Historia de un lunes – L

By on enero 14, 2021

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CONSIDERACIONES ANGLOSAJONAS ACERCA DE LA HAMACA

La hamaca es la cama de los yucatecos. Lo ha sido por siglos y continuará siéndolo para siempre. No podría yo concebir a un yucateco durmiendo en los tórridos meses de abril y mayo en una cama (a no ser que cuente con aire acondicionado). Aún en los meses invernales, con un buen cobertor encima, es agradable dormir en hamaca. Recuerdo que el cronista vitalicio de la ciudad, don Renán Irigoyen, publicó en 1975 una estupenda monografía sobre la hamaca (“media luna del sueño”, como le llama poéticamente Carlos Moreno Medina).

Me interesa en particular lo que los numerosos viajeros que han visitado Yucatán han externado sobre nuestra cama colgante, a partir de James Cook, teniente inglés, quien en el siglo XVIII estuvo merodeando por aquí. Cook publicó un breve libro con un largo título: “Notas sobre una travesía desde el río Belise, de la Bahía de Honduras, hasta Mérida, capital de la Provincia de Yucatán, en las Indias Occidentales Españoles.” Data de 1769. (Carlos R. Menéndez lo editó en Mérida en 1936). Cook describe la hamaca yucateca a su manera y añade que los indios la colgaban entre los árboles “sin descuidar nunca, sin embargo, hacer una buena fogata cerca de las hamacas.”

Imagino que la fogata serviría para espantar a los mosquitos. También la cita Waldeck en su “Viaje pintoresco y arqueológico a la Provincia de Yucatán durante los años 1834 y 1836.” Stephens utilizó muchísimo la hamaca y hasta llegó a habituarse a ella. Durante varias noches durmió en el Palacio del Gobernador de Uxmal. Otros famosos viajeros que aluden a la hamaca en sus escritos son Charnay, Norman, Agassis y los ingleses Channing Arnold y Frederick J. Tabor Frost.

Arnold y Frost dicen que en Yucatán el levantarse temprano está considerado como una virtud (ellos estuvieron en el Estado en 1906) y afirman que esa virtud se debe a que la gente duerme en hamacas. “Todo el mundo –alegan–, ricos y pobres, duermen en hamacas en Yucatán, y hasta hace un par de años, los armazones de las camas, aún en Mérida, eran apenas conocidos como una curiosidad.” Añaden que las pocas camas existentes están destinadas a los hoteles y a unas cuantas casas de norteamericanos residentes de la entidad. Luego explican la ardua manera de bajarse de la hamaca. “Uno ejecuta un enérgico viraje del cuerpo hacia la izquierda, saca los pies de la frazada, y antes de darse cuenta, ya está uno arriba, o, para hablar más acuciosamente, está uno abajo, puesto que aquéllos no iniciados en dormir en hamacas sufren numerosas caídas.” Concluyen diciendo los mentados británicos que los yucatecos son todos madrugadores, “aunque parecen no tener un motivo especial para despertar tan temprano ya que simplemente se sientan en la obscuridad y tiemblan de frío.”

(29 de junio de 1991)

Roldán Peniche Barrera

Continuará la próxima semana…

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