El Dilema de la Reforma Eléctrica

By on octubre 22, 2021

Pedro Escamilla Esquivel

En una entrevista que el periódico Sin Embargo hace a Dulce María Sauri Riancho menciona “El PRI, en la encrucijada: volver al pasado con AMLO o mirar al futuro.” Esta reflexión fue el motivo por el cual escribo estas notas.

Mi abuelita decía: «Hijo, en la vida los extremos son malos.» Esta reflexión pronunciada por una persona no estudiada, pero curtida por la vida, tiene mucho de cierto.

La discusión está polarizada, en ambos extremos. Por un lado, AMLO, a través de la cuarta transformación ha planteado que el PRI debe de decidir estar con Lazaro Cárdenas o con Salinas de Gortari, los extremos. Los partidos de oposición, encabezados por el PAN, congruentes con su ideología empresarial y de derecha, están en contra del gobierno de AMLO.

Pero vayamos más fondo para descubrir que las posiciones se han polarizados y que ambos bandos defienden los extremos.

Los partidos de oposición:

  • Defienden la corriente empresarial, alegando que el decreto acabaría con la competencia y haría de la (CFE) Comisión Federal de Electricidad un auténtico monopolio, con las consecuencias negativas en las alzas de precios en la energía eléctrica.
  • Por otro lado, alegan que la postura del gobierno es una vuelta al pasado, que la propuesta solo contempla invertir en la generación de energía contaminante, no amigable al medio ambiente; esta situación hace que el país reme a contracorriente, ya que no se ven propuestas de inversión en las nuevas energías que están emergiendo en todo el mundo, amigables con el medio ambiente y más baratas como las que provienen del sol, del viento y del agua.

El gobierno:

  • Por un lado plantea que la Reforma Energética impulsada por el gobierno de Peña Nieto ha dado a la iniciativa privada en bandeja de plata el mercado de la generación de energía, la amigable al medio ambiente; es así que estuvieron dando concesiones a mediano y largo plazo para la instalación de paneles solares y  parques eólicos. El planteamiento de AMLO y su gobierno es que esas concesiones fueron leoninas e impregnadas de corrupción, bajo la premisa de desmantelar a la CFE, hacerla menos participativa en la generación de energía limpia, y dejarla con cada vez menor participación en un mercado cada vez más creciente.

Como se ve, son dos visiones diferentes, no contradictorias, que las ideologías políticas que encabeza cada bando vuelven irreconciliables.

Analicemos y busquemos una propuesta razonable y posible de realizar.

La postura de la oposición plantea que hay que dejar al mercado que funcione sin intervención del gobierno ya que de no hacerlo dejaría de haber competencia. Es correcta la propuesta en parte, y en parte no lo es. Sí es importante que haya más empresas que inviertan en generar energía, sobre todo limpia, y que en verdad haya una verdadera competencia, pero no dejando todo en manos del mercado. El Estado es el que debe de regular esa competencia, que no existan empresas que la simulen  y se coludan con otras, creando oligopolios y monopolios; hoy existen empresas con esas características, son lesivas al consumidor y el gobierno no hace nada para combatirlas. La postura de la oposición es que el decreto busca crear un monopolio en la CFE, pero no  dicen nada de las empresas que hoy actualmente están en el mercado y que no son nada competitivas.

La otra crítica al decreto indica que la postura del gobierno es una vuelta al pasado, que la propuesta solo contempla invertir en la generación de energía contaminante, no amigable al medio ambiente. El país rema a contracorriente sin propuestas de inversión en las nuevas energías que están emergiendo en todo el mundo, amigables al medio ambiente y más baratas.

Hasta el día de hoy solamente he escuchado una vez en las mañaneras el anuncio de que el gobierno pretende invertir en la generación de energía eléctrica limpia utilizando a las presas que existen en el país. Pero algo concreto no he escuchado, así como tampoco inversiones en materia de energías limpias. Sin embargo, sí se han visto cuantiosas inversiones en PEMEX y Dos Bocas, los proyectos estrella de la actual administración, ambos buscan la autosuficiencia en petróleo y, por ende, en gasolina.

La situación climatológica actual es de carácter apocalíptico, según la ONU. Hay que buscar la manera de que la temperatura global no se incremente dos grados por las enormes repercusiones en el ambiente biofísico. Según el organismo internacional, son las energías no renovables, sucias, las que en su mayoría causan la degradación actual.

El mercado global, las empresas, están enfocando sus inversiones al fomento de las energías renovables, limpias y baratas, sobre todo porque las ven como proyectos altamente rentables. Se pronostica que en el mediano plazo los carros eléctricos con baterías recargables de litio serán los que predominen en el parque vehicular mundial, y que los carros que funcionan con gasolina poco a poco tenderán a desaparecer.

Como se ve, las posturas son aparentemente irreconciliables: la Cuarta Transformación se empecina en que la CFE tenga la mayoría en la generación de la electricidad, cuando una postura no extremosa sería hacer de la CFE una empresa que compitiera con las que actualmente están en el mercado, y a aquella que dé mejor servicio y mejores precios el mejor juez, que es el consumidor, le comprará.

El Estado puede y debe estar en el mercado compitiendo, buscando eficiencias en costos, haciendo economías de escala para que a largo plazo tenga mayor presencia ante los consumidores. Esta sería una postura no extremosa. El que quiera entrarle al mercado de las energías adelante, pero que entre a competir bajo las condiciones que el Estado imponga, teniendo como divisa principal la mejoría del consumidor y de las empresas del país. Para ello, la propuesta es dotar, a través de la legislación, de las herramientas necesarias para la intervención y sanción a aquellas empresas que busquen menoscabar la competencia en el mercado.

Ya existe la organización que puede hacer esto: la Comisión Federal de Competencia (COFECE). Sin embargo, la actual administración la ha emprendido en contra de ella, acusándola de corrupta y de haber servido a los gobiernos liberales. Si esto es cierto, hay que hacer una depuración, pero no destruir a la institución. Hay que dotarla de personal salido a través de una convocatoria y con ninguna dependencia al gobierno y a cualquier ismo; es difícil, mas no imposible.

La presente propuesta busca conciliar lo irreconciliable.

En las condiciones actuales por las que atraviesa el país se necesita de líderes con altura de miras, cuyos objetivos giren alrededor de la mejoría del pueblo, que no busquen la polarización en los extremos, ya que de seguir así nadie ganará y el gran perdedor será el país.

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