José Rubén Romero

By on septiembre 17, 2021

Atisbando en la Memoria

José Rubén Romero (Cotija de la Paz, Michoacán, 25 de septiembre de 1890 – Ciudad de México, 4 de julio de 1952) fue un escritor, diplomático y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

La comunicación que mantengo con el promotor cultural michoacano José Luis Rodríguez Ávalos, quien me envía semanalmente su “Morelia Cultural”, me mantiene enterado del trabajo michoacano en este renglón que se sigue abandonando en nuestra ciudad, al menos en los renglones en los que he participado a lo largo de mi vida: literatura, edición de libros, galerías y exposiciones pictóricas, y teatro –en este renglón trabajé como adulto mayor, como actor, presentador y en ocasiones con pequeños sainetes y comedias de mí autoría que presentamos con éxito en los teatros y auditorios del Seguro Social en el Teatro de la Universidad, Casa de la Cultura del Mayab, teatro “Pierrot” y en salones particulares, donde escribí guiones para mis compañeros del Grupo teatral “Éxodo”, bajo la dirección de Nancy Roche, y posteriormente de Juan Carlos Moreno (+), grupo que se disolvió por la pandemia y la jubilación de nuestra consejera Griselda Hernández, que fue el alma de este grupo.

La memoria me lleva a evocar el inicio de los años cuarenta y nuestras visitas familiares a Uruapan, Michoacán, para visitar el Parque Nacional, con el paso de su río, y sus oasis de descanso “El Gólgota”, “La Rodilla del Diablo”, “La Zaráracua” en el cauce del río Cupatitzio. Me mandaban a recoger aguacates para las ensaladas y hacer tacos de carnitas junto al río en tertulias familiares, hermosas mañanas, antes que naciera el Paricutín. Posteriormente conocí la cúpula de su iglesia mayor, pues el pueblo de Parangaricutiro quedó bajo la lava volcánica.

Entre las visitas que hacíamos estaba saludar al ilustre y poderoso hermano masón Don José Rubén Romero, hermano de la fraternidad masónica y hombre de vertical pensamiento que jugaba conmigo –yo tenía cuatro años. Me sentaba en sus piernas y conversaba conmigo y mis padres, lo que me permitió conocer al abuelo paterno que nunca conocí.

José Rubén Romero, uno de nuestros mejores escritores costumbristas, nació en Cotija de la Paz, Michoacán, el 25 de septiembre del año de 1890, destacándose desde su juventud en la poesía y en la literatura, lo mismo que en el modernismo. En su novelística destaca Apuntes de un lugareño, Desbandada, El pueblo inocente, Rosenda, Una vez fui rico, Mi caballo, mi perro y mi rifle, y la que le daría fama imperecedera: La vida inútil de Pito Pérez, misma que fue llevada tres veces a la pantalla grande, protagonizada por Manuel Medel, Germán Valdés “Tin Tan” e Ignacio López Tarso. Conservo dos libros de él en mi biblioteca: “Rosenda”, con dedicatoria a mi padre, y “Apuntes de un lugareño”, que me obsequió mi madre.

Don José Rubén Romeo en 1921 incursiona en la Secretaría de Relaciones Exteriores, siendo Cónsul General de México en España, Embajador de México en Brasil y Embajador de México en Cuba, posesión ésta de donde es retirado por haber pronunciado un discurso en defensa de las naciones americanas frente al poderío norteamericano.

De José Rubén Romero, quien tenía la chispa del ingenio, se cuentan gran cantidad de anécdotas, a cual más de graciosas y divertidas, siendo una de ellas la que le costó su trabajo en la diplomacia y que es la siguiente, que tiene que ver con aquello de la buena vecindad.

Interrogado José Rubén Romero por la prensa sobre lo cierto de esa buena vecindad entre Estados Unidos y México, él contestó de inmediato que desde luego existía la buena vecindad, puesto que nosotros éramos los buenos y ellos los vecinos.

Una pregunta se impone: ¿Se habrán dado cuenta los países de América Latina que el muro de la ignominia no es nada más frente a México, sino también frente a ellos?

Fueron varias las ocasiones que Don Rubén me tocó la cabeza. Alguna vez recuerdo que le dijo a mi padre “Este es tu sucesor como declamador, Alfonso, presiento que desde esta su infancia se inclinará por el arte y la cultura.” Mi madre asintió: “Tiene razón, Don Rubén, pronto estará estudiando música con Guadalupe Rey, que es mi amiga y vecina.” La suerte fue echada: a los cinco años inicié mis estudios de piano, y a los diez di mi primer concierto en la Sala Manuel. M. Ponce, del Palacio de las Bellas Artes en la Ciudad de México. La crónica del mismo la escribió Gerónimo Baqueiro Foster, destacado musicólogo del siglo anterior: “…hay que seguir la huella de este infante, pues en él hay talento y se puede considerar como niño prodigio…”

No tuvo razón: al poco tiempo dejé de ser niño y prodigio. Mis inquietudes me han llevado por diferentes caminos deportivos, culturales, artísticos. Considero posiblemente el mayor éxito de mi vida interpretar a Schumann en el Palacio de las Bellas Artes, sus obras: “El Alegre Laburador”, La Marcha de los Soldados, su “Tarantela” y su Opus 24;

He sido cantilenista, he puesto música a algunas de mis canciones; he incursionado con éxito en la plástica y ahora, en la frontera de los 86, para sentirme útil y paliar el encierro que va para dos años, escribo en el Diario del Sureste semanalmente mis artículos y para algunas revistas Latinoamericanas.

Paso el tiempo en el cuidado y riego de mi jardín en casa, supliendo el ejercicio mañanero de caminar.

En este momento me siento contento con la vida que me ha dado una familia completa. Soy bisabuelo de dos lindas mozas, tengo una compañera de vida que me sigue cuidando y me cobija por lo cual me considero rico, habiendo cumplido con las esperanzas de vida: he sembrado árboles, he tenido hijas y he escrito algunos libros.

Poca gente puede decir como yo, que uno de los más versátiles escritores mexicanos me sentó sobre sus rodillas y platicó conmigo. Eso se lo debo al michoacano ilustre Don José Rubén Romero. Gracias.

Hasta pronto.

PARQUE NACIONAL BARRANCA DEL CUPATITZIO – Al Parque Nacional de Uruapan se le conoce también como Parque Nacional “Eduardo Ruiz”, en honor a este ilustre poeta, historiador y político uruapense. Archivo AHGA.

Fuentes

José Rubén Romero y la buena vecindad entre los países (elsiglodedurango.com.mx)

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