Vida honey,
don’t you know that I´m loving you;
In-A-Gadda-Da-Vida baby,
don´t you know that I´ll always be true
Generosos en aplausos, la gente se comienza a retirar. Ricardo y los músicos no se quieren ir aún y arman un palomazo para cantar Hoochie Coochie Man, como encore.
Ha sido en verdad una noche que vivirá en los recuerdos, una noche en la que el rock triunfó y retomó el lugar que se merece.
Queda en todos los que asistimos y participamos no dejar que la flama languidezca…
Rock On…
Gerardo Saviola