Que Nadie Hable de Ti

By on marzo 30, 2017

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Que Nadie Hable de Ti

 

Eras una morrita cualquiera,

de piel blanca y pintas en el cabello

del negro vuelto azul con el sol iluminando

la salida de la secundaria

que nunca terminaste.

 

Hablabas a gritos

y todos volteaban a ver

el tono ronco, las carcajadas

que te mostraban interesante

 

Que si la migraña Que si la epilepsia,

todo por hacer tu gana

canija y altanera

 

Me matabas de la risa

cuidando que no se acercaran

los babosos de tu edad.

 

Cuando supiste el embarazo

miraste preocupada

¿Qué vamos a hacer?

Casarnos.

Pero soy una niña.

Serás mi niña.

 

Y yo era tu pendejo

el que del otro lado

regresó con todo y troca

a la que subías con tu falda

unas cuadras adelante.

 

Cómo te gustaba el jale.

 

Yo empecé a trabajar en las minas.

 

Caías preñada a cada rato;

adoraba tu panza

tus piernas

tus chichis desbordadas.

y tus dramas

de jaquecas y por siempre los ataques

de la maldita epilepsia

 

Te pedí que dejaras el desmadre

por los niños,

por el grande que lo entendía todo,

y porque ya el dinero no nos alcanzaba

entre las recetas tuyas y aquello necesario

para escapar de la vida

como la niña que no dejabas de ser.

 

Seré el único recordándote…

 

Nadie va a hablar de ti;

te borrarás de la memoria.

 

Solo yo podré saberte

 

Serás las notas rojas que se repiten

por los mil lados

 

Porque soy el hombre

y puedo tener los hijos que quiera,

y ahora viviré recordando

a esos cuatro que borraste a tiros.

 

Y si no te hubieras dado uno,

créeme,

 

yo lo hubiera hecho…

Larissa Calderón

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