- Consuelo Velázquez
- Nelson Camacho
- José Ruiz Elcoro
- Siempre la sonrisa de Lucy
- Félix Guerrero, Batuta de Oro
- Jesús Gómez Cairo (+)
- Kiko Mendive
- Nicolás Guillén, Poeta Nacional de Cuba
- La revolución que quiso ser – IX
- Luna, Boleros y Son – II
- Luna, Boleros y Son
- Elena Burke, La Dama del Feeling
- La revolución que quiso ser – VII
La gloria de la raza – XIV
XIV
El cultivo de hortalizas
La memoria popular asocia todavía a los chinos con el cultivo de hortalizas, una de sus actividades distintivas. Algunos descendientes suyos se ocupan aún de esos productos. Varios meridanos adultos recuerdan las huertas de chinos que conocieron en la colonia García Ginerés y en Chuminópolis, información que confirman los periódicos de hace muchas décadas.
Aunque el interés primordial de los promotores de la inmigración china en el siglo XIX se dirigió a la explotación de sus plantíos de henequén, hubo entre los nuevos residentes quienes, al concluir sus contratos, pasaron a la zona urbana. Ésta, a pesar del impacto modernizador de las administraciones de la época del porfiriato, era todavía capaz de inspirar en algunos temperamentos románticos la contemplación de paisajes bucólicos.
Los chinos no fueron los únicos que durante los primeros años del siglo XX se dedicaron a las labores hortícolas, sino que también lo hicieron productores de diferentes orígenes, como los canarios y los catalanes. Todos ellos contribuyeron a ampliar la oferta de legumbres de las que podían disponer las familias yucatecas, tanto en lo referente a la variedad de las especies como a los lapsos en que, a lo largo del año, podían adquirirse.
La modificación de los hábitos de consumo locales como consecuencia de una mayor cantidad de hortalizas disponibles y de una más amplia variedad de ellas se debió a las innovaciones técnicas aplicadas por los inmigrantes. Para los sectores más emprendedores de la sociedad de ese tiempo, ávidos de sistemas novedosos que repercutiesen favorablemente en el logro de sus cálculos de expansión económica, ese conjunto de prácticas representó un acierto que mereció su más alta estima.
De los chinos se decía alrededor de 1906 que carecían de iniciativa para promover la horticultura como un negocio de beneficio propio, y era por ello que subordinaban su fuerza de trabajo al control de los inversionistas de la región. Con el paso de los años, nuevas generaciones de emigrados pusieron de manifiesto sus deseos de prosperidad al ocuparse por sí mismos no sólo del cultivo sino también de la comercialización de sus productos, interés que concretaron al instalar expendios de legumbres en el mercado municipal de Mérida.
En el proceso por hacer más floreciente la economía en el estado, los representantes de los hacendados se percataron que, mientras la importación de trabajadores se destinaba casi exclusivamente al fomento del henequén, las áreas poco atendidas de la producción podían impulsarse mediante el establecimiento de colonias dedicadas a cultivos especiales. Esta inquietud, que se dejaba traslucir en algunos medios impresos, mostró el propósito de intensificar el conjunto de innovaciones introducidas por los chinos y por otros inmigrantes que trajeron desde sitios lejanos su experiencia y su esmero.
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“La inmigración. Una iniciativa del gobierno loca.”. El Peninsular, Mérida, año III, núm. 740, 24 de julio de 1906, p. 1.
“La contrata de braceros y la colonización libre. I”. El agricultor, Mérida, año I, tomo I, núm. 2, 1 de febrero de 1907, pp. 19-20.
“La contrata de braceros y la colonización libre. II”. El agricultor, Mérida, año I, tomo I, núm. 3, 1 de marzo de 1907, pp. 37-38.
Amaro Gamboa, Jesús, El uayeísmo en la cultura de Yucatán, México, IPN-UADY, 1988, p. 61.
Montejo Baqueiro, Francisco D., Mérida en los años veintes, Mérida, Ediciones del Ayuntamiento de Mérida, 1981, p. 103.
José Juan Cervera
Continuará la próxima semana…
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