Pulpos marinos

By on julio 29, 2021

Considerado el más inteligente de todos los invertebrados, el pulpo común se encuentra en las aguas tropicales y templadas de los océanos del mundo. Cerca de 200 especies se distribuyen en todas las aguas marinas del globo.

Nuestro último antepasado común con ellos se remonta a 500 millones de años. Al estudiarlos muestran algunas similitudes inquietantes con el ser humano. Su cerebro funciona de forma sorprendentemente parecida al nuestro, y su curiosidad y su deseo de explorar nos recuerdan nuestra propia sed de conocimiento. El estudio de estas similitudes, llamadas convergencias evolutivas, permite comprender mejor cómo el medio ambiente y la evolución dan forma a órganos y comportamientos de manera similar.

Los pulpos viven en los mares y océanos, puesto que son moluscos cuya supervivencia requiere el agua salada. Dentro de estos medios son más fáciles de encontrar en los arrecifes de coral. En estas zonas se aprovechan de pequeñas grietas y espacios debajo de las piedras para formar sus guaridas.

Los octópodos de la familia de los moluscos cefalópodos (céfalo quiere decir cabeza, y podo, pies), carecen de esqueleto: ni interno ni externo. Es bilateralmente simétrico, con la boca y el pico situados en el punto central de sus ocho extremidades.

El cuerpo de todo pulpo se divide en tres regiones claramente diferenciadas: cabeza, manto y extremidades.

Tiene ocho tentáculos alrededor de la boca, y en cada tentáculo hay dos hileras de ventosas que le ayudan a atrapar a sus presas. La piel de los cefalópodos contiene unas células llenas de pigmentos conocidas como cromatóforos, que están rodeados de músculos y terminaciones nerviosas. Cuando los músculos se contraen, extienden los cromatóforos, lo cual les permite absorber más luz y da nuevos colores a los animales. Con su cabeza de forma bulbosa, ocho potentes brazos provistos de tentáculos y dos ojos saltones, sabemos que tiene tres corazones: hay uno sistémico, el cual recoge la sangre que llega de las branquias y posibilita su circulación por el resto del cuerpo. Por otro lado, existen dos branquiales, que bombean la sangre a cada branquia, donde se produce su oxigenación.

Tienen el cerebro más complejo de todo el mundo invertebrado. La perfección de sus conexiones neuronales con todas las partes del sistema nervioso es asombrosa. El único cerebro de los pulpos está contenido en una cápsula cartilaginosa, dos tercios de las neuronas de estos cefalópodos se encuentran en sus brazos, en realidad, es como si estos animales dispusieran de ocho de ellos. Llama la atención el cartílago que forma parte de su cráneo y recubre su cerebro, la parte más dura es el pico córneo que caracteriza su boca, el cual resulta similar al de un loro.

Para desplazarse se vale de un mecanismo mediante el cual expulsa agua, lo que le permite propulsarse a gran velocidad. Cuenta además con un depósito de tinta que utiliza para huir de las amenazas a las que se enfrenta en las profundidades del mar.

Otra de sus virtudes es su capacidad de esconderse a la vista: los pulpos llevan en su piel cromatóforos y fotóforos. Los primeros son unas células que regulan las modificaciones del color, mientras que los segundos son unas parábolas glandulares que posibilitan que lleven a cabo funciones de bioluminiscencia. El pulpo común puede casi instantáneamente coincidir con los colores, patrones e incluso texturas de su entorno. Esto sirve para camuflarse para confundir y atrapar con más facilidad a víctimas que les sirvan de alimento.

Los pulpos ven en la oscuridad, aprovechan la noche para mimetizarse con el fondo marino y hacerse con sus presas. Pero si todo esto falla, puede perder alguno de sus brazos para escapar al agarre del depredador. Soportan las distintas temperaturas de las aguas. Las especies más pequeñas viven en las más cálidas.

En ausencia de un caparazón, son muy vulnerables, por eso buscarán esconderse, preferiblemente en un refugio en forma de cavidad debajo de una roca; los pulpos organizan y mantienen su refugio quitando arena y agregando piedras y conchas para cerrar mejor la entrada. Otros preferirán cubrirse de fango o conchas para esconderse, y algunos incluso llevarán su refugio en sus brazos, comportamiento que se considera el uso de una herramienta. Un ejemplo es el pulpo del coco, al que se observó portando una media cáscara de coco para esconderse al mínimo peligro.

Los pulpos son animales carnívoros, se alimentan de otros animales marinos, esto va a depender del tipo de especie y de las aguas en las que vivan. Los pulpos más jóvenes llegan hasta la superficie del agua para nutrirse de plancton. Conforme crezcan, serán capaces de arrastrarse por el fondo del mar para hacerse de otras fuentes de alimentación, aprovechando las aguas turbias del fondo marino, en las que toman ventaja frente a sus presas. En el fondo del mar pueden encontrar algunas especies diversas. Recuerda que pueden ver en la oscuridad, por lo que la noche es su franja horaria favorita para buscar comida. Entre sus alimentos preferidos están los crustáceos, los moluscos, las distintas clases de pescado y los caracoles.

Alcanzan la madurez reproductiva entre los dos meses o dos años de nacer.  Las hembras y los machos no se diferencian físicamente hasta poco antes del momento de aparearse, cuando alcanzan la edad adulta. En esta etapa de vida se muestra un dimorfismo sexual en el que la hembra es más grande que el macho en casi todas las especies. Para reproducirse usa uno de sus ocho brazos, que en realidad es un órgano reproductivo.

Los machos cuentan con un tercer tentáculo, llamado ‘hectocótilo’, adaptado para almacenar los espermatóforos e introducirse en la hembra en el momento de la cópula. Esta, por su lado, cuenta con una cloaca, al igual que aves y reptiles, en la cual se encuentra un saco con huevos. Al superar las hembras en tamaño a los machos, es frecuente que estas los devoren al final de la cópula. Para evitar esto, los machos de diferentes especies se las ingenian como pueden para sobrevivir. Unos sencillamente huyen y otros sacrifican el hectocótilo para salir con vida.

Las hembras copulan con diferentes machos para que la mayor parte de los huevos queden fertilizados. Una vez terminada la cópula, la hembra se retira a un lugar tranquilo para cuidar de ellos. El tiempo de incubación cambia drásticamente en función de las especies y las condiciones del propio océano. Algunas, las más cercanas a la superficie del mar, tardan solo cuatro meses en eclosionar sus huevos. Sin embargo, las que se encuentran en las profundidades llegan a tardar 53 meses. Solo dos tercios de todos los que han eclosionado sobreviven y alcanzan la vida adulta.

Estos animales resultan complejos de estudiar, especialmente por su gran fuerza, ya que pueden destruir fácilmente los dispositivos de investigación. Cuidado con las cámaras submarinas, son capaces de abrir carcasas impermeables para estropearlas. Además, carecen de huesos y pueden escapar fácilmente, incluso por el agujero más pequeño. Infinitamente curiosos, se agarran a las manos y a las redes durante el mantenimiento de su acuario.

El comportamiento de los pulpos parece indicar una inteligencia impresionante. Numerosos estudios en pulpos muestran que exhiben una gran flexibilidad en su comportamiento, ya sea en su entorno natural o en el acuario de un laboratorio.

Los pulpos pueden aprender observando a sus compañeros. Esto es sorprendente, porque son animales descritos como predominantemente solitarios (aunque ocasionalmente se han observado comunidades). Sin embargo, después de observar a un congénere elegir un objeto en particular, el pulpo puede reproducir este comportamiento sin aprendizaje adicional. A pesar de todo, los pulpos siguen siendo animales sorprendentemente erráticos en sus respuestas, especialmente en experimentos de discriminación visual, donde su desempeño rara vez supera el 80 por ciento de éxito cuando otros animales casi logran la perfección.

Estos cefalópodos ya son de por sí bastante interesantes. Su aspecto, forma de moverse y capacidad de adaptación casi parecen de otro mundo. ¡PROTÉGELOS!

Dra. Carmen Báez Ruiz

drabaez1@hotmail.es

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