Libros
En Sudáfrica, una sociedad de supremacistas blancos jura hacer lo que sea necesario para que el apartheid continúe siendo el modo de vida en esa nación. Años después, la liberación y activismo político de Nelson Mandela los hace tomar la decisión de intervenir para que se restablezca lo que ellos consideran el orden natural en el país.
Es necesario entrenar a su agente de cambio, un asesino profesional que deberá ejecutar un plan maquiavélicamente torcido que permitirá que Sudáfrica recaiga en sus manos y, a la vez, les permita apagar con sangre los fuegos de renovación del movimiento de Madiba.
Así inicia el tercer episodio de las aventuras policiacas del detective Kurt Wallander, en el libro La Leona Blanca, escrito por el generoso narrador que fue el sueco Henning Mankell.
Al investigar la desaparición de una vendedora de bienes raíces, Wallander encuentra entre los restos de una casa destruida por una explosión dos elementos sumamente extraños: el cercenado dedo de un hombre negro y una pistola cuyo origen no es Suecia.
Como buen sabueso, y a través de la metódica investigación de las evidencias, apoyado por sus colegas, Wallander va desenredando la madeja y, para variar, se ve obligado nuevamente a transgredir las leyes con tal de capturar a los asesinos que trabajan para la sociedad secreta.
Mankell nos demuestra a lo largo de la historia la humanidad del detective, que tiene la oportunidad de acercarse a su hija, restañar las heridas que la terminación de su matrimonio ha causado en ella, y revisitar su romance con la viuda Baiba Laipa.
Muy documentado, el autor nos presenta una visión internacional del naciente conflicto que las acciones del presidente Frederik de Klerk ocasionaron en las mentes del statu quo sudafricano, así como de las motivaciones del asesino a sueldo, de aquél que lo entrena (un ruso que extraña los días de poder detrás de la Cortina de Hierro), revistiendo las acciones del misticismo africano de sus protagonistas, exponiéndolas a la luz del entendimiento de un aparentemente desinformado y simplón investigador sueco.
Con 648 páginas de extensión, pudiera pensarse que el ritmo languidecería, pero en La Leona Blanca Mankell entreteje historias en Sudáfrica con las investigaciones en Suecia, con las motivaciones de cada uno de los personajes, y con la vida personal de Kurt Wallander, logrando que las páginas pasen una detrás de otra, intrigados por el posible destino, arrojándonos giros en la trama y, en general, proporcionándonos una muy satisfactoria historia.
El detective Kurt Wallander aún tiene más historias que contar, resolver su vida.
Henning Mankell seguirá viviendo en sus libros.
Esta historia continuará…y me encanta la idea de leer más sobre Wallander.
S. Alvarado D.