Octubre 12 de 1492: ¿Descubrimiento?

By on octubre 11, 2018

Editorial

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El publicitado aniversario del “descubrimiento” de América, al que más ciertamente se le llamó “encuentro de dos mundos”, amerita un análisis serio, razonado, acerca de los motivos, los fines, de los navegantes, los propósitos de quienes los financiaron y las casas reales que dieron su pronto aval a la aventura de los marineros, habilitados para lo que para ellos constituía una interesante aventura.

Porque, bien analizada, la situación existente en el continente europeo era crítica, caótica y oscura en su destino final como sociedad “organizada”. (¿?)

Las pretensiones de arrebatar lo ajeno eran la característica de la época, marcada históricamente por enfermedades producto del abandono social y personal, como lo fue la “peste” negra, surgida de la falta de higiene, aseo, y lujos de soberanos gobernantes y especuladores, contrastantes con la miseria general; ostentosas riquezas de las clases altas contra la apabullante miseria general. La violencia y el diálogo de las armas eran por ese entonces, temas cotidianos entre personas y países.

Un vasto territorio asiático, con China al frente, tuvo que construir una muralla de 21,200 km. para impedir el acceso a su territorio, evidenciando las amenazas ciertas características de esas épocas.

África continental escribió un triste destino desde su amanecer humano, convirtiéndose en el depósito histórico de mano de obra cautiva, esclava, por muchos siglos en que tal explotación física se generalizó en Europa y se promovió hasta hace pocos años en los Estados Unidos de América, donde los derechos civiles a una vida digna se lograron, al fin, por el sacrificio de los herederos de una cultura expropiada de su tierra original para servir a los amos de todas las latitudes.

Con ese panorama mundial, ¿qué podría esperarle a un nuevo continente?

Dejemos un respetuoso reconocimiento a los navegantes Vasco de Gama y Américo Vespucio quienes, entre otros, actuaron en la búsqueda y estudio de los mares ya que, esos sí, deseaban registrar las fronteras de las nuevas tierras conocidas, siendo su deseo científico de registro, no de explotación.

Los que, a bordo de naves, carabelas, bergantines, navegaron en busca de otras tierras lo hicieron por la ambición de riquezas, posesión de espacios, dominación de seres humanos.

Los antiguos vicios, entre los cuales estaban instalados en primer sitio la explotación y la violencia, viajaron a bordo de buques artillados, trayendo consigo armamento agresivo, no arados sino espadas, no técnicas para vivir y convivir sino el ominoso proceso de explotación urbana sobre los nativos americanos, que a varios siglos de su primera presencia aún no concluye.

En América se ha exacerbado la explotación del hombre por el hombre, de los bienes de la tierra, del mar, de la flora y la fauna. Mano de obra cautiva, oro, plata y un sinfín de metales, petróleo, productos del mar, aguas y ríos, no están en manos de los herederos originarios de estas tierras generosas, sino de los manipuladores, terratenientes y explotadores de la mano de obra cautiva.

¿Podemos entonces hablar de un descubrimiento feliz? ¿De una mejoría de vida para los pueblos originarios? La respuesta está en la mente de nuestros lectores.

Por ahora, solo podemos continuar observando el despojo de nuestros bienes, y hasta de nuestras soberanías, en América.

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