Letras
XLIV
La primera edición de mi libro. Aún no puedo creerlo. Ni siquiera he podido publicar mi tesis de maestría y ahora salgo al público como una escritora lesbiana. Las chicas están contentas, aunque un poco temerosas porque se han visto descubiertas en mis cuentos, como yo misma lo he hecho. Me hubiera gustado que P. estuviera conmigo en esta nueva experiencia, pero en fin, no es así, y menos ahora que se casó con Flor.
Estoy nerviosa, es mi primera entrevista y aún no estoy muy segura acerca de lo que voy a decir. Bertha dice que trate de ser clara y honesta, eso lo apreciará más el público. Lo único que espero es que no me pregunten de mi vida privada. ¿Y qué podría yo decir si mi vida privada se reduce a los esporádicos encuentros con desconocidas? Vamos, tampoco puedo dar una imagen de amargada mujer madura sin sexo. La gente pensará que es un libro de personas sin chiste. Creo que mejor voy a evitar preguntas indiscretas.
Llegué a la radio cultural y ya me pusieron frente al micrófono. No quiero ni pensar en lo que sentiría si me entrevistaran por televisión, cuando sólo porque escucharán mi voz ya me siento rara, desnuda. La entrevistadora es simpática, me recuerda a Chantal, pero no tiene su voz ronquita, sino una voz clara y melodiosa, la de una mujer que se dispone a hablar de cómo hacer la cena ideal para halagar a la pareja. No creo que le interesen mucho mis cuentos gays, aunque Bertha me aseguró que se especializaba en notas culturales. Me saludó afectuosa, ¿habrá leído mi libro?
Empieza el programa y guardo silencio. La periodista no tiene ese aire desinhibido de Chantal, pero sí sus ojos, sus labios carnosos. Para ser una mujer madura, es bastante hermosa. Su voz me gusta. No creo que sea gay, parece bastante hetero, aunque ya me he llevado sorpresas. Tal vez sí es, no sería raro en este ambiente. Ya, Mariana, no estés pensando esas cosas, concéntrate mujer. Creo que ya me va a tocar a mí.
–En nuestra sección tête-à-tête, tenemos el gusto de contar con una novel escritora, aunque reconocida investigadora universitaria, Mariana Sansores, quien publicó con el sello de Editorial Carmesí el libro Las chicas gay son Escorpión, titulo sugerente que nos conduce a un público específico: la comunidad LGBT, o ¿a una obra abierta al público en general?
–No quisiera que mi obra fuera encajonada en un género ni para un público; creo que es una obra que a cualquier lector puede interesar. Evidentemente, la comunidad LGBT es un público cautivo que ha tomado muy bien mi libro. De hecho, la literatura gay ha tenido un resurgimiento importante donde la ficción da otro enfoque más allá de los estudios sociológicos o de género netamente.
–Creo que estás huyendo a la idea de ser llamada una escritora lesbiana, ¿me equivoco?
–No es que huya o quiera dar una imagen de algo que no soy. Definitivamente soy lesbiana o gay, como lo prefiero, y creo que me pueden decir que soy una escritora lesbiana, pero me gustaría más que se me considerara una escritora, es todo. [¡Demonios! ¡Lo dije!]
–Bueno, ¿eres lesbiana o gay?
–Creo que soy gay, como lo explico en una de las partes del libro, porque es algo que estoy asumiendo y no algo que me es asignado de manera peyorativa por la sociedad.
–¿Crees que aún sea fuerte la homofobia?
–Indudablemente, todavía hay un rechazo a los homosexuales, principalmente se hace blanco de broma y sátiras de los homosexuales hombres. Pero claro que cada vez es más común ver a los jóvenes vivir plenamente su sexualidad, aceptarse y pedir la aceptación de la sociedad. Claro que depende de en qué medio te desenvuelvas. En mi medio, el de la Universidad, no es raro ver a profesores que, aun teniendo otras preferencias, son bien aceptados por los jóvenes que ya tienen una idea totalmente diferente de la vida. En realidad, creo que mucho depende de la actitud que tengas tú mismo para aceptar tu sexualidad.
–¿Tuviste problemas cuando la aceptaste?
–Preferiría no hablar tanto de mi vida privada, pero creo que en un principio es difícil aceptar la diferencia, sobre todo si vienes de una sociedad que está liberándose del machismo, donde tus padres esperan que, aunque hagas una carrera y estudies, al final terminarás casándote y teniendo tus hijos. A mí me causó problemas porque no había la libertad que hay ahora de poder hablar con tus amigos o incluso con alguien de tu familia que te pueda orientar. Una vez que asumí quién era, entonces todo fue más fácil. Me sentí más tranquila y trato de vivir mi vida como cualquier persona. Afortunadamente, la aceptación que hay ahora, hace que pueda concentrarme en otros problemas. Creo que son los mismos problemas que tienen los heterosexuales.
–Estamos frente a un libro de amor, de parejas que se entrelazan en algún momento, incluso en períodos que no están incluidos en el libro, pero que remontan a un pasado en común. Al mismo tiempo, tu libro es muy íntimo, ¿hablas de ti misma y las relaciones que has tenido?
–No quisiera ahondar mucho en ese aspecto, pero te puedo decir que hay mucho de mí, de mi vida y mis experiencias, pero también de otra gente que he conocido, que ha pasado por mi vida.
–Hablas de tus amigas, ¿tienes un grupo de chicas gays?
–Bueno, eso pasa en el libro, yo tengo amistades, pero entre ellas no se conocen tan bien. Sin embargo, tengo referencias de círculos de chicas gay que se reúnen.
–¿No crees que esto va a decepcionar a tus lectores?
–No creo. Estamos hablando de ficción y, como dicen, si hay un parecido con la realidad es mera coincidencia. No fue mi intención hablar de un grupo determinado, sino a través de este grupo hablar de muchos grupos pequeños o grandes, pero que comparten las mismas experiencias e inquietudes.
–Podemos ver a chicas comunes, contemporáneas, que encontraríamos en cualquier bar o incluso, como estas chicas, en la Universidad, pero ¿qué pasa con los otros personajes, aquellas mujeres que no tienen época pero que son tan reales? ¿De dónde salieron?
–Como comentaste al principio de la entrevista, soy maestra de Historia en la Universidad, me especializo en la época colonial y he hecho trabajos desde una perspectiva de estudios de género. En realidad, he estudiado diferentes periodos históricos, y con el recurso de la literatura, retomo algunos elementos históricos, sin que deje de ser ficción.
–Al final ¿cómo consideras tú misma tu obra: un libro de cuentos o una novela fragmentada en historias?
–Creo más bien que sea lo segundo, aunque todo depende del lector. Es él quien determinará si encuentra esa relación íntima que tiene cada una de las historias.
–Hemos hablado del libro desde diferentes perspectivas, pero ¿por qué ese título?
–Creo que esto queda bastante claro en la última historia, donde las chicas se descubren del mismo signo zodiacal. A esta coincidencia se suma el hilo conductor del libro, que todos nuestros personajes son gays o lesbianas.
–Y dime, ¿cuál es tu signo?
–Escorpión, evidentemente. ¿Y tú?
–…
Patricia Gorostieta
FIN