¿Insurrección Policíaca?

By on julio 11, 2019

Editorial

Los medios de comunicación dan testimonio cotidiano por estas fechas de las actividades provocadoras de elementos de la Policía Federal que por un largo período había servido a los gobiernos para mantener, con actos de fuerza, una aparente tranquilidad ante los rechazos populares crecientes a las injusticias imperantes. Estas supuestas fuerzas del orden han estado a la orden en el pasado de quienes hayan dispuesto sus tareas operativas, calificadas de represivas, porque en todos los casos tenían la intención de acabar con acciones de manifestantes y protestas en espacios públicos.

Dos de octubre no se olvida, Jueves de Corpus y sus halcones están en la memoria, entre otras, y se han constituido en hitos en la historia ciudadana del antiguo D.F. y varios estados de la república.

Es hasta ahora, con un nuevo gobierno federal, que ha asomado la necesidad y conveniencia de un actuar diferente, pacífico, evitando los enfrentamientos violentos del Estado hacia los ciudadanos.

La violencia generada por la delincuencia organizada y grupos afines ha llegado a grados de virulencia extrema, con un incremento increíble en bajas civiles inocentes y la presencia de tales grupos delincuenciales, armados con equipos de alto poder con los que se apropian de amplias zonas del país para sus fines de trasiego de drogas y envíos hacia el país consumidor final que son nuestros vecinos del norte, los Estados Unidos.

El actual gobierno, en su primer año de acción federal, ha estado reordenando las estructuras del Estado y, en lo policiaco, ha optado por la creación real de una Guardia Nacional, figura jurídica que desde hace muchos años está considerada en constituciones estatales por interés nacional, pero que es hasta ahora que se establecerá como estructura válida para disminuir y tratar de controlar la violencia de las bandas y grupos delincuenciales.

Es en este tránsito jurídico y operativo hacia el control y disminución de la violencia que afloran temas e intereses sobre el caso, además de que se dan situaciones curiosas como la actitud de algunos rebeldes integrantes de la Policía Federal que otrora reprimían manifestaciones de grupos antigubernamentales y ahora se pasan al lado contrario, ostentándose como un grupo que se anuncia víctima del actual sistema, pidiendo liquidaciones de “acuerdo con la ley”.

En su caso, su parálisis laboral es debido a su negativa a integrarse a la Guardia Nacional, porque deberían presentar examen de aptitudes y conocimientos, además de adaptarse a nuevos reglamentos. Ayer victimarios, ahora como víctimas; otrora represores, hoy “rebeldes” tolerados que se manifiestan libremente en las calles de la capital del país, sin violencia ni persecuciones. Se perciben diferencias serias entre los tiempos antiguos, de represión a manifestaciones populares, y la amplia libertad de manifestación y tránsito de que ahora disfrutan.

Si gobiernos anteriores les concediera “bonos de riesgo” o “gratificaciones” por posibles contingencias físicas en su trabajo, hoy, en la libertad de tránsito y respeto a las disidencias, esas tesis ya no se aplican.

Esto abona en favor del régimen gubernamental presente, y exhibe el ventajismo de quienes objetan aceptar un examen, y cumplir con las normas generales vigentes de la Guardia Nacional, que protegerá en todo el país la integridad y seguridad de todos los mexicanos.

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