La Música de la Trova Cubana de Finales del Siglo XIX y XX

By on julio 8, 2021

María Teresa Vera, una trovera de inicios del siglo XX y un pilar de la música cubana. Archivo AHGA.

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Investigador y Ensayista

             Los orígenes del Bolero se sitúan en la segunda mitad del Siglo XIX, cuando llegan a las Antillas como Contradanza y el Bolero español; este último no se parece en nada a la interpretación romántica que ahora conocemos, pues el Bolero hispano se escribía en compás de ¾, mientras el Bolero cubano se escribe en compás de 2/4 y es paralelo su manejo tanto en la línea acompañante, como en la línea melódica. Se piensa que el cinquillo cubano se incorpora alrededor de 1870. En esa época no se le conocía como Bolero, sino como “Boleras”.

            En la Provincia de Oriente, en la ciudad de Santiago, se empieza a interpretar el Danzón. La calidez antillana le imprime la calidez, romanticismo y sensualidad de la Danza Habanera. En esa ciudad oriental de grandes creadores musicales destacó el trovador José “Pepe” Sánchez, nacido en Santiago de Cuba en 1856, a quien se le conoció por sus compañeros de la Vieja Trova Cubana como “El Maestro”, por haber sido él quien marcara el destino del Bolero “Tristezas” en 1885; entre sus discípulos destaca como una de las glorias musicales de Cuba, Sindo Garay.

La música de trova brota en Santiago de Cuba, en cualquier lugar de su sinuosa ciudad. Archivo AHGA.

Este conversatorio de “Charlas de Café” en el Teatro “Mérida” no tiene ninguna finalidad de investigación profunda sino hacerles pasar un grato momento con un repertorio de canciones que hemos seleccionado para Ustedes. Aunque nuestro romancero trovero se ha nutrido de la música cubana y muchas de sus canciones las consideramos como nuestras, deseamos presentarles un ramillete de interpretaciones, algunas no conocidas en el medio. Su sabor interpretativo nos dejó una huella profunda y una simiente que dio fruto con Cirilo Baqueiro, Ricardo Palmerín, Augusto Cárdenas Pinelo y José Domínguez, los pilares de la canción yucateca.

Creemos que el cancionero de un pueblo determinado se va formando de su tierra, de su paisaje, de su gente, de su historia misma. Por eso estimo que las canciones escogidas son milenarias por estar impregnadas y ser parte de Cuba, su paisaje y sus gentes. Escucharán algunas canciones escritas en el siglo XIX, pero la mayoría son del siglo XX, aunque sus raíces son tan viejas como Cuba misma,  Y hablaremos de canciones , y no de música en sentido amplio, porque nos hemos limitado a composiciones hechas para escuchar, y no para bailar. Hemos basado esta selección de canciones de original belleza y originalidad que fueron éxitos en su época cuando la comunicación era oral y muchas no conocieron la radio, hasta que fueron rescatadas por viejos trovadores que en su quehacer musical dedican parte de su tiempo en rescatar para nuevas generaciones las bellas melodías de antaño.

Y es que los gustos del público varían con el tiempo.  Así que hemos basado nuestra selección ayudado por mis compañeros “Los Ángeles” que buscarán imprimir el toque de la cubania santiaguera en cada interpretación.

Iniciaremos presentándoles a Eliseo Grenet (La Habana 1893- 1950). Pianista, compositor y director y hasta cantante discreto, que grabó varios de sus propios números.  Como compositor fue de lo más polifacético que tuvo Cuba. Desde su bello “Lamento Cubano”, empezando por canciones de cuna como “Drume Negrita”, pegajosos sones y danzonetes como “La Mora”, “Si Muero en la Carretera”, “Papá Montero”, o pregones como “Rica Pulpa” y “El Tamalero”; el Tango Congo, “Ay Mamá Inés”, canción grabada hasta por Maurice Chevalier; musicalizó canciones del Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén; en esa época empezó el furor del ritmo llamado “Sucu Sucu”, con “Felipe Blanco”; y ya muy mayor y por una apuesta con un amigo escribió una canción de arte: Tabaco Verde”.

            En forma sintética diremos que dos instituciones del canto: Graciela (La Habana 1918) quien fuera cantante de la Orquesta “Anacaona” que en 1938 causó sensación en Francia, gira que se suspendió por la Guerra Mundial y Miguelito Valdés “Mr. Babalú” (La Habana 1916- Bogotá Colombia 1978) este embajador de la música cubana tiene ascendencia mexicana y maya, ya que su madre fue Yucateca, Mr. Babalú también fue fundador de la Orquesta  “Casino de la Playa“ estos dos cantantes fueron destacados interpretes de Grenet a nivel internacional.

“Las Perlas de Tu Boca” fue escrita en los años treinta, esta pieza tiene toda la elegancia de la Trova Tradicional Cubana. El cantante mexicano Dr. Alfonso Ortiz Tirado hizo una creación de ella, incorporándola permanentemente a su repertorio.

            La muchacha de esta canción no quiere reírse, y el poeta -(porque lo es)- compara su boquita enfurruñada con joyerito forrado de peluche (no de terciopelo, porque no cabe en la rima) que encierra una sarta de perlas.  Ya Shakespeare y Quevedo se burlaban de estas metáforas llenas de materias preciosas que acaban haciendo del ser amado objeto de orfebrería y no una cosa viva.

            Cuantas veces, sin embargo, no acabamos descubriendo la luz del oro en una cabellera y esmeraldas o el azabache en unos ojos.  Son tal vez, las ineludibles materias de la belleza.

            Rafael Gómez “Teofilito” (Sancti Spíritus 1889-1971). Mulato músico que tocaba varios instrumentos, ejemplo típico del abnegado y valioso artista pueblerino, que nunca abandonó su terruño.

            Compuso canciones, claves, danzones, pro el pase a la fama se lo dio “Pensamiento”.  Estando en esa bella ciudad del Yayabo o Sancti Spíritus con el Grupo Espirituano de Estudios Históricos, conocí la génesis de esta canción  –ya di una plática a este respecto- y que ahora resumiré en media cuartilla.

            Año de 1915, casona campestre spirituana en que se celebran los 16 años de Rosa María OrdazTeofilito y otros trovadores aportarían sus voces y guitarras, como era usual en esos tiempos; se juega a los acertijos: las jóvenes esconden sus nombres verdaderos bajo nombres de flores, pero la homenajeada para hacerlo más difícil, decide autonombrarse “Fragancia” como síntesis de aroma de todas las flores.

            Los jóvenes tenían turno para adivinar los nombres y a “Teofilito” le tocó el 10.  Cuando le tocó, no acertó que “Fragancia” correspondía a Rosa María y aunque la chica le pidió que le dedicara una canción, en su extremada timidez, no logró hacerlo.  Al poco rato Rosa María le ofreció unas uvas al tiempo que le decía: Ya veo que no te inspiro ni un pensamiento.  Toma esta uvas y piensa en mí, aunque yo no voy a pensar en Usted”.

            Teofilito mordió el anzuelo, y al poco rato tomaba la guitarra para cantarle a “Fragancia-Rosa María” la canción que le había inspirado en sus propias palabras.  Cursi, si Ustedes quieren, pero muy lindo.

Ernesto Lecuona (Guanabacoa, Cuba 1895- Islas Canarias 1963). El compositor latinoamericano de mayor fama universal.  De niño fue pianista precoz, que desde muy joven usaba el instrumento como medio de vida para él y su familia tocando en cines, perforando o preparando rollos para pianolas. En 1924 hace su primera gira por España con la violinista cubana Marta de la Torre; continúan sus viajes a Nueva York y París siempre brindando conciertos.  Cuando Rubinstein le escucha “La Malagueña”, dice que no sabe a quién admirar más, si al pianista genial o al compositor sublime.  Gershwin lo abraza entusiasmado cuando lo escucha interpretar “Rapsody in Blue”.

De carácter tímido, introvertido, sin embargo se convierte en una dínamo que es a la vez, empresario, director de orquesta, de escena, para mantener el Teatro Lírico Cubano del que fue en gran parte creador con sus zarzuelas “El Cafetal”, “María la O” y “Rosa la China”, entre otras.

Es también el que introduce en España en 1932 su orquesta que después se convirtió en la famosa “Lecuona Cuban Boys”.  Sigue su vida de viaje en viaje y de triunfo en triunfo, hasta que decide salir de Cuba en 1960.  Reside un tiempo en Tampa, Florida y regresa a España, donde muere en la tierra de su padre, Santa Cruz de Tenerife.

Mario Fernández Porta (Guanabacoa Cuba 1918 – Miami, Florida 1996) Esta Villa está situada al otro lado de la Bahía de La Haba, ha dado grandes músicos como Ernesto Lecuona, Ignacio Villa “Bola de Nieve”, Tita Montaner, Juan Arrondo, un pianista clásico, como Pepito Echaniz y Mario Fernández que inició su carrera como bailarín y Eduardo Ramos, director de la Banda de Música de La Habana.

Mario nunca hizo estudios serios de piano, lo que no le impidió convertirse en uno de los más destacados tecladistas y compositores de la “Década de oro” del Bolero cubano, los cuarenta.  Se mantuvo activo hasta su muerte, organizando anualmente conciertos en Miami.

“Que me Importa”, este bolero fue escrito en 1944, posiblemente sea el primero en usar una frase repetitivamente en el texto, en este caso “Que me Importa”.  Esto lo harían después muchos compositores, como nuestro coterráneo Armando Manzanero o el Vate López Méndez.

            “Los ojos del sol se han cerrado

Y con ellos se ha ido la luz

De violeta se viste la tarde

Porque pronto la noche vendrá”.

Primeros cuatro versos del poema que casi nadie canta y muchos desconocen como pasa con las canciones de María Joaquina de la Portilla “María Grever” que sus intérpretes o los “editores musicales” mutilan su prefacio, aunque eso no sólo pasa en México; pudiendo citar algunos ejemplos:

            “Recuerdas aquel beso

Que en broma me robaste,

Se escapó de tus labios sin querer,

Asustado por ello busco abrigo

En la inmensa amargura, de mi ser…”

 

            “Cuando vuelva a tu lado…

Un ejemplo similar pasa en Italia, cuando sus más hermosas canciones populares o de la línea napolitana también son castradas en su primer concepto musical, que hace un buen compositor para darle como en las obras operísticas, una Obertura que en muchos casos puede superar musicalmente al resto de la obra; ejemplo una obra conocida por la mayoría de Ustedes, que espero la descubran desde el inicio de sus primeros versos:

            Invidio turista que arriba

            Emporio de cervi descarte

Al soño de un golpo de trovi

Fontana de Trevi

Que tuti perdí…

Invidio la inglesina

Da lontana

La mio cansone in soldo

In queste cuor…

 

Arrivederci Roma…etc.

¿Verdad que vale la pena rescatar las canciones en su contenido completo?

            Pedro Junco (Pinar del Río, Cuba 1920- 1943). La canción romántica amorosa, sobre todo la de los amores no correspondidos, rechazados o perdidos, es generalmente producto de la imaginación del compositor, y no vivencias reales, pese a que el público piense lo contrario.  Ese es el secreto del buen compositor.  Hacerlas aparecer como reales.  Pero a veces lo son. Hay canciones que primero se viven y luego se escriben.  Esta se vivió, escribió y murió.  Al momento de su muerte Pedro Junco, tenía 23 años y unas 36 canciones escritas.  Todo apuntaba a un brillante futuro musical.  Apuesto, dedicado a los deportes y con novia formal.  Pero la tuberculosis, enfermedad más propia de folletines del siglo pasado, lo mató.  La canción fue su adiós a la novia.

Poco después de componer la canción “Nosotros” moría.  Su vida –o más bien su muerte- fue por supuesto título y tema de una película mexicana editada aquí, en México.  No a consecuencia, sino a pesar de todo eso, es una buena canción que merece ser reconocida.

Félix B. Caignet (San Luis, Oriente 1892- La Habana 1976). Más escritor que compositor fue el autor de la novela tele radial o culebrón más exitoso de Cuba “El Derecho de Nacer” que en los años cuarenta en la Antilla Mayor obligaba a los cines a modificar sus horarios para que la gente oyese primero su novela, que después se llevó al cine varias veces, radionovela que provocó cataratas de lágrimas e intentos de suicidio.  Esto no me tocó verlo pues estaba muy pequeño y mi primera incursión a terruño cubano fue en 1951, pero se cómo lo gastan los cubanos, años después  presencié el serial “El Carruaje” sobre la Historia de México que acaparó la atención del pueblo cubano tan identificado con el nuestro, antes que un presidente patán pisoteara la Doctrina Estrada y decayeran nuestras relaciones con los pueblos del mundo para lamer botas guerreras; en esa época estuve en Cienfuegos, Guantánamo, Holguín y Santiago, y desde luego La Habana, y en todas partes el pueblo se arremolinaba ante los televisores de los lobbies de los hoteles y la vida callejera se refugiaba en los hogares para ver el serial mexicano.

Pero dejó también un puñado de bellísimas melodías, como esa bellísima pintura muralista del Caney, un edénico pueblecito cercano a Santiago de Cuba. Posiblemente escrito ese mismo año, tiene su primera grabación en 1928 por el “Trío Matamoros”, con este canto a las frutas cubanas que se transforma después en el canto a la tierra y que sólo cede el primer lugar al Pregón más famoso escrito en Cuba “El Manicero”

               FRUTAS DEL CANEY

 

            ¡Frutas!

¿Quién quiere comprarme frutas?

¡Mangos de mamey y bizcochuelo!

¡Piñas!

Piñas dulces, como azúcar,

Cosechadas en las lomas del Caney.

Llevo el rico, mango de mamey,

Piñas, que deliciosas son

Como labios de mujer.

Caney de Oriente,

Tierra de amores, cuna florida

Donde vivió el Siboney,

Donde las frutas

Son como flores

Llenas de aromas

Y saturadas de miel.

Caney de Oriente,

Tierra divina

Donde la mano de Dios

Echó su bendición.

Quién quiere comprarme

Frutas sabrosas,

Marañones y mamoncillos

Del Caney.  (Bis).

Miguel Matamoros (Santiago de Cuba 1894- 1971). Otro peso completo de la música al que como Lecuona o Farrés, su producción es enorme.  Este genio alternó distintos oficios con el toque y el canto en plan de aficionado, hasta que se hizo profesional al fundar el “Trío Matamoros” en 1925 cuando tenía 31 años de edad.

Con Miguel de primera voz y guitarra –lo que no es usual- Rafael Cueto de segunda guitarra y tercera voz y Siro Rodríguez de segunda voz y maracas, y con el respaldo del inagotable repertorio de Miguel, hicieron sus primeras grabaciones en Nueva York en 1928 entre ellas “Son de la Loma” que se convirtió en un éxito instantáneo. No es “El son de la loma” usado sustantivo, sino “Son de la Loma” del verbo ser, y si hay espacio de tiempo narraré la anécdota de cómo nace esta canción.

Muchos me han preguntado cuando se empezó a bailar el bolero, aunque en los géneros bolerísticos mi maestro mayor es el Dr, en Música José Loyola Fernández, Presidente Ejecutivo del “Festival Internacional del Bolero” “Boleros de Oro” y al ser invitado a participar en los simposios paralelos sobre este género musical o como conductor en algunas subsedes del mismo y asimilar de sus libros, podría decir que probablemente cuando este se emparentó con el Son, en composiciones como “Lágrimas Negras” de 1931, uno de los éxitos inmortales de Matamoros, en que después de una primera parte en que se deplora el amor perdido, el ritmo se acelera en el montuno y se olvida la pena al compás del son…

El Bolero es pasado, pero también es presente, como dijera mi compañero cienfueguero Jorge Enrique Adoum. El pasado porque ya no están aquellas voces de Sindo Garay, de Manuel Corona o Rafael Gómez, ya no escuchamos al “Bárbaro del Ritmo” Benny Moré, Elena Burke, o la maestra del piano Isolina Carrillo; pero es presente mientras se siga escuchando en voces con otros timbres la música “del recuerdo”.

Mérida, de Yucatán a 9 de octubre del 2009

Sala de Arte, Teatro “Mérida”

Instituto de Cultura de Yucatán

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Festival Anual de las Artes.

Otoño Cultural 2009 y Charlas de Café” A. C.

Ilustración Musical:

Pedro Aguilar, Freddy Heredia,

Jorge Sánchez, Carlos Vargas

Trío “Los Ángeles”

José y Cesar Marrufo con Wilberth Bates.

Producción y conducción, Hiram García.

Iluminación, sonido y escenografía:

Personal del teatro.

 

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