Historia de un lunes – LV

By on febrero 18, 2021

LV

JESÚS AMARO GAMBOA

(1903 – 1992)

Sospecho que las recientes generaciones literarias jamás oyeron hablar de él. Y quizás exista un motivo primordial para ese hecho: Jesús Amaro Gamboa (médico, investigador, narrador, humorista) se pasó casi toda su vida en la ciudad de México, donde acaba de fallecer a la edad de 88 años. En esa infinita metrópoli publicó casi todos sus libros (todos con temas yucatecos). Aquí llegaban algunos, casi sigilosamente.

Era hombre afable y con un singular sentido del humor. Conversábamos largamente o nos enviábamos cartas con constancia. En mi archivo guardo toda su correspondencia. Hoy, en esta hora luctuosa de su fallecimiento inesperado (algunos amigos que lo visitaron recientemente en la capital lo encontraron en excelentes condiciones y con su lucidez de siempre), no me ocuparé sino de hablar de sus aficiones literarias, que no serán inquisitoriales a lo Pech Casanova, sino simples impresiones de una obra hecha con amor y talento. Como narrador publicó dos libros de cuentos: “Y nunca de su corazón” y “La palabra entonces”, el primero folclorista, si se quiere. El ritmo de Amaro Gamboa es lento (suave) y nos conduce sin prisas a finales tranquilos (que seguramente a mi amigo Jorge Pech le parecerían aburridos). No todos sus cuentos son, por supuesto, “folcloristas” y algunos, los postreros, asumen un papel de denuncia “y la acusación con un barniz de virulenta ironía”. Sí, porque ya he mencionado a Amaro Gamboa como humorista, fino humorista. Cuanto a “La palabra entonces” (que leí hace muchos años), me pareció menos importante que “Nunca de su corazón”, a pesar de que observo en estas narraciones una indisputable calidad literaria, acompañada siempre de la ironía del autor.

He olvidado mencionar, en su jerarquía de narrador, un cuento suyo (“Y acabó su camino con la muerte…”) que se publicó en una bella edición en la ciudad de México y su novela (él la llama “crónica de una utopía”) bajo el rubro de “Yucatán, sueño sin fin”, que Esquivel Pren califica de “popurrí”. En realidad, no es una novela tradicional, ni lineal, ni mucho menos. Podríamos llamarla un menjurje, o como prefiere el diccionario “menjunje”, pero un “menjunje” bien estructurado.

Yucatán, sueño sin fin” es la suma de las ideas fantasiosas y sarcásticas del Dr. Amaro Gamboa, “Crónica de una utopía” en verdad llevado al humor, pero con sus características propias. De lo que Alvarado plasma en “Mi sueño” poco o nada ha ocurrido en Yucatán. Las ideas son hermosas, dignas de encomio pero, conociéndonos a los yucatecos-enemigos-de-los-yucatecos, irrealizables. Lástima de sueño del Gral. Alvarado.

La novela o crónica de Amaro Gamboa es una larga relación de asuntos regionales (lo folclórico de nuevo) atisbados a través del inmenso afecto que el autor tuvo por su tierra, pero sin dejar de ser burlesco, a pesar del sentimiento de dolor del escritor a que ha aludido Esquivel Pren. En el libro, todo suena a imposible desmedido que Amaro Gamboa siente sobre el llamado “uayeísmo” yucateco, tema del que más tarde publicaría algunos tomos. Por lo demás, el estilo es el mismo de sus libros anteriores, con su ritmo pausado y sus largas cláusulas.

He dicho algo acerca del “uayeísmo” hablando de “Yucatán, sueño sin fin”. Amaro Gamboa apuntaba en pedazos de periódicos, servilletas o pequeñas libretas, todo yucatequismo, toda expresión emergida del habla regional, pero también toda palabra maya que empleáramos en nuestra vida cotidiana. Tomó sus notas desde los años veinte, y lo siguió haciendo toda su vida. El Lic. Conrado Menéndez Díaz supo de la obra “uayeísta” del Dr. Amaro y comenzó a publicar en la Revista de la Universidad que él dirigía largas explanaciones del doctor sobre el tema y, más adelante, un vocabulario que se me antoja interminable. Más tarde, Menéndez Díaz aprovechó ese material para comenzar a publicar algunos tomos del “uayeísmo en Yucatán” (creo que llegaron a tres). Lamentablemente, el Lic. Menéndez Díaz fue jubilado de su cargo y ya no se editaron nuevos tomos (sólo llegaron a la letra “Ch”).

En 1985, el Dr. Amaro Gamboa recibió, en un acto de justicia, la medalla “Eligio Ancona”. Lo saludé por aquel honor merecido y luego dejé de verlo. Casi no venía a Mérida. Apenas he leído la noticia de su fallecimiento, que deploro profundamente.

(7 de marzo de 1992)

Roldán Peniche Barrera

Continuará la próxima semana…

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