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Entre la Neurosis y la Psicosis: Trastorno Límite de la Personalidad o Borderline
Entre la Neurosis y la Psicosis: Trastorno límite de la personalidad o Borderline
Uno de los padecimientos más complicados para diagnóstico y tratamiento es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) o Borderline, debido a la variabilidad de síntomas que presenta.
Según el manual de Diagnóstico de enfermedades mentales (DSM-V) el Trastorno Límite de la Personalidad es un trastorno de la personalidad. Al ser parte de la misma, los rasgos son controlables pero permanentes. El TLP se caracteriza primariamente por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dividido, impulsividad y relaciones interpersonales caóticas.
El rasgo fundamental de una persona con Borderline es que no ha sido capaz de aprender a manejar adecuadamente o asimilar el resentimiento hacia eventos difíciles que le han tocado vivir (abandono, abuso, divorcio de padres, etc.). Una persona Borderline vive secretamente una angustia constante de no saber cómo se sentirá o cómo reaccionará, y esta imposibilidad da lugar a una inestabilidad significativa en las relaciones interpersonales, en la imagen y la identidad de sí, en las emociones y en la impulsividad.
Estadísticamente, entre 2% o 5% de la población en general presenta TLP, por lo tanto, es un padecimiento más común que la esquizofrenia y trastornos alimenticios como la anorexia.
Una persona con el trastorno límite de la personalidad desarrollará apegos intensos con algunas personas, pero a la vez dramáticos y tormentosos, donde pueden pasar de la idealización y el amor a los familiares y amigos hasta la absoluta descalificación y desprecio, mediante el enojo intenso y el disgusto, lo que hace que sus relaciones sociales sean complicadas e inestables.
El TLP también incluye típicamente una inestabilidad acusada y generalizada del estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad, lo que puede llevar a períodos de disociación (pérdida del contacto con la realidad).
El riesgo de suicidio en pacientes con Borderline es 400 veces mayor que el público en general, y el 10% de los diagnosticados lo llevan a cabo. Los síntomas del TLP aparecen, por lo general, a partir de los 18 años y 33% de los jóvenes que cometen suicidio tienen rasgos de TLP.
Existen diversas características observables en una persona con Borderline como lo son:
- Esfuerzos por evitar abandono: en cuanto a la pareja, pueden incluso amenazar con el suicidio, o llevarlo a cabo con tal de no terminar la relación.
- Relaciones interpersonales inestables e intensas con alternancia entre idealización y devaluación.
- Cambios bruscos en la identidad (temperamento, vestimenta y formas de pensar radicales de un día a otro)
- Inestabilidad afectiva debido a una gran reactividad.
- Sentimientos crónicos de vacío. “Nadie los entiende”
- Ideas paranoides o síntomas disociativos (delirios o alucinaciones) transitorios, relacionados con el estrés.
- Conducta o ideación suicida y/o automutilante.
- Ira inapropiada (Discuten el más mínimo detalle)
- Impulsividad (Presentada de forma común en ambientes familiares, y de menor frecuencia en ambientes nuevos o extraños).
- Los medicamentos para disminuir la ansiedad parecen no dar efecto debido a que en ocasiones se hace uso del chantaje o la manipulación fingiendo los síntomas.
Las características mencionadas anteriormente hacen que se dificulte la relación con los demás, pero también existen otros síntomas que la persona experimenta consigo misma. Por lo tanto, además de vivir en conflicto con los demás, también lo experimenta consigo mismo.
Los síntomas son:
El Autoengaño – el paciente se niega a ver como su condición le afecta. “Todo está bien”.
El miedo a sí mismo – Por el contrario, es la percepción que les da la experiencia de haberse complicado la vida, de haberla arruinado, de preguntarse cómo será su próxima reacción impulsiva, qué consecuencias le deparará.
La toma de decisiones erróneas – Su condición les lleva a elegir las peores de las opciones (Amigos, trabajo, hobby, comunicación, entre otros). Por ejemplo, entrar a un casino y apostar todo su dinero cuando las posibilidades de ganar son mínimas.
La incapacidad para escuchar – Consiste en no “oír” lo que se le dice, en hacer caso omiso de los consejos, pautas terapéuticas, advertencias y todo aquel mensaje inicialmente positivo que venga del exterior.
La herida narcisista y arrogancia – Aparecen al vivir la más mínima frustración como una intensa ofensa a su persona ya que, al considerar “ser especiales”, no se les puede llevar la contraria, están en posesión de la verdad, no cometen equivocaciones y los errores son siempre de los demás, siendo incapaces de asumir cualquier error o falta.
El remordimiento y la culpa – Al enterarse de las consecuencias de sus actos, haciendo que se desestabilice su estado emocional.
El miedo al compromiso – Cuando aparece la posibilidad de una continuidad en su proyecto vital, un trabajo, una pareja estable, la continuidad en sus estudios, etc., hacen esfuerzos denodados por romper esta dinámica, se les hace imposible, diríamos que les aburre lo cotidiano, la rutina, lo normal, parece como si se negasen a que la vida les discurriera bien. Curiosamente, esta situación les lleva a que su soledad vaya en aumento y aparezcan los esfuerzos desesperados por no sentirse abandonados.
Otras características de las personas con TLP son el uso de la “seducción» y el «encanto», siendo capacidades inconscientes que les sirven para “enganchar” a determinadas personas. Es bien sabido cómo estas personas tienen una innegable atracción para muchas personas. Hasta bien avanzado el trastorno han dejado en el camino una legión de admiradores, a pesar de haberles hecho sufrir.
Una persona con el trastorno límite de la personalidad debe estar en constante vigilancia y atención psiquiátrica/ psicológica para sobrellevar los periodos de ansiedad y frustraciones que puedan ser vividas como intensas. Para su detección es imprescindible acudir a un profesional y descartar otros padecimientos como depresión o bipolaridad.
“La desesperación es la materia prima del cambio drástico”.
William Burroughs
Psicóloga Jimena Barrera Báez
Psicología Clínica y Arteterapia
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