Libros
Para todos aquellos que aún no sepan quién es Robert Galbraith, permítanme invitarles a leer la reseña que de su primer libro (El Canto del Cuco) publicamos en este espacio. En esa reseña aludimos al segundo tomo de esta que esperamos sea una extensa saga. El libro se llama “El Gusano de Seda”, y es el segundo de tres que han sido escritos por Galbraith; uno más (el cuarto), según anunció el autor en redes sociales, está prácticamente listo y en breve verá la luz.
El Gusano de Seda nos presenta una nueva investigación del detective Cormoran Strike, ayudado aún más por su inteligente y bella asistente Robin Ellacott, quien se ha comprometido para casarse con su novio Matthew, quien la cela por su estrecha relación con su empleador. Tan solo la relación entre Strike y Robin daría materia para un libro, pero resulta que eso es tan solo el aderezo para lo que realmente desea el autor: invitarnos a identificar al asesino de un escritor cuya controversial obra pudiera haber sido la causa por la que fue sacrificado ritualmente.
Cormoran Strike es un veterano de la guerra en el Golfo Pérsico, que perdió una pierna cuando el vehículo en que se transportaba con su unidad activó una mina, estuvo involucrado sentimentalmente con una temperamental estrella de la moda, y además es hijo “bastardo” de una famosa estrella de rock inglés de los 70s. A tan complicada vida se agrega ahora la animadversión que ha causado entre las fuerzas policiales londinenses tras solucionar el asesinato que se relata en El Canto del Cuco, dejando en evidencia a los investigadores oficiales que habían sido asignados al caso, y el fantasma de su antigua relación amorosa se agrega, al enterarse de que está a punto de casarse.
Aquí retoma la historia Galbraith, y nos presenta a Strike en invierno, en una congelada y llena de nieve Londres, recibiendo la visita de la señora Quine, quien no ha visto a su esposo desde hace varios días, pero sin preocuparse mucho “porque lo ha hecho antes.” El escritor es hallado muerto, y las evidencias apuntan hacia su esposa. ¿Será que así de fácil será resolver este caso? Evidentemente no.
Conforme Strike va entrevistando a los conocidos del escritor, se encuentra con que el autor tenía muchos enemigos, y que cualquiera de ellos lo pudo haber desaparecido: su esposa a quien engañaba con varias mujeres, su editora que fue su amante, otro compañero escritor con quien se había peleado, y otros oscuros personajes que pudieron haberse sentido agraviados por la obra “desconocida” que muchos de ellos leyeron y en la que Quine se encargó de insultarlos y exponerlos en su miseria.
Si algo le aplaudo a Galbraith es que su detective es de carne y hueso, no posee varitas mágicas ni aparecen personajes en el último capítulo con información que soluciona el caso. Es a través de observación, entrevistas y análisis de la información que Strike une las piezas del rompecabezas para dar con el asesino. El resultado final es muy entretenido y sorprendente. A eso le agregamos la innegable tensión amorosa que se teje entre Robin y Strike, que nos hace a todos preguntarnos qué sucederá con ellos, y qué sucederá con Matthew y, cuando menos lo esperamos, ya nos hemos vuelto seguidores de Galbraith y de sus personajes.
La referencia al gusano de seda en el título se relaciona con el asesinado autor, elemento que no revelaré en esta reseña, y al proceso con el cual se obtiene la seda: el gusano de seda rodea a su cría de un capullo, el cual es retirado al sumergirlo en agua hirviente, para obtener las fibras que luego se volverán la seda, y la cría muere al ser sumergido. El autor, claramente en esta nueva faceta literaria, no tiene problema en ser todo lo gráfico que necesitara ser, lo cual nos demuestra el alcance de su imaginación y que no desea encasillarse, ni ser políticamente correcto.
Así pues, El Gusano de Seda, de Robert Galbraith, es una novela detectivesca que se mezcla con una historia de amor al parecer imposible, mientras conocemos personajes sórdidos en la actual Inglaterra. Es altamente entretenida, y adecuadamente manejada para llevarnos a un final del caso, mas no al final de la historia de amor.
S. Alvarado D.