Entrevista a Milethza, de Las Pícaras del Cuplé

By on noviembre 17, 2017

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Nota al lector

 No ha sido sencillo localizar y obtener respuestas a cuestionamientos que flotan en nuestro medio social y cultural sobre el trabajo de dos jóvenes que se han venido integrando con su actuación en un contexto del siglo pasado, desarrollando aptitudes como intérpretes principales de un teatro que se pensó olvidado en el Yucatán del siglo XXI. Por ello gestionamos y obtuvimos respuestas en un diálogo con la iniciadora del espectáculo, cuyo nombre titula esta nota. Y pasamos directo a las preguntas…

Todas las carreras, especialmente las artísticas, surgen de una vocación, alguna inclinación o ansia muy propia, para lograr un propósito o alcanzar un objetivo, quizá realizar un sueño. ¿Cómo llegó a ti esa brisa contagiosa de la vocación?

Todo comenzó en el año 2013, cuando recién obtuve el título de Licenciada en Teatro con especialidad en actuación en la Escuela Superior de Artes de Yucatán. El Director Teatral Juan Ramón Góngora me llama para protagonizar una obra de su autoría titulada “Adiós Pichorra”, donde encarnaría a una gran diva del cuplé y el varieté de principios del siglo XX. Al requerirse otra actriz que tuviera voz de tiple, le propuse llamar a Abril Góngora, otra compañera egresada de la ESAY Teatro, pero de dos generaciones anteriores a la mía. Armado el equipo, ensayamos y actuamos en la citada obra, donde las dos tuvimos que aprendernos varios cuplés.

Y luego… ¿hubo continuidad?

Ya desde mi egreso de la Licenciatura en 2012, Don Alfonso Hiram García me apoyó, invitándome a participar en su programa “Charlas de Café” que dirigía en la Sala de Arte del Teatro Armando Manzanero cada semana. Y cuando presentamos esta obra, nos invitó a realizar un pequeño fragmento, para así impulsarnos con la promoción. Hasta la fecha nos sigue cubriendo con su pluma y su difusión, además de haber asistido a innumerables presentaciones nuestras.

La zarzuela es originaria de la cultura española, teniendo presencia mayor en Mérida, Yucatán, el siglo anterior, donde prendió en el gusto popular de la clase media, al igual que la comedia bufa que evolucionó entre nosotros a un teatro regional muy especial. ¿De dónde tu interés y evolución artística en ese género?

En mi caso, ya conocía el género de la zarzuela gracias a mi madre, la mezzo-soprano Elizabeth Pérez Cruz, a quien a lo largo de mi vida escuché cantar, ensayar, y estudiar distintos temas de zarzuelas. Además, pude participar como espectadora de innumerables presentaciones en las que participó con distintos grupos de zarzuela, por lo que no me era nada extraño el tipo de interpretaciones, ni el género en sí.

Estaba cercana la convocatoria para el Festival de Primavera Cultural que la Secretaría de Cultura de Yucatán promueve, y al mismo Juan Ramón Góngora se le ocurre proponernos realizar un programa tipo recital donde interpretáramos alrededor de 15 números de cuplé y algunos otros temas de la época de principios de siglo pasado, aprovechando que ya teníamos la mitad del repertorio aprendido, y presentando entre uno y otro una breve reseña de las divas que los cantaban, la época histórica y los autores y fechas de estreno. Ayudándose de las pistas que pudo conseguir, y los vestuarios que pudimos reciclar, comprar y crear, metió el proyecto a la convocatoria, y se le llamó, “La Noche del Cuplé y otras cositas”, que resultó favorecido por el comité de la Secretaría.

Ya de manera más evolucionada, con la consistencia de los pasos previos en ese género, ¿cuál fue tu debut formal con “Las Pícaras del Cuplé? ¿Cuáles fueron las primeras experiencias?

Nos presentamos el 6 de mayo de 2013 en el foro “El Tapanco”, con un lleno total en donde las butacas ocupaban parte del escenario de tan abarrotado que estaba el lugar.

Al principio, abracé el proyecto con nostalgia por hacer algo de lo que mi madre hacía incluso en ese momento. Mi compañera lo abrazó un poco escéptica, pues no conocía mucho del género, ni se imaginaba que habría un público ávido de volver a vivir recuerdos de su pasado. El día que dimos esa función, y al ver a la gente, en su mayoría de la tercera edad, tan cerca de uno, cantando con nosotros y aplaudiendo nuestra actuación con las caras iluminadas y al final con los agradecimientos que nos dieron, varió la perspectiva de mi compañera totalmente.

Propuse volver a presentar el programa de manera particular, y así me movilicé para conseguir otro foro, en este caso el auditorio “José Díaz Bolio” del Pro-Hispen, donde nos presentamos el 6 de junio, un mes después de la primera presentación, donde también pudimos llenar la sala y tuvimos muy buena aceptación y cobertura de los medios.

¿De ahí es de donde surgió la continuidad de “Las Pícaras?

Después de esto, en 2014 Juan Ramón nos propone presentarnos en el “Foro Alternativo Rubén Chacón”, y al mismo tiempo en un nuevo espacio escénico de la Galería “Le Cirque”. Tuvimos una mini temporada de 6 funciones con el espectáculo llamado “Las cupletistas del Amor” donde, además de las canciones, propusimos como creación colectiva una pequeña dramaturgia, y le dimos una historia para hilar los números musicales, que poco a poco iban en aumento gracias a la confección de nuevas pistas. También se fueron mejorando los vestuarios y algunos elementos de producción. La temporada fue un poco dura, ya que no se contaba con la suficiente promoción y difusión. Algunas funciones se dieron en días jueves (mal día de la semana, a mi parecer, para este tipo de eventos) y con difícil acceso al lugar, cosa que no ayudó mucho.

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Luego las cosas se enfriaron un poco, y Juan Ramón decidió legarnos el espectáculo a Abril y a mí, para que nosotras lo explotáramos y cambiáramos a nuestro gusto, ya que él no tendría tiempo de ocuparse en ello, pues ya tenía mucho trabajo como actor.

¿Ello motivó el desaliento y la frustración?

Al contrario. Fue ahí donde decido tomar las riendas del proyecto, siempre contando con mi compañera excepcional Abril. Trabajamos la producción de un nuevo espectáculo, financiamos otras pistas para un nuevo repertorio, y me di a la tarea de crear una dramaturgia para la idea que teníamos en mente. Esta vez no se quedó solo en un hilo conductor de los números musicales; quería darle peso a cada personaje, pues solo seríamos dos. Quería, asimismo, hacer una revista musical que tuviera drama, comedia, misterio, rivalidad, que contara un poco de la época en la que fueron tan famosos esos cuplés. Investigué y estudié mucho, y un amigo muy querido me regaló un libro sobre María Conesa, donde Enrique Alonso cuenta la vida de esta gran diva del cuplé. Basándome en algunos datos del libro, gracias al poquito talento para la escritura que heredé de mi padre, el escritor Wachy Bates, a quién también por esos años laurearon en un certamen de novela corta, pude escribir la obra llamada “Heredando a la Diva”, y a nuestro dueto escénico lo nombramos “Las Pícaras del Cuplé”,  nombre con el cual ya nos dimos a conocer más.

A principios de 2015, teníamos una historia muy elocuente, vestuarios nuevos que fabricaron nuestras madres, abuelas y nosotras mismas, y una mezcla de pistas nuevas y antiguas mejoradas por el maestro Lázaro González, quien en su estudio de grabación ALG records también nos ayudó a hacer parte de los efectos sonoros, además de dirigirnos vocalmente en esta ocasión. La pequeña escenografía con la que comenzamos era en parte nuestra y en parte rentada, hasta que nos hicimos de nuestras propias cosas. Para sacarlo adelante, debíamos comprometernos en algún espacio escénico y correr riesgos con los gastos, pero en ese momento la Secretaría de Cultura lanzó la convocatoria de la Primavera Cultural 2015, y con ayuda del propio Lázaro González metimos el proyecto.

Ya con ese arranque de autonomía consecuentemente decidido, vistas las experiencias previas, ¿hubo desaliento? ¿Reafirmación?

Nuestra intención al seguir promoviendo nuestro dueto, “Las Pícaras del Cuplé”, fue rescatar el género, la historia y la época en la que se desarrolló el Cuplé. También alegrar a muchas personas de la tercera edad que la vivieron, y a las generaciones posteriores darles un atisbo de lo que era este género chico, como lo llamaron en su tiempo; mostrar un poco del glamour, la picardía, la osadía, la voz y la luz que esas exponentes del cuplé regalaban en cada función. Era muy importante para nosotras ampliar el tipo de público que nos acompañaba cada noche, y crear nuevos públicos como el de los jóvenes, que tal vez nunca habían escuchado ni visto espectáculos como éste.

En los duros inicios de esta carrera teatral, ¿se logró el respaldo de las instancias oficiales?

Así es. Gracias al apoyo de la Secretaría de Cultura y del comité, pero en especial de Don Luis Alvarado, quien nos impulsó nuevamente (ya en la ocasión anterior nos había impulsado también), argumentando que, aunque no tuviéramos música en vivo, valía la pena apoyar el proyecto por lo antes mencionado: el rescate de un género en vías de extinción y la creación de nuevos públicos. Nos otorgaron el apoyo y nos presentamos en la cinemateca del teatro Armando Manzanero el 19 de junio de 2015. (Nuestra entrevistada hace referencia a un período en el que laboramos como funcionarios públicos. Nota bene.) 

Estuvimos a la par presentándonos en el foro de la Galería Le Cirque y en el Centro Cultural Amaro (del restaurante Amaro), logrando 3 meses en cartelera ininterrumpidos ese verano, dando funciones los sábados, y a veces hasta sábados y domingos.

Es un hecho que en Yucatán vivir del teatro es harto difícil y frustrante… ¿Cómo pudieron darle continuidad a su unión y proyección artística reconocida?

Además de trabajar, en mi caso, como docente en distintos colegios, academias y universidades; y, en el caso, de mi compañera fungiendo como coordinadora del área de Teatro del Centro Estatal de Bellas Artes, y ambas tener responsabilidades de madres, así como participar en otros distintos proyectos teatrales. Así lo hicimos.

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Ahora sí, pude ver los frutos de mi trabajo ya que, una vez obtenido el producto, tuve que lanzarme a venderlo, y acudí a muchísimos diferentes medios, tanto electrónicos, como periódicos, programas de radio y TV, difusión impresa, etc. Gracias a Dios, la gente nos recibió con los brazos abiertos y nos recomendó muchísimo.  Pero nunca se podía descansar, y siempre debía hacer promoción directa entre mis conocidos, además de tener la responsabilidad de toda la parte técnica, pues los lugares donde nos presentamos no contaban con staff para manipular luces ni audio. Por esta razón, había que montar el escenario, las luces y las consolas con la ayuda de mi esposo Carlos Sánchez, quien siempre me acompaña y apoya mi carrera.

Hubo un paréntesis, por motivos familiares me parece, ¿no es así? 

Mi familia y yo fuimos un año a radicar a La Habana, Cuba, donde hacía alrededor de 17 años había estudiado Danza clásica en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, además de un Taller de Teatro avalado por la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, impartido por el actor y director Manuel Romero. En esta ocasión, pude abrirme camino en castings de cine y TV, además de recibir propuestas para participar en teatro.

En abril de 2016 en un viaje relámpago a la Ciudad de Mérida, Jorge Gutiérrez, el director de Le Cirque, convocó a “Las Pícaras del Cuplé” para una función en esos días de estancia aquí, donde presentamos un show con el repertorio de cuplés del espectáculo anterior. 

¿Y luego?

Después, a mediados de 2016, ya estaba de vuelta residiendo en esta ciudad y nos llamaron para varios eventos privados, como cumpleaños y celebraciones en donde nos presentamos con gusto y éxito con un show para cada ocasión, siempre haciendo uso del repertorio que para este momento ya sumaba más de 20 números musicales.

En 2017 actuamos en varios eventos privados, repusimos “Heredando a la Diva” el 28 de julio en Le cirque, tuvimos participación en dos celebraciones importantes, la del “117 aniversario del Circo Teatro Yucateco”, llamada “El Universo del Circo Teatro Yucateco” el 17 de junio en la calle 55A del barrio de Santiago, convocado por la Galería Le Cirque, y en la “Semana Cultural por el 150 aniversario de la Biblioteca Manuel Cepeda Peraza” el 26 de septiembre.

Así es que, desde 2013 hasta la fecha, Abril Góngora y Milethza han sido una linda mancuerna conocida hoy en día como “Las Pícaras del Cuplé”. 4 años de complicidad.

¿Algunas palabras para despedir esta entrevista?

Agradezco a Don Luis Alvarado apoyar nuestra labor en muchas ocasiones, ya sea con un voto de confianza o con cobertura periodística, y, en esta ocasión, por darme un espacio para compartir con orgullo la trayectoria de mis pasos como cupletista, artista de la escena y empresaria teatral.

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[Lamentablemente para ellas, Milethza ahora tiene un nuevo reto: ir a radicar a Madrid, España, con su familia. Lugar donde nació el cuplé, árbol fuerte del Teatro musical en español. Es ahí donde tiene los ojos puestos y el propósito de hacer todo lo posible por seguir su carrera como artista de la escena, y encontrar nuevas oportunidades de desarrollo, incluso la de seguir con el género del Cuplé con la gran responsabilidad de representar a su patria.

Por lo tanto, “Las Pícaras del Cuplé” dicen… ¡hasta pronto!]

Comentario final del entrevistador

Estamos ante un binomio de damas con vocación, capacidades probadas y conciencia social, al impulsar un rescate histórico en momentos de crisis teatrales, económicas y de conciencia, manteniendo en alto no una, sino varias banderas: la de las mujeres valiosas en nuestro medio, la de una cultura condenada al polvo del olvido por la miopía oficial, y la de los valores y coraje que prevalecen merced a la vocación y voluntad de mujeres y hombres que enaltecen los valores de nuestra personalidad cultural.

Deo gratias.

Luis Alvarado Alonzo

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