Not Dead Yet – The Memoir, de Phil Collins

By on abril 27, 2017

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Not Dead Yet – The Memoir, de Phil Collins

Siendo la traducción literal al español del título “Aún No He Muerto – La Memoria”, Not Dead Yet – The Memoir del fenomenal artista inglés Phil Collins es una hilarante, íntima, detallada, y muy sincera versión de los hechos en la vida de este célebre compositor, arreglista, productor, cantante, y… aaah, también baterista cuya trayectoria inició cuando Santa Claus le trajo a los tres años un tambor de juguete que aporreaba cuan largo era el día.

Habiendo nacido el 30 de enero de 1951, el libro abarca hasta el 2016, o sea 65 años, e incluso un poco más cuando nos platica del medio ambiente en que se conocieron sus padres: June y Grev Collins, todo contenido en 22 capítulos que a mi juicio transcurren con demasiada rapidez, sin duda porque mucho de lo que relata me pareció interesantísimo.

Cuando reseñé Testimony, de Robbie Robertson – quien, por cierto, acaba de anunciar que está escribiendo el volumen 2 de su biografía para abarcar todo lo que ha hecho después de su carrera con The Band –, recordarán que registré que me había impresionado la cantidad de músicos que Robbie había encontrado en su carrera. Pues bien, lo mismo sucede al leer la biografía de Phil Collins, aunque con una significativa diferencia: prácticamente el 100% de los artistas que aparecen en Not Dead Yet los conozco, así como su obra, ello debido a que los 80’s y los 90’s fueron la época de mi despertar con seriedad a la música.

Los primeros capítulos nos hablan del joven Phil, que vivía más allá de donde las rutas de transporte urbano consideraban el final de su ruta, en una familia en donde él era el menor de tres hermanos, siendo Clive y Carole sus hermanos mayores, su papá un trabajador de una aseguradora, y su mamá lo que en estos días hemos bautizado como entrepeneur, al haber fundado una escuela de actuación junto con una amiga.

Debido a que simplemente no le gustaba la escuela, más bien las artes, el jovencito Phil era uno de los estudiantes de la academia materna. Gracias a esos contactos, consiguió trabajo como extra en la película A Hard Day’s Night de Los Beatles – aunque su actuación fue retirada en el cuarto de edición –, y también actuó y cantó en el musical Oliver!, en uno de los roles principales: el de Dodger, hasta que la pubertad lo atacó en pleno escenario, haciéndolo emitir varios gallos que, consecuentemente, finalizaron su incipiente carrera musical.

De ahí, su narración – a la que hay que prestarle mucha atención pues es muy dado a soltar deliciosos detalles y joyas en párrafos muy breves – nos lleva a sus pininos como baterista, intentando sobresalir con diferentes bandas, hasta que lee un anuncio en la afamada revista Melody Maker que decía: Tony Stratton Smith busca un Guitarrista para 12 cuerdas que también pueda tocar la guitarra principal, y a un Baterista con sensibilidad a la música acústica, y convence a uno de sus mejores amigos para que ambos vayan a la prueba. Después de que unos muy posh y refinados Peter Gabriel, Tony Banks y Mike Rutherford los escucharon, ni siquiera llamaron a su cuate, pero sí a otro guitarrista, y también a Phil. Steve Hacket y Phil Collins abordaron en ese momento la mega banda Genesis, donde se hicieron de renombre en los años venideros.

El libro entonces nos habla de la evolución de la banda y de lo que hasta estos días le pesa al autor sobremanera: adquirir una rutina de trabajo que le impidió conservar tres matrimonios, y perderse mucho de la vida de sus hijos, algo que él mismo lamenta en su propia vida, al analizar la relación que llevaba con su padre.

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Porque eso es lo que destila sobremanera en las letras de Collins: pesar por sus fallidas relaciones y el tiempo que estuvo separado de sus hijos y, a la vez, un sentimiento de orgullo por haber alcanzado metas que jamás se imaginó, lo que le ha permitido conocer a personajes tan selectos como sus compañeros en Genesis, y entre los cuales hay que mencionar a George Harrison, Paul McCartney, Sting, Eric Clapton, Robert Plant, Quincy Jones, Phillip Bailey, Elton John, Tony Bennett, Pete Townshend, Mark Knopfler, Jimmy Page, Cher, Bob Geldof, George Martin, y otros muchos más. Hay que reclamarle que en su libro nunca hace una presentación del gran guitarrista Daryl Stuermer, quien ha sido una importantísima parte de su éxito tanto en Genesis como en sus discos como solista.

Phil nos platica vívidamente cómo esos fracasos en sus relaciones formaron la base de muchas de sus composiciones, sirviéndole como catarsis y terapia, sin sospechar que serían tan del agrado de sus fanáticos. Nos habla de cómo se convirtió, prácticamente sin darse cuenta, en el “ajonjolí de todos los moles”, y cómo eso desembocó en la etiqueta de egocéntrico que le fue asignada por la monumental hazaña de tocar durante el Live Aid primeramente en Gran Bretaña, abordar el Concorde, y aterrizar para tocar en Nueva York, en donde su presentación con los restantes miembros de Led Zeppelin fue un desastre, según nos cuenta.

El libro nos platica de su labor como compositor para Disney, y de cómo logró su Oscar por su trabajo para Tarzán. El cine siempre lo atrajo, así que se dio tiempo de dedicarse por un tiempo a ello, y lo hemos visto en películas como Buster y Hook.

Los capítulos finales nos hablan de sus problemas de salud como consecuencia de tantos años detrás de la batería y equipos de sonido, y de su – cual cliché de rockstar – problema con la bebida, al caer en una severa depresión cuando de repente le puso un freno a sus actividades, una vez más debido a problemas maritales y, acaso lo más doloroso para él en ese período, cuando no le era posible trabajar en su arte.

 Al finalizar la lectura de Not Dead Yet – The Memoir, me quedó claro que Phil Collins trabajó mucho, tal vez demasiado, para llegar al lugar en donde se encuentra: en el Salón de la Fama de los Compositores, y en el Salón de la Fama del Rock and Roll, y que sacrificó su cuerpo y su vida en aras de la música. Pues bien, aquellos que lo conocemos como artista, ahora lo reconocemos como ser humano a través de su confesión.

Reanudando lentamente su carrera musical en estos días, acompañado por su hijo Nicholas en la batería, es evidente que Phil Collins no se ha muerto: ni física, ni musicalmente. Es más, estoy seguro de que cuando lo dejemos de ver en este plano, aún vivirá, y ese es el mejor tributo que le podremos rendir.

Lea Not Dead Yet – The Memoir, de Phil Collins. Estoy seguro de que la disfrutará tanto como yo.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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