El ocaso de los dioses del Rock

By on julio 25, 2019

Paul McCartney enloqueció a la audiencia que llenó a tope el Dodger Stadium de Los Angeles la noche del sábado 13 de julio del presente 2019 cuando invitó al escenario a su compadre Ringo Starr. Los ex Beatles interpretaron juntos “Sgt. Peppers Lonely Heart Club Band” y “Helter Skelter”, arropados por los guitarristas Rusty Anderson y Brian Ray, así como el tecladista Paul Wickens, miembros de la banda de Paul, cerrando con este show su Freshen Up Tour por los Estados Unidos como parte de su.

Mick Jagger apenas en el mes de abril fue sometido a una operación de corazón, y dos meses después ya estaba de nueva cuenta en la gira “No Filter” en el Soldier Field de Chicago con sus “Satánicas Majestades” cantando sus grandes clásicos al lado de Keith Richards, un individuo que sigue siendo una anomalía en la matrix, pues debió haber muerto hace muchos años.

A principios del 2019, Ozzy Osbourne debió suspender su “No More Tours II” debido a una serie de complicaciones de salud (una infección en una mano, un derrame ocular y una neumonía) que lo obligaron a ser internado en el hospital para una serie de intervenciones. En el 2014, el cantante se despidió junto con sus amigos Tony Iommi y Geezer Butler de las giras como Black Sabbath, tras realizar 84 conciertos recorriendo Europa, Estados Unidos, Oceanía, Asia y Sudamérica. Esa vez no participó el baterista Bill Ward, quien hace unos días manifestó su deseo de realizar una verdadera gira final con todos los miembros originales, idea que ha sido aprobada por el convaleciente Ozzy, aunque el guitarrista Tony Iommi sigue batallando contra el cáncer y el bajista Geezer Butler anda ocupado con su nueva banda Deadland Ritual.

Robert Plant demostró a inicios de este mes de julio, en el Secret Solstice festival de Islandia, por qué tenía tantos años sin interpretar Immigrant Song: su voz ya no es la misma casi 40 años después de la desaparición de Led Zeppelin, siendo precisamente la razón principal por la que ya no quiso participar en una batalla más con los otros dos sobrevivientes del “Dirigible Metálico”, Jimmy Page y John Paul Jones, siendo la presentación del 2007, en el 02 Arena de Londres, cuando usaron por última vez aquel legendario nombre junto a Jason, el  hijo de John Bonham.

Ritchie Blackmore retornó de un retiro de 20 años sin tocar rock para realizar conciertos en algunos puntos de Europa, repasando sus grandes éxitos con Deep Purple y Rainbow, seguramente porque está consciente de que pasará el resto de su vida tocando música medieval, ya que a sus 74 años sus facultades no serán igual de efectivas para tocar piezas tan demandantes como las que compuso en su etapa de mayor gloria.

Por muy meritoria que me resulte la perseverancia de estos genios de la música, es lógico pensar que el retiro ya está cerca para la mayoría de ellos.

McCartney recién cumplió 77, Ringo Starr llegó a 79, Mick Jagger llegará a 76 el viernes 21 de este mes de julio, en diciembre lo alcanzará con la misma edad su compadre Keith Richards, Robert Plant llegará a 71 en agosto, Eric Clapton a sus 74 años ya está retirado por problemas de salud, Jimmy Page ya tiene 75, la misma edad que su amigo Jeff Beck, Ginger Baker en agosto alcanzará los 80, y podría seguir enumerando ejemplos.

La cuestión es que todos estos héroes nuestros morirán en los próximos años y con ello culminará la que sin duda ha sido la generación dorada de grandes estrellas del rock, la que convirtió a este maldito ritmo en el fenómeno musical más grande del Siglo XX, y aun de este nuevo milenio, generando nuevos apóstoles.

Muchos de los mejores íconos del rock murieron muy jóvenes: Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jim Morrison, Randy Rhoads, Brian Jones, Keith Moon, fueron pérdidas irreparables, tan sensibles como las de leyendas como John Lennon, George Harrison, Jack Bruce, Freddie Mercury, Bob Marley, Elvis Presley, Bon Scott, John Bonham, Cozy Powell, Frank Zappa y Stevie Ray Vaughan. Los más recientes fueron Johhny Cash, David Bowie, John Entwistle, Syd Barrett, Dimebag Darrell, Ronnie James Dio, Jack Bruce, Malcolm Young, solo por mencionar a varios de los más importantes.

Insisto: nos estamos quedando sin nuestros grandes íconos y, si bien concuerdo en que su legado prevalecerá por décadas, quizá por centurias, es preocupante que en la actualidad no estemos precisamente bullentes de personalidades tan importantes dentro del mundo del rock. Existen bandas buenísimas, artistas que dejan la piel en el escenario, pero el reto es demasiado elevado. Ocupar el lugar de estos monstruos no será cosa sencilla, requerirá de muchísimo talento y una tenacidad realmente titánica, y quizá ni así logremos en los próximos 50 años tener héroes con este tipo de trascendencia.

Preferiría estar equivocado. Me encantaría que en ese tiempo surgieran grupos fabulosos, que sorprendan a las nuevas generaciones y alcanzaran la dimensión requerida para algún día acceder al Olimpo de los Dioses del Rock.

De lo que sí estoy seguro es que, cuando eso ocurra, la gente del futuro seguirá escuchando (en el aparato reproductor que se use en ese entonces) las canciones de todos los aquí mencionados.

El Rock es Cultura.

RICARDO PAT      

riczeppelin@gmail.com

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